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Calle ( 3 )

Calle. Encuentra docenas de calle con fotos para copiar y compartir.


El Futuro

Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.


Julio Cortázar


Querido amigo cuando estas lejano me viene tu pensamiento,
y recuerdo cuando estabamos juntos eramos dos ases de la vida ni tu ni yo sabiamos que con los años nos en contrariamos ,y pensar que tu eres un hombre adulto y yo una mujer madura e independiente y al volver a verte somos dos extraños con pensamientos muy diferentes a nuestra niñez somos seres humanos, si no te ubiera ubicado jamas nos mirariamos, por la calle serias uno mas.


jacque




Canción Amarga

En la cara lleva
tres años perdidos
y el frío de las seis de la mañana.

Van a partirte el corazón.
De pronto
la luz apagada,
los pasillos turbios,
la puerta que clava su ruido en la espalda.

Van a partirle el corazón.
Y arrastra
una cadena oscura
de pasiones heladas,
ese frío que cabe solamente
detrás de una palabra.

Y yo la veo caminar,
despacio,
perderse en lo que anda,
fugitiva tristeza que va y viene
de la sombra a la puerta de mi casa.

La luz artificial deja en la calle
el temblor silencioso
de tres barcas ancladas.

cuando ella cruza por mi lado siento
como un golpe de remos
y un murmullo de agua.


Luis García Montero


Que Los Ruidos Te Perforen Los Dientes...

Que los ruidos te perforen los dientes,
como una lima de dentista,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña;
que solo puedas alimentarte de barajas usadas
y que el sueño te reduzca, como una aplanadora,
al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle,
hasta los faroles te corran a patadas;
que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte
ante los tachos de basura
y que todos los habitantes de la ciudad
te confundan con un madero.
Que cuando quieras decir: "Mi amor",
digas: "Pescado frito";
que tus manos intenten estrangularte a cada rato,
y que en vez de tirar el cigarrillo,
seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones;
que al acostarse junto a ti,
se metamorfosee en sanguijuela,
y que después de parir un cuervo,
alumbre una llave inglesa.
Que tu família se divierta en deformarte el esqueleto,
para que los espejos, al mirarte,
se suiciden de repugnancia;
que tu único entretenimiento consista en instalarte
en la sala de espera de los dentistas,
disfrazado de cocodrilo,
y que te enamores, tan locamente,
de una caja de hierro,
que no puedas dejar, ni por un solo instante,
de lamerle la cerradura.


Oliverio Girondo


Si algo me gusta, es vivir. Ver mi cuerpo en la calle, hablar contigo como un camarada, mirar escaparates y, sobre todo, sonreír de lejosa los árboles.


Blas De Otero


Hay una calle que mi corazón se ha robado de los barrios de mi infancia.


Forugh Farrojzad




Dame, Dame La Noche Del Desnudo...

Dame, dame la noche del desnudo
para hundir mi mejilla en ese valle,
para que el corazón no salte, y calle:
hazme entregado, reposado y mudo.

Dame, dame la aurora, rompe el nudo
con que ligué mis rosas a tu talle,
para que el corazón salte y estalle:
hazme violento, bullidor y rudo.

Dame, dame la siesta de tu boca,
dame la tarde de tu piel, tu pelo:
sé lecho, sé volcán, sé desvarío.

Que toda plenitud me sepa a poca,
como a la estrella es poco todo el cielo,
como la mar es poca para el río.


Antonio Carvajal


Al que de ajeno se viste, en la calle lo desnudan.


Refrán


Si vienes a casa, tráeme, amor mío, una luz y una ventana desde la que pueda ver la felicidad que bulle en la calle.


Forugh Farrojzad




Has Vuelto

Has vuelto, organillo. En la acera
hay risas. Has vuelto llorón y cansado
como antes.
El ciego te espera
las más de las noches sentado
a la puerta. Calla y escucha. Borrosas
memorias de cosas lejanas
evoca en silencio, de cosas
de cuando sus ojos tenían mañanas,
de cuando era joven... la novia... ¡quién sabe
Alegrías, penas,
vividas en horas distantes. ¡Qué suave
se le pone el rostro cada vez que suenas
algún aire antiguo! ¡Recuerda y suspiro!
Has vuelto, organillo. La gente
modesta te mira
pasar, melancólicamente.
Pianito que cruzas la calle cansado
moliendo el eterno
familiar motivo que el año pasado
gemía a la luna de invierno:
con tu voz gangosa dirás en la esquina
la canción ingenua, la de siempre, acaso
esa preferida de nuestra vecina
la costurerita que dio aquel mal paso.
Y luego de un valse te irás como una
tristeza que cruza la calle desierta,
y habrá quien se quede mirando la luna
desde alguna puerta.

