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Arenas del desierto ( 4 )

Arenas del desierto. Encuentra docenas de arenas del desierto con fotos para copiar y compartir.


Desierto Sájara

Sí. Yo tuve un mar sobre mi arena.
Un mar grande sin límites, compacto.
La tierra de oro que abrasa soledades
estuvo henchida augusta del mar que ya no soy.

Picaban gaviotas mi cuerpo remeciente,
movíanse las naves arriba de mis olas.
Pues yo era el mar que hervía sobre la arena rubia,
la arena saturada que hoy clama por su agua.

¡Oh el mar aquí fantasma, el mar que finge el viento,
desmelenando dunas, al aventar mi arena!
¡Ay mar del agua espesa, la que corpórea y dura
ansían caminantes de mi desierto blando!

¿Qué arcángeles de fuego evaporar pudieron
tanto mar que hube, llevándolo a un abismo?
Es mi arena abrasada la más sedienta boca
que clama por un agua que le bebieron dioses.

Los hombres me caminan, soñándome poblado
de aquel mar que fue mío, el mar sobre el desierto.
Yo les mullo mi carne, les recibe mi arena
y se quejan de sed junto a mi sede sin huelgo.

¡Ay mar de mi génesis, el mar que me escurrieron
a una zanja de llamas: cuánto pesa la arena!


Carmen Conde


La Canción Almorávide

Quise buscar la oración almorávide
para llorar exactamente a la hora del desierto.
Quiero decirte ahora
que sigo amándote y que el avión se fue.
Tengo una carta
para ti:
te he querido y he muerto.
La oración de los viernes y el llanto de los viernes
se parecen a verte
y recordarte.


Manu Cáncer




A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minusculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren, y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil. Seria eso, verdadermente? toda nuestra vida seria una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes?.


Ernesto Sábato


Estoy Aquí Sentada...

Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras
como con una cesta de fruta verde, intactas.

Los fragmentos
de mil dioses antiguos derribados
se buscan por mi sangre, se aprisionan, queriendo
recomponer su estatua.
De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.
Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.
Y no miro los templos sumergidos;
sólo miro los árboles que encima de las ruinas
mueven su vasta sombra, muerden con dientes ácidos
el viento cuando pasa.
Y los signos se cierran bajo mis ojos como
la flor bajo los dedos torpísimos de un ciego.
Pero yo sé: detrás
de mi cuerpo otro cuerpo se agazapa,
y alrededor de mí muchas respiraciones
cruzan furtivamente
como los animales nocturnos en la selva.
Yo sé, en algún lugar,
lo mismo
que en el desierto cactus,
un constelado corazón de espinas
está aguardando un hombre como el cactus la lluvia.
Pero yo no conozco más que ciertas palabras
en el idioma o lápida
bajo el que sepultaron vivo a mi antepasado.


Rosario Castellanos


La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio.


Proverbio Persa


La gente a la que se honraba en La Biblia eran los falsos profetas. Aquellos a quienes nosotros llamamos los profetas era a quienes se encarcelaba y mandaba al desierto, y de allí en más.


Noam Chomsky




En mi corazón un remolino de ternuras ha dejado un haz de arenas azules.


Aída Cartagena Portalatín


Reto

Maduro fuego por azar cautivo
en el estrecho cauce de mis venas.
Brazo de afán helado entre cadenas,
rostro de ayer presente en sueño vivo.

Paloma del zarzal y del olivo
que a perseguir tu vuelo me condenas.
Fuente, sobre la sed de las arenas,
negándose a mi tallo sensitivo.

Como lleva la noche al sol distante
y el párpado cerrado los colores,
así te llevo en pulso palpitante.

Viuda de tu presencia en lo visible,
están en mí tus dádivas mejores
y alzo en forma cabal sangre imposible.


Claudia Lars


Primer Violín

Largamente, hasta tu pie
se azula el mar ya desierto,
y la luna es de oro muerto
en la tarde rosa té.

Al soslayo de la luna
recio el gigante trabaja,
susurrándote en voz baja
los ensueños de la luna.

Y en la lenta palpitación,
más grave ya con la sombra,
viene a tenderte la alfombra
su melena de león.


Leopoldo Lugones




Ningún Otro Cuerpo Como El Tuyo

Ningún otro cuerpo como el tuyo
vino a salir sobre la tierra,
porque él es tú. Domingo diario,
simposio y lecho y mesa puesta
para los sentidos no platónicos.

Sin verte ni oírte, voy formándole
el molde de un instante tuyo;
el estuche justo, tu morada.
Espacio puro, impenetrable,
donde guardarlo aprisionado.