¡Adiós, alma nuestra! parece
que dicen las gentes en cuanto te alejas.
¡Pianito del dulce motivo que mece
memorias queridas y viejas!
Anoche, después que te fuiste,
cuando todo el barrio volvía al sosiego
-qué triste-
lloraban los ojos del ciego.


Evaristo Carriego


Meditación Al Atardecer

Esta calle que baja dura una eternidad

Aquí se cuecen vivos los grandes pensamientos

Ha llegado la hora del descanso en que no se descansa
Cuando los perros creen en santas y en fantasmas

En este punto mi madre y mi hermana preguntaron sin voz
¿Y qué sabes tú de todo eso?

Me han enterrado dos veces este otoño mamá

En esto el huracán me separo las alas con violencia
y el ataúd se rompió.

¿Qué hace mi hermana en el bosque?
Su fantasma salió de mis propias cenizas

Mi espada quiere beber de su sangre
y centellea con ardiente deseo

Mi madre es un viento que seca los árboles frutales

Y qué sabes tú de todo eso preguntaron sin voz

Los niños y las amapolas son inocentes
hasta en su maldad recitaron en coro

Ahora oigo sonar sus viejas caras
Las de mi madre y las de mi hermana

La tierra tiene piel y esa piel padece enfermedades
replicaron llorando

Es cierto hijo que eres una noche de oscuras risas

¿De dónde sacas lo que vomitas?
Sal de tus profundidades oye

Ahora el sol me derrite y los perros me lamen la piel

Eres un charco de muerte en las pesadillas
de los condenados al sueño me gritaron las brujas

Soy un charco de sueño en las pesadillas
de los condenados a muerte queridas

En este punto volvieron a decirme sin voz
¿Y qué sabes tú de todo eso?

Váyanse al mismo diablo les dije

Esta calle que baja
no acaba nunca de bajar


Oscar Hahn


Cuando caía la noche, él mismo introducía por la puerta de la calle a mujeres de toda condición, y en las estancias abaciales tenían lugar los más exquisitos banquetes. Como Hudson confesaba, había corrompido a todas aquellas parroquianas que merecían la pena. Entre ellas había una joven pastelera que escandalizaba al barrio con su coquetería y desenfado; Hudson, que no podía visitarla en su casa, la encerró en su serrallo. Esa especie de rapto levantó las sospechas de los padres y del marido. Fueron a visitarle. Hudson les recibió con aspecto consternado. Mientras aquella pobre gente exponía el problema, sonó la campana; eran las seis de la tarde: Hudson requirió silencio, se quitó el bonete, se levantó, se persignó con gestos ampulosos y recitó con tonos dulces y místicos: ‘Angelus Domini nuntiavit Mariae...’. Al bajar por la escalera, hacia la salida, el padre y los hermanos de la pastelera, avergonzados de sus sospechas, le decían al marido: ‘Hijo, eres un bobo… ¿No te da vergüenza? ¡Cómo rezaba el Angelus! ¡Es un santo!.


Denis Diderot


Quien vive como yo no muere: se acaba, se marchita, se desvegeta. El sitio donde estuvo sigue sin él estar allí, la calle por donde caminaba sigue sin que él sea visto en ella, la casa que habitaba es habitada por no él.


Fernando Pessoa




Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una.


Eduardo Galeano


Epigrama Para Fedra

Sin saber que de Lesbos practicabas
los rituales extraños,
un día gris, inadvertidamente,
puse un beso en tus labios.

Hoy sonrío en la calle y me pregunto
-tras aquel desencanto-:
¿no sienten algo al verme tus amigas,
las que indirectamente yo he besado?


Manuel José Arce


Desnudo En Sombra

Volverse a enamorar.
Besar una piel que sabe distinto,
no encontrar puntos de referencia
que indiquen el momento justo,
la caricia perfecta,
la mano compañera.
Retornar a un cuerpo nuevo
sin los huecos del anterior,
no poder palpar una nuca excitada,
una espalda con escalofríos conocidos.
Qué pobre se queda el intento de amar igual a la primera vez.
Cómo pesa una boca tan sabida,
tan llena de humo compartido
ante la desconocida tan poco explorada, tan miedosa.
Cuánto cuesta abandonarte, lavarme de tu olor,
quitarme las huellas de tu peso,
desdoblarme en otra Almudena
y comenzar a hacer mía una figura
de la calle que me asusta y que ¿quiero?
poseer, pero... tú, ahí estás tú,
traspasando con tu desnudo mi sombra,
consolándome pesaroso de mi dolor al terminar,
tu sonrisa y tu cigarrillo,
ese brazo moreno rodeando mi cintura
y llevándome a un lecho desordenado...

y tus manos de violinista
volando y enredándose en mis senos.


Almudena Guzmán


Telón

Has jugado. Has perdido. Sonríes
con desgano y desdén a la vida.
Como el mendigo que una vez fue rey,
sereno arrastras por la calle sola
el desgarrado manto de la noche.

De "Tinta y papel" 1985


José Luis García Martín


Soneto

El editor Francisco Arellano, disfrazado de
Humprey Bogart, tranquiliza al poeta en un
momento de ansiedad, recordándole un pasaje
de Píndaro, Pípticas VIII 96

Sin mujer, sin amigos, sin diner,
loco por una loca bailarina,
me encontraba yo anoche en una esquina
que se dobla y conduce al matadero.

Se reflejó una luz en el letrero
de la calle, testigo de mi ruina,
y de un coche surgió una gabardina
y los ojos de un tipo con sombrero.

Se acercaba, venía a hablar conmigo.
Mi aburrido dolor le interesaba.
Con tal de que no fuese un policía...

«Somos el sueño de una sombre, amigo»,
me dijo. y era bogart, y me amaba;
y era Paco Arellano, y me quería.

De La caja de plata


Luis Alberto de Cuenca


Laberinto

Condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.
Por la ventana abierta un olor errabundo
de vida, -¿y tú en que calle?-
un temblor en la luz,
el llanto de algún niño.
Y tus ojos cerrados,
o tus ojos abiertos como dos golondrinas,
y tu mano en el agua o tu mano en tu pelo
o tu mano en el aire con su triste blandura,
-¿y en qué calle tus pasos?-
y yo en sueños atada al hilo de tus sueños,
condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.

"Círculo y Ceniza"


Piedad Bonnett


3. Inventa La Tarde La Fiesta Convulsa de Las Sombras...

Inventa la tarde la fiesta convulsa de las sombras.
En los charcos de luz taconea lascivo el tiempo.
Geometría de sol. La calle, incensario de rumores,
-cómplice piel de granito que flagelan tus pisadas-.

La hora es alta y rayada de serenos eslabones.

Te vistes con la desnudez de todos los espejos,
sin más abrigo que un festín de claridades.

Limpia de ligaduras, me arrojo por la escalera de tus ojos.
En mis párpados madura un motín de encrucijadas.

De "La lealtad del espejo" 1993


Beatriz Hernanz


Anda Un Amigo

Anda un amigo en medio de la noche.
Han cerrado los bares. Las persianas
de acero bajaron con estrépito. Los gatos
deslizan apetitos. Anda la luna
por ahí, velada. Pasan coches y luces;
sobreviene, después, un silencio
que mueve la plantita en la cornisa;
silencio que hace un chambelán
de un grillo -del canto de ese grillo-.
Anda un amigo en medio de la noche.
No lo conozco. Y él no me conoce.
Andamos cerca o lejos, nos cruzamos
-acaso- en una calle. Compartimos
un ómnibus, un cine, un banco de una plaza.
Anda un amigo y ando yo que soy amigo
de ese hombre. En órbitas distintas
-nunca ajenas-. Pero vamos a hallarnos.

En medio de la noche o con la aurora
de rosados dedos, vamos a hallarnos.
Y tenemos que estar preparados a ese encuentro.
Por ahora, susurra el viento oscuro,
graznan letreros viejos y el grillo mete lima.
Ya no pasan los coches. Pasan restos de diarios
y un cartel liberado zapateando en el polvo.
Estoy seguro. Nos encontraremos.