Siguiendo los innumerables
peldaños infinitesimales
de tu olor, bajando y ascendiendo,
las superficies reconozco,
maravilladas, de tu cuerpo.

Hueles a escollo soleado,
a huertas en la sombra, a tienda
de perfumes; a desierto hueles,
tierra grávida, a llovizna;
a carne de nardo macerada,
a impulsos de ansias animales.

Y cada aroma halla respuesta
en un sabor que lo sostiene,
y el regusto de la sal, el agrio
del fruto en agraz; dulcísimo,
el del fruto maduro y pleno,
el amargor donde floreces,
mezclándose, ardiendo, disolviéndose,
hacen de ti un sabor; el único
sabor, el que te vuelve en suya.

Y con él completo la armadura
del perfecto espacio: tu recinto
inequívoco, el sitio de ti misma.


Rubén Bonifaz Nuño


Una gran ciudad es un gran desierto.


Proverbio Chino


Cristales de tu ausencia acribillan mi voz, que se esparce en la noche por el glacial desierto de mi alcoba. Yo quisiera ser ángel y soy loba. Yo quisiera ser luminosamente tuya y soy oscuramente mía.


Gloria Fuertes


Yo Fui La Más Callada

Yo fui la más callada
de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.

No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales,
ni las sordas campanas de ancestrales reflejos;
mi ruta era la música salvaje de los pájaros
que soltaba a los aires mi bondad en revuelo...

No me cargaron buques pesados de opulencia,
ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo;
encima de los buques mi rostro aparecía
silbando en la redonda sencillez de los vientos.

No pesé la armonía de ambiciones triviales
que prometía tu mano colmada de destellos:
solo pesé en el suelo de mi espíritu ágil
el trágico abandono que ocultaba tu gesto.

Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida.
Te parecías al mar, resonante y discreto.
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos.
Sobre mí te seguiste como el sol en los pétalos.

Y caminé en la brisa de tu dolor caído
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto:
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes
en inmenso río blando corriendo hacia el desierto.

Un día, por las playas amarillas de histeria,
muchas caras ocultas de ambición te siguieron;
por tu oleaje de lágrimas arrancadas al cosmos
se colaron las voces sin cruzar tu misterio...

Yo fui la más callada.
La voz casi sin eco.
La conciencia tendida en sílaba de angustia,
desparramada y tierna, por todos los silencios.

Yo fui la más callada.
La que saltó la tierra sin más arma que un verso.
¡Y aquí me veis, estrellas,
desparramada y tierna, con su amor en mi pecho!


Julia de Burgos




En ciertos oasis el desierto es solo un espejismo.


Mario Benedetti


Pax Animae

No me habléis más de dichas terrenales
que no ansío gustar. Está ya muerto
mi corazón, y en su recinto abierto
solo entrarán los cuervos sepulcrales.

Del pasado no llevo las señales
y a veces de que existo no estoy cierto,
porque es la vida para mí un desierto
poblado de figuras espectrales.

No veo más que un astro oscurecido
por brumas de crepúsculo lluvioso,
y, entre el silencio de sopor profundo,

tan solo llega a percibir mi oído
algo extraño y confuso y misterioso
que me arrastra muy lejos de este mundo.


Julián del Casal


El verdadero pintor es aquel que es capaz de pintar escenas extraordinarias en medio de un desierto vacío. El verdadero pintor es aquel que es capaz de pintar pacientemente una pera rodeado de los tumultos de la historia.


Salvador Dalí


Lo Que Deje Por Ti

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.


Rafael Alberti


Y Después Fue El Olvido...

(Ante la casa de don Francisco de Quevedo)

Y después fue el olvido. Fue la espiga
mártir del sol, esclava de la avena.
Fue enterrada en el polvo la azucena,
mancillada su casa por la ortiga.

Después fue ya el olvido -No castiga
la muerte más que aquello que condena
a ser sombra-. La miel de la colmena
se hizo veneno, pócima enemiga.

Todo lo que pujaba como un canto,
como un himno glorioso, fue transido
de soledad, de arena de desierto.

Y aquello que fue vida sintió espanto
de ser humo. Después vino este olvido
a decirme que el suefio estaba muerto.


Ángel García López


Las Lenguas de Diamante

Bajo la luna llena, que es una oblea de cobre,
vagamos taciturnos en un éxtasis vago,
como sombras delgadas que se deslizan sobre
las arenas de bronce de la orilla del lago.

Silencio en nuestros labios una rosa ha florido.
¡Oh, si a mi amante vencen tentaciones de hablar!,
la corola, deshecha, como un pájaro herido,
caerá, rompiendo el suave misterio sublunar.

¡Oh dioses, que no hable! ¡Con la venda más fuerte
que tengáis en las manos, su acento sofocad!
¡Y si es preciso, el manto de piedra de la muerte
para formar la venda de su boca, rasgad!

Yo no quiero que hable. Yo no quiero que hable.
Sobre el silencio éste, ¡qué ofensa la palabra!
¡Oh lengua de ceniza! ¡Oh lengua miserable,
no intentes que ahora el sello de mis labios te abra!

¡Bajo la luna-cobre, taciturnos amantes,
con los ojos gimamos, con los ojos hablemos.
Serán nuestras pupilas dos lenguas de diamantes
movidas por la magia de diálogos supremos.


Juana de Ibarbourou


Una Fragata, Con Las Velas Desplegadas

Las velas se vuelven
picoteadas por un dogo de niebla.
Giran hasta el guiñapo,
donde el gran viento les busca las hilachas.
Empieza a volver el círculo
de aullidos penetrantes,
los nombres se borran, un pedazo
de madera ablandada por las aguas,
contornea el sxo dormilón del alcatraz.
La proa fabrica un abismo
para que el gran viento le muerda los huesos.
Crecen los huesos abismados,
las arenas calientan
las piedras del cuerpo en su sueño
y los huevos con el reloj central.
El alción se envuelve en las velas,
entra y sale en la blasfemia neblinosa.
Parece con su pico
impulsar la rotación de la fragata.
Gira el barco hacia el centro
del guiñapo de seda.
Sopladas desde abajo
las velas se despedazan
en la blancura transparente del oleaje.
Una fragata
con todas sus velas presuntuosas,
gira golpeada por un grotesco Eolo,
hasta anclarse en un círculo,
azul inalterable con bordes amarillos,
en el lente cuadriculado de un prismático.
Allí se ve una fingida transparencia,
la fragata, amigada con el viento,
se desliza sobre un cordel de seda.
Los pájaros descansan
en el cobre tibio de la proa,
uno de ellos, el más provocativo,
aletea y canta.
Encantada cola de delfín
muestra la torrecilla en su creciente.
Hoy es un grabado
en el tenebrario de un aula nocturna.
Cuando se tachan las luces
comienza de nuevo su combate sin saciarse,
entre el dogo de nieblas y la blancura
desesperadamente sucesiva del oleaje.


José Lezama Lima


El Pozo, El Pozo

La enramada más honda es esa verja
donde te subes para mirar
que ando descalza que ordenando voy
algunos pensamientos a flor de piel,
que solo llevo puesto ojos ausentes
y la ropa tirada junto a un pozo
donde antes tú me has amado
y antes de haberme amado
yo sabía que lo harías
de tu pecho expuesto al mío.

¿Cuántas algas vuelven
a convertirse en roce arenas
si los orígenes del mundo
quedan atrapados en tus ojos
y es verdad la sal de la tierra
como también es lo de la miel
hilándome la boca?
Toda joya con engarce es un nido
ardiendo pero que asilvestrado
conoce el marino punto
donde aparecen olas para sofocar
el instante cuando los espejos
chocan en pleno vuelo chocan
sin romperse pero sí el aire
que ha perdido esencia ante
nuestro único cuerpo.

Debes acordarte siempre
de enramada, pozo, espejo
algas, brocal de haberte amado
y yo olvidar sabiduría, poema,
que no valen para nada
si me has rodeado de tu fuerza
igual que decides mi cuerpo
más esbelto a pesar de los años
que no solo pasea la mujer por dentro
sino la mujer de luna
bien entrada en lugar creciente.

De: Pasión inédita


Pureza Canelo


Mar

Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:
comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.
Rozaría una jábega con descolgar los brazos
y su red tendería del palo de mesana
de este lecho flotante entre ataúd y tina.
Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas.

Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho
pone olor de Guinea en la ropa mojada,
pone sal en un cesto de flores y racimos
de uvas verdes y negras encima de mi almohada,
pone henchido el insomnio, y en un larguero entonces
me siento con mi sueño a ver pasar el agua.


María Victoria Atencia


El Bote Viejo

Bajo brillante niebla,
de saladas actinias cubierto,
amaneció en la playa,
un bote viejo.

Con arena, se mira
la banda de sus bateleros,
y en la quilla verdosos
calafateos.

Bote triste, yacente,
por los moluscos horadado;
ha venido de ignotos
muelles amargos.

Apareció en la bruma
y en la armonía de la aurora;
trajo de los rompientes
doradas conchas.