De "Murciélagos" 1981


Washington Benavides


Un Poco Mas Para Recordar

Aun q ya te has ido hace tiempo
siento tan fresco tu recuerdo
como si solo fuera d hace algún momento

Fueron tantos detalles
tantos q recordarlos sería perder un día
un día mas pensando en ti como cada uno d mis dias

Tus ojos al otro lado de la calle
cuando tus amigas te acorralaban
mi voz tratando de gritarle
al mundo cuanto te amaba
q a cada segundo te entregaba mi alma

Ya q no estas no eh podido evitar
pensar en ti cada despertar
eres un motivo para caminar
una razón para nunca olvidar
lo bello que es amar

Porq tu me diste todo aunq no podías
porq yo te quero tanto q por ti todo daría
no me importa estar lejos yo no te dejo de amar
aunq tu no puedas estar aquí una vez mas

Q mas quiero si la vida tengo ya?..
quiero tu cariño, quiero cuidar tu ser
quiero ser tuyo amor
quiero q por mi se emocione tu corazón
q sepas q por ti se acelera mi respiración.

Te quiero aunq ya no estes a mi lado


Tovléz


Negativo de Una Canción

Esa calle es la misma
con la persiana verde
con el jardín sombrío
por las altas paredes
y el piano que malrota
sonatas de Clementi
esa calle es la misma
tiene una gata y tiene
la misma luz de otoño
los árboles de siempre
esa calle
no digas
que es la calle de siempre
ni es su jardín rotoso
ni su persiana verde
reseca y carcomida
ni sus viejas paredes
a veces suena un piano
pero muy pocas veces
no es la misma esa calle
que es otra
indiferente
sembrada como todas
de pisadas estériles
esa calle
no digas
que es la misma
no sueñes.

De "Los sueños de la razón" 1962 - 1965


Washington Benavides


¿en Qué Piensas?

Dime: cuando en la noche taciturna,
la frente escondes en tu mano blanca,
y oyes la triste voz de la nocturna
brisa que el polen de la flor arranca;

cuando se fijan tus brillantes ojos
en la plomiza clámide del cielo...
y mustia asoma entre tus labios rojos
una sonrisa fría como el hielo;

cuando en el marco gris de tu ventana
lánguida apoyas tu cabeza rubia...
y miras con tristeza en la cercana
calle, rodar las gotas de la lluvia;

dime: cuando en la noche te despiertas
y hundes el codo en la almohada y lloras...
y abres entre las sombras las inciertas
pupilas como el sol abrasadoras;

¿en qué piensas? ¿en qué? ¡pobre ángel mío!
Piensas en nuestro amor despedazado
ya, como el junco al ímpetu bravío
del torrente que salta desbordado?

¿Piensas tal vez en las azules tardes
en que a la luz de tu mirada ardiente,
mis ojos indecisos y cobardes
posáronse en el mármol de tu frente?

¿O piensas en la hojosa enredadera
bajo la cual un tiempo te veía
peinar tu ensortijada cabellera,
al abrirse los párpados del día?

¡Quién sabe!... no lo sé, pero imagino
que en esas horas de aparente calma,
percibes mucha sombra en tu camino,
¡sientes muchas tristezas en el alma!

Mas... otro amante extinguirá tu frío,
yo sé que tu pesar no será eterno;
mañana vivirás en pleno estío...
y yo, con mi dolor... ¡en pleno invierno!


Julio Florez


Poema de Las Cosas

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién,
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...

Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán,
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se están yendo siempre, pero que no se van...

O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín,
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.


José Angel Buesa


Nocturno

A Ángel González

Aplauden los semáforos más libres de la noche,
mientras corren cien motos y los frenos del coche
trabajan sin enfado. Es la noche más plena.
Ninguna cosa viva merece su condena.
Corazones y lobos. De pronto se ilumina
en su sillín con prisas la línea femenina
de un muslo. Las aceras, sin discreción ninguna,
persiguen ese muslo más blanco que la luna.
Pasan mil diez parejas derechas a la cama
para pagar el plazo de la primera llama
y firmar en las sábanas los consorcios más bellos.
Ellas van apoyadas en los hombros de ellos.
Una federación de extraños personajes,
minifaldas de cuero, chaquetas con herrajes
y el hablador sonámbulo que va consigo mismo,
la sombra solitaria volviendo del abismo.
Luces almacenadas, que brotan de los bares,
como hiedras contratan las perpendiculares
fachadas de cristal. Hay letreros que guiñan,
altavoces histéricos y cuerpos que se apiñan.
El día es impensable, no tiene voz ni voto
mientras tiemble en la calle el faro de una moto,
la carcajada blanca, los besos, la melena
que el viento negro mueve, esparce y desordena.
Yo voy pensando en ti, buscando las palabras.
Llego a tu casa, llamo, te pido que me abras.
La ciudad de las cuatro tiene pasos de alcohólica
Desde el balcón la veo y como tú, bucólica
geometría perfecta, se desnuda conmigo.
Agradezco su vida, me acerco, te lo digo,
y abrazados seguimos cuando un alba rayada
se desploma en la espalda violeta de Granada.