A sus bancos remeros,
a sus amarillentas sogas,
vienen los cormoranes
y las gaviotas.

Los pintorescos niños,
cuando dormita la marea
lo llenan de cordajes
y de banderas.

Los novios, en la tarde,
en su alta quilla se recuestan;
y a los vientos marinos,
de amor se besan.

Mas el bote ruinoso
de las arenas del estuario,
ansía los distantes
muelles dorados.

Y en la profunda noche,
en fino tumbo abrillantado,
partió el bote muriente
a los puertos lejanos.


José María Eguren


ahogarse en un mar de lagrimas es lo mismo a perderse en un desierto




Desnudo

Desnuda al pie de la vetusta encina
alza los brazos en ofrecimiento,
y el arroyo se acerca, claro y lento,
roba sus formas y se arremolina.

Desierto está el paisaje. En la colina
rompe el amanecer, y en un momento
invisibles tentáculos de viento
la envuelven en espira clandestina.

Oh, libertad del cuerpo despojado
de vestimenta inútil, que ha logrado
revestirse de luz y de color.

Belleza de los senos descubiertos,
de temblorosos muslos entreabiertos,
y en los ojos azules el candor.


Francisco Alvarez


La vida el mejor regalo, la luna mi amiga y compañera, la noche la cruel testigo de mi soledad, las estrellas mi lluvia en el desierto, mis sueños mi razon de exitir, dios mi fuerza y mi fiel amigo


Alessandro Mazariegos




el maestro es una oasis que brilla en la penumbra del desierto de la ignorancia


elcc1984


si hubiese cerveza en la luna habria mas astronautas que arenas en el mar


Elias Riveros


Quisiera en estos momentos tus labios besar
En medio del desierto y con la luna abrazarte
Sintiendo mi alma y mi corazón suspirar
por tu recuerdo en cada aliento, en cada instante.


Israel Marin


Muerte Nupcial

El lecho, aquella hierba de ayer y de mañana:
este lienzo de ahora sobre madera aún verde,
flota como la tierra, se sume en la besana
donde el deseo encuentra los ojos y los pierde.

Pasar por unos ojos como por un desierto;
como por dos ciudades que ni un amor contienen.
Mirada que va y vuelve sin haber descubierto
el corazón a nadie, que todos la enarenen.

Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.
Se descubrieron mudos entre las dos miradas.
Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,
y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.

Cuanto más se miraban más se hallaban: más hondos
se veían, más lejos, más en uno fundidos.
El corazón se puso, y el mundo, más redondos.
Atravesaba el lecho la patria de los nidos.

Entonces, el anhelo creciente, la distancia
que va de hueso a hueso recorrida y unida,
al aspirar del todo la imperiosa fragancia;
proyectamos los cuerpos más allá de la vida.

Expiramos del todo. ¡Qué absoluto portento!
¡Qué total fue la dicha de mirarse abrazados,
desplegados los ojos hacia arriba un momento,
y al momento hacia abajo con los ojos plegados!

Pero no moriremos. Fue tan cálidamente
consumada la vida como el sol, su mirada.
No es posible perdernos. Somos plena simiente.
Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.


Miguel Hernández


~El Tiempo De Los Besos Invisibles~

No mas sin sabores de amor, el mar esta en calma,
la luna crecida esta. Aunque me cueste la vida toda
mi conciencia se golpeara entre las tinieblas del
tiempo, deje por tu amor todo lo mio y casi consigo
olvidar hasta mi nombre . Ya cosa de un triste ayer.

La luna va saliendo el Sol se va acostando, sin saber
a donde te has ido. Oh! mi soledad, murió el día, llego
la noche, un triste sentir llena mi alma con palabras
de hielo perdidas en el desierto se suicidan queriendo
olvidar que un día te conocí, que todo fue imaginario.

Te sentirás acorralado, no queras haber nacido,
entonces te acordara que eres como el polvo y
nada. Eres como la sombra que van y vienen por
solo un momento a dar alivio, que como ladrón
en la noche se lleva todo aunque no sea nada suyo.

Con tus palabras falsas me desengañaste, suspiros
que se van perdiendo en la risa de la golondrina, bajo
el cielo vuela, para perderse en el viento bajando su
vuelo en el alba mas brillante, en la aurora dibuja toda
angustiada sus falsedades, con el deseo de olvidarte.

Presiento todas tus amarguras infinitas en tu mente,
el frió del sepulcro avisándote la muerte de un amor
que fue sincero, a verte solo en el frió de una noche
de lluvia candente, sin el chillido del coqui y el cantar
del gallo anunciando. Esta listo el nuevo di­a y el café.