De "Rimado de ciudad"


Luis García Montero




11. Vendrá, Vendrá El Amor, -seguro Laberinto-...

Vendrá, vendrá el amor, -seguro laberinto-.
Descorriendo sombras, jarcias escarlatas,
como julio mil espejos entreabiertos,
-dulces añicos de luz atrapados por la brisa-.

Huele a sol. La calle, cómplice y ensimismada,
nos conduce por los recodos verdes de la dicha.

Azul, demasiado azul en el lento horizonte,
impulso de mar hacia los estambres de la noche.

La calle, sabia; el paso confiado, sutilísimo,
hacia la ribera irresistible del sueño
-celeste llave de luna y de cometa -.

Con vértigo restaurado, pude leer su voz,
cerrado abanico, cercando al insomnio
en la palidez oculta de unos brazos.

De "La lealtad del espejo" 1993


Beatriz Hernanz


Deslumbramientos Sombríos

Esta mañana, el helado y marchito sol de enero hizo estragos
en mis ojos.
Por él, vi con más intensidad a esa gitanilla en manga corta
que pedía junto al metro,
tuve plena consciencia de lo arduo de nuestro amor,
me horroricé al contemplar los ametralladores grabados de Goya,
y salí de nuevo a la calle con las manos encogidas de angustia
sin saber
-pálida prisionera de los subterráneos-
si me bajaba en Velásquez o en Lista.
Y subí las escaleras de dos en dos para encontrar a la muerte
cómodamente recostada en mi gélido cuarto.

(La playa del olvido, 1984)


Almudena Guzmán


La tarde, llena de suspiros juveniles, las rosas regalan el perfumado capullo , la anciana guarda despacio su banco dentro de su casa,ella camina disfrutando del paisaje gastado de un viejo barrio,
la noche se esta cerca , murmuran las paredes , con deseperacion, el dolor, la soledad, y la piedad en un solo latir del universo,
ella frente al vacio miedo sin cara y sin nombre que le roba inescrupulosamnte su su intimo sentir femenino.
ella camina triste por la calle vacia , un pensanmiento vaga entre la injusticia y la gratitud por seguir estando,
solo queda el sabor de lo diferente de estar bien y lo mal que se puede estar.


muza


Dulce Amor

Las cosas suceden así,
sencillamente:

Vuelven del trabajo
con sabor de cal viva entre los dientes.
la esposa les contempla con costumbre.
-¿Quién dice amor, si la palabra estalla?-.

Y cogen del pan,
como si fuera barro y arena,
un puñado tan sólo.
(Es pan de pobres, desalado y negro
y triste como el silencio de la casa toda.)

Y se marchan.

(La esposa les oye cerrar la puerta,
pero no dice nada. ¡Está tan cansada!
Prefiere aquella fría soledad
con olor de abandono.

Pudiera recordar su juventud y dormir,
pero ¿quién sueña o duerme?
Los pobres no recuerdan;
mueren como las piedras roídas de las murallas.

Ellos, en tanto, beben
un agrio vino con sabor de azufre;
y si ríen y gritan y golpean,
es porque -¡Dios, qué vida!-
da rabia beber sin alegría.

Acaso entonces lleguen hombres
de esos que velan por la paz de las familias,
y les hablen del dulce amor de las esposas
y del descanso junto al fuego,
escuchando, por la radio, una dulce canción,
mientras los niños buscan en el atlas
países coronados de yedras o corales...

Si esto sucede, gritan con más fuerza
y beben más vino agrio con sabor de azufre,
hasta que ya no saben dónde tienen los ojos,
ni por qué les duele el corazón.

Les arrojan con prisa.
La calle es larga, y en el firmamento
las estrellas relucen.

Regresan a la casa -¡oh dulce hogar!- llorando.
La esposa les contempla con costumbre.
-¿Quién dice amor, si la palabra estalla?-.


Victoriano Crémer


¡oh Triste Coche Viejo...!

¡Oh triste coche viejo, que en mi memoria ruedas!
¡Pueblo, que en un recodo de mi alma te pierdes!
¡Lágrima grande y pura, lucero que te quedas,
temblando en la colina, sobre los campos verdes!

Verde el cielo profundo, despertaba el camino,
fresco y fragante del encanto de la hora;
cantaba un ruiseñor despierto, y el molino
rumiaba un son eterno, rosa frente a la aurora.

-Y en el alma, un recuerdo, una lágrima, una
mano alzando un visillo blanco al pasar un coche...
la calle de la víspera, azul bajo la luna
solitaria, los besos de la última noche

¡Oh triste coche viejo, que en mi memoria ruedas!
¡Pueblo, que en un recodo de mi alma te pierdes!
¡Lágrima grande y pura, lucero que te quedas,
temblando, en la colina, sobre los campos verdes!


Juan Ramón Jiménez


Cada vez que te veo, abordando un autobús, cruzando alguna calle, hablando por algún telefono publico, o simplemente en mi imaginación, cierro los ojos, aprieto mis puños, tenso todo mi cuerpo, se me eriza la piel, pero después de una dura lucha instantanea, logro controlar la lagrima que amenazaba con escapar de mis ojos. Pienso, “¿Por qué no puedo olvidarla?” tus ojos me visitan cada noche, tus labios, tus mejillas, todos los recuerdos de ti se entierran en mi pecho y luchar por hacerme caer en llanto. Algunas veces lo consiguen, otras no. Recuerdo las primeras palabras, las invitaciones a la iglesia, a los grupos de jóvenes, a las posadas, a las prosesiones, a tus entrenos de futbol, a tus presentaciones en las obras religiosas. Recuerdo las platicas en la banqueta color verde que solias visitar día con dia. Recuerdo mi cobardia constante y desesperante al momento de una insinuación tuya. Recuerdo el día que te enamoraste de el, recuerdo cuando usabas braquets, el pelo descompuesto, tu inocencia se veia a flor de piel, tu belleza era como la de una niña, esa ropa floja que te caracterizaba en medio de todas tus amigas, que al contrario de ti, buscaban verse cada vez mas bellas, atractivas, seducir chavos. Tu no, tu eras diferente, eras especial. No te pasabas horas en el espejo, no te depilabas día a dia, no te bañabas en perfume. Pero a pesar de todo eso, tu belleza resaltaba, tu atractivo era mas que evidente, tu carisma te hacia cada día mas inolvidable.


Cristian Argueta


Los Sábados

Los sábados teníamos de par en par los ojos
enseñando las luces doradas del domingo,
mientras iban las horas resbalando su carga
de ilusión en nosotras.

Sentadas en pupitres, en filas o en recreos,
pensábamos el día perfecto cada una
con un sol, sus películas y su adiós en la calle
al niño que llevaba nuestro nombre en su frente.

Volar era la clave escrita en nuestro ánimo.
Soñábamos con puertas y con la interminable
escalera que parte el monte en dos mitades,
donde un coche esperaba nuestra vuelta más rápida,
llevándose un viaje de alegría hacia el centro.

Mas pasaba el domingo, y con él los proyectos
de toda una semana extrañamente larga;
y el resultado era arrastrar la nostalgia
seis días como puños.


María Victoria Atencia


Escritura

Afuera llueve
Tu mano escribe a mi lado un poema
Veo caer la lluvia
Los trazos emiten un sentido
En los charcos de la calle flotan palabras
Una lenta humedad de signos nos ciñe al respirar
Estoy empapado de ti cuando te leo
Somos ya una misma esencia
atrapada entre agua y escritura.