Todo lo andado entre nosotros, junto a los sueños
soñados en nuestras almas, perdurara en tu memoria
eternamente, recordaras mi amor entre el cosmo en
nuestros cuerpos, mas solo te quedara la tristeza de
tu fría traición, mis besos invisible que jamas besaste.


Isabel Gaviota


Te olvidare cuando no haya agua en el mar, no haya nuves en el cielo, se acaben las estrellas y se encuentre agua en el desierto.


Lola


Soledad Habitada

La soledad marina que convoca a los peces,
la soledad del cielo herida de alas,
se prolongan en ti sobre la tierra,
soledad despoblada, soledad habitada.

Las hojas de árbol solas cada una en su sitio,
saben que les reservas una muerte privada.
No te pueden tragar, a mordiscos de música,
con su boca redonda el pez y la guitarra.

Cargada de desierto y de poniente
andas sobre el planeta, de viento disfrazada,
llenando cuevas, parques, dormitorios
y haciendo suspirar a las estatuas.

A tu trampa nos guías
con tu lengua de pájaro o lengua de campana.
En tu red prisioneros para siempre,
roemos el azul de la infinita malla.

Te hallas en todas partes, soledad,
única patria humana.
Todos sus habitantes llevamos en le pecho
extendido tu gris, inmensurable mapa.


Jorge Carrera Andrade


Palmera Brasileña

Palmera brasileña, que al caminante herido
ofrendaras tus dátiles de pasión y de olvido,
en el desierto único: tu eres la apoteosis
que, nimbando de incendios sus fecundas neurosis,

cruzas por los vaivenes de su hondos desvelos
como si fueras luna de sus noches de duelos.
Yo traigo a tu floresta la alondra moribunda
que, en el violín del bosque, preludió la errabunda

sinfonía terrena de aquel ardor eterno,
que ahuyenta suavemente las aves del invierno,
y en las horas tranquilas descubre su cabeza
como un símbolo vago de amor y de belleza.


Evaristo Carriego


No dejes pasar el Tiempo, Ve a pasear con el. Si tienes el deseo de encontrarte, Preocura encontrarte a ti mismo y no quien pueda encontrarte. Refugiate en un corazon desierto, En busca del sentimiento mas hermoso del cual fuimos creados el“ Amor”.


Axel J Burgos Diaz


Llegaste con la mañana
al comenzar la primavera,
heladas y desechas manos
curtidas de mil cadenas.

Amarillo, limpio trigo
aroma de campos y eras,
a fresco heno esparcido
a jazmín y hierbabuena.

Mirada dulce,
sonrisa tierna,
de arenas blancas repletas
las interminables veredas.

Eres camino olvidado
de amapolas entreabiertas,
soplo de vida en el bosque
habitado por las bestias.

Eres brisa, eres beso,
deslumbrante luz de estrella,
tu llegaste una mañana,
al comenzar la primavera.


Pedro D. Montalbo


"FLOR DE DESIERTO"

Mi madre apuró el desfallecimiento
cuando supo que la flor de todos
sus encantamientos
residía en el desierto.
He percibido sombras y colmillos.
He recuperado la luna y el glóbulo rojo
que decidió luchar por motivos ineludibles
pero benévolos.

Mis padres compartieron una lágrima
y la lágrima fue mi nacimiento.

Camino lentamente entre las flores del desierto
procurando un orden cósmico y veraz
que le otorgue a los hombres
una família donde reposar.


Alexander Vórtice


Una persona sin amigos es como si viviera en el desierto


DANAA


Te Busque

Hoy te busque en un lugar desierto y sin rumbo, Mi corazón lo enterré en un lugar transparente y profundo.
Pensamientos de pasillos inescrupulosos de afinamiento social ,moral y verbal.!!!!!. Como la marrea así mismo viene
Recoge impureza limpia y se va!!!!!! Filosofo de talentos ocultos seré, pinceladas de temas del mundo en papel son para usted.
Recuerde el amor que nació aquella vez sentado en la hamaca donde te busque. Su hermosura es comparada a su cuerpo mi jardín
De las más hermosa flore que pena usted se decidió ir. Estado “melancólico” entre voces pasajeras entre el viento y marea
Luchare por ti, logrando hacerte feliz!!!! Despierta que ya amaneció fue una pesadilla al verte partir!!!! Un te amo envuelto en
Un suspirar fue mi aliento al verte levantar y poderme asegurar que solo fue un sueño!!!!!!!


Axel J. Burgos Diaz


Por mi amor incomprendido,escuché al desierto llorar
Multipiqué mis pasos para en el desierto pernoctar


Miguel Visurraga Sosa