Enrique Jaramillo Levi


Mirando el un punto fijo en la pared, ignorando los detalles, los sonidos y los olores, empece a meditar los hechos, las caricias que estuvieron ahí pero nunca se sintieron, las miradas que nos dimos mas nunca sentimos, los besos que llegaban por cortesia y costumbre mas no por deseo y entrega; Entonces pienso en todos los hombres del mundo, me pongo en la posicion del chico apuesto y mujeriego, que piensa poder comprar el mundo con su fortuna; En el chico timido y sin dinero, que piensa que no conseguira atraer a la chica de sus sueños a menos de "ser alguien importante en la vida"; Y es entonces donde llego a la conclusion: "Todos amamos el compromiso". En silencio, todos deseamos tener a alguien a nuestro lado en el centro comercial para hacer un comentario sobre cierto articulo, deseamos tener a alguien con quien comentar algo sobre algún edificio cuando vamos por la calle, en fin; El que no desea tener a una mujer a su lado para reir, llorar, pelear, discutir o incluso celar, no conoce en verdad la felicidad verdadera y la "Energia" que mueve al hombre de nube en nube, llevandonos a conocer el hermoso e impresionante mundo que existe dentro de nosotros mismos.


Cristian Argueta


Mi Rebelión

Un día partí lejos.
Cuando mi padre se olvidó
que yo tenía senos.
Callé de golpe y dije adiós.
-Decir adiós es tener
pájaros feroces en las manos-.

Me fui hacia allá
donde todo es azul
y es torrencial y fresco:
la montaña.

Iba con mi arado silencioso
y un alto sueño de tambores
en las manos.

Inmensa,
conjugada con el viento,
recorriendo la cordillera
de mi vientre,
fresca como la santalucía
que nace libre
en los parajes.

Después ya nadie
me pronuncio en las clases,
ni en mi barrio
ni en mi casa.
Solo la leyenda
de mi valija al hombro,
con mi mochila de luz
creciendo arriba
de mi espalda.

Después,
ya nunca pregunto mi padre
si yo tenía lápida,
cruz
o alguna azucena dormida
entre los dedos.


Mía Gallegos


Mujer Redonda

Hasta los niños la miraban, cuando
doblaba las esquinas de la calle;
tan azul y radiante, que una llama
parecía tener entre los dientes.

Huía de la luz con la pereza
de una cierva cansada, y sonreía
sintiendo las miradas de las gentes
resbalar por su vientre abovedado.

Se llevaba las manos a la henchida
plenitud de su carne y las dejaba
allí sumidas, por sentir el eco
caliente y vivo del amor, haciéndose.

Hasta entonces, los hombres la siguieron
con ronca voz de barro; y los temía;
porque el hombre fue solo para ella
lobo furtivo y sal de madrugada.

Pero ahora les miraba desde un cielo
grávido y fuerte. Ellos la veían,
redonda poderosa, como un puño
abriéndose caminos en la niebla.

Si entonces una voz gritaba:
-Mira;
tiene un hijo...
Se apretaba doliente
la cintura de vidrio, y, en la tarde,
era como una encina coronada.

Los oscuros balcones con geráneos;
los húmedos zaguanes; las buhardillas;
las frescas herrerías; las campanas
que las monjas tañían en el alba...

Todo, a su paso, sin cesar latía
al compás de su vientre... Todo, atento
al dulce peso de su vientre... El aire,
de cristal y de gloria, por su vientre...

Ya la carne de trigo se atiranta
y duele extensamente.
¡Cómo sabe
el dolor de los hijos!
¡Porque tienen
sabor a junco verde por la sangre!


Victoriano Crémer


Otro Mayo

cuando pasabas con tu otoño a cuestas
mayo por mi ventana
y hacías señales con la luz
de las hojas finales
¿qué me querías decir mayo?
¿porqué eras triste o dulce en tu tristeza?
nunca lo supe pero siempre
había un hombre solo entre los oros de la calle

pero yo era ese niño
detrás de la ventana
cuando pasabas mayo
como abrigándome los ojos

y el hombre sería yo
ahora que recuerdo


Juan Gelman


CUANDO TE SIENTAS MAL, PIENSA EN UNA CALLE Y PONTE EN UNA ESQUINA E IMAGINATE QUE ESTAS EN AL ESQUINA DONDE TE CAISTE Y QUIERES MORIRTE, DIME!!! ACASO NO VES CUANTAS ESQUINAS TE FALTAN PARA POR CONOCER... ANIMO LEVANTE Y SIGUE PASANDO UNA TRAS UNA HASTA LLEGAR AL FINAL Y SERA TU EXITO!!!


Gary


Por la calle del “Después”
Se llega a la plaza del “Nunca”.


luis coloma