Camilo jose cela los hombres ( 3 )
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Se aborrece a los viles, y se ama, con las entrañas toda, a los hombres pudorosos y bravos.
José MartÃ
Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben.
José MartÃ
Una buena parte de los hombres no tiene más vida interior que la de sus palabras, y sus sentimientos se reducen a una existencia oral.
José Ortega y Gasset
Los madrileños se acercan al circo a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres.
Mariano Jose de Larra
Los hombres pueden dividirse en tres clases: los que creen ser donjuanes, los que creen haberlo sido y los que creen haberlo podido ser, pero no quisieron.
José Ortega y Gasset
La diferencia que existe entre los necios y los hombres de talento suele ser solo que los primeros dicen necedades y los segundos las hacen.
Mariano José de Larra
Las circunstancias hacen a los hombres hábiles lo que ellos quieren ser, y pueden con los hombres débiles.
Mariano José de Larra
La mayor parte de los hombres tiene una capacidad intelectual muy superior al ejercicio que hacen de ella.
José Ortega y Gasset
Todo lo que divide a los hombres, todo lo que especifica, aparta o acorrala es un pecado contra la humanidad.
José MartÃ
La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con Dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él.
José Saramago
... una mujer nunca lo olvida, no es como los hombres, a los que todo les escurre por la piel.
José Saramago
Compañeros juremos no dejar las armas de la mano hasta ver al país enteramente libre o morir con ellas como hombres de coraje
José de San MartÃn
Europa tiene una crisis económica que también es política. Ha desatado una cantidad de sucesos que los está gobernando. Son los sucesos que gobiernan a los hombres y no los hombres los que gobiernan los sucesos
José Mujica
Preciso es que sean muy malos los hombres si obligan a pensar tan mal de ellos
Mariano José de Larra
El congreso es un haz de corrompidos; hay un grupo que trabaja el oro extranjero y que ha corrompido a muchas personas. Hay un hombre acaudalado que ha envilecido la prensa y ha envilecido los hombres. Las fuerzas parlamentarias han fluctuado entre vicios y ambiciones personales. El pueblo ha permanecido tranquilo y feliz, pero la oligarquía lo ha corrompido todo.
José Manuel Balmaceda
No estoy enamorado de ti. Ni siquiera despiertas en mí una de esas nostalgias aberrantes que los hombres de mi edad sienten con la proximidad de una vida joven: eres un ser inferior, Iris Mateluna, un trozo de existencia primaria que rodea a un útero reproductor tan central a tu persona que todo el resto de tu ser es cáscara superflua.
José Donoso
Era de esos hombres que no disponen de tiempo ni ocasión para dejar de ocuparse de sí mismos.
José Luis de Juan
¡Argentinos! ¡A las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal.
José Ortega Y Gasset
Luis Fernández ha hecho de este choque una guerra de perros. Yo sólo hablo de hombres, no de niños maleducados.
José Mourinho
Es muy veleidosa la probidad de los hombres, sólo el freno de la constitución puede afirmarla.
José Gervasio Artigas
la Regla recordaba que nadie debía conquistar un reino si antes no conquistaba su propia alma. Teóricamente, cada templario debía antes conquistar su alma para Dios. La estancia en la Orden suponía una guerra personal contra el mundo, el demonio y la carne. Sólo hombres con paz en su alma podían ser guerreros. Si las pasiones habitaban en nuestros corazones, iríamos a la guerra acompañados de nuestras pasiones.
José Antonio Fortea
Un pueblo no es independiente cuando ha sacudido las cadenas de sus amos, empieza a serlo cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud, y para patria y vivir nuevos, alza e informa conceptos de la vida radicalmente opuestos a la costumbre de servilismo pasado, a las memorias de debilidad y de lisonja que las dominaciones despóticas usan como elementos de dominio sobre los pueblos esclavos.
José MartÃ
Yo no sé desde dónde, hacia dónde, ni cuándo regresarás... sé solo que te estaré esperando
José Angel Buesa
La civilización no dura porque a los hombres solo les interesan los resultados de la misma: los anestésicos, los automóviles, la radio. Pero nada de lo que da la civilización es el fruto natural de un árbol endémico. Todo es resultado de un esfuerzo. Solo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo. Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde.
José Ortega Y Gasset
. . . Mis políticas son así, dejar la idea honrada al cuidado de la honradez de los hombres.
José MartÃ
A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso.
José Ingenieros
Los hombres más capaces de pensar sobre el amor son los que menos lo han vivido; y los que lo han vivido suelen ser incapaces de meditar sobre él.
José Ortega Y Gasset
A Tu Orilla
A tu orilla he venido. Tengo un otoño, un pájaro
y una voz desusada. Tú me esperas: un río,
una pasión y un fruto. Y tiene nuestro encuentro
el vuelo, la corriente, seguros, proclamados.
He venido a tu orilla con los brazos tendidos
y ahora ya soy la hierba que no termina nunca,
el barro donde el agua sujeta sus mensajes
y la cuna del cauce para mecer tu sueño.
Dime si estoy pendiente de mi diario trabajo,
si basta a tus oídos mi tristísimo verso
o si a mi sombra vive mejor mayo tu carne.
De tu orilla me iría si ahora me dijeras
que te amo solamente como los hombres aman
o que mi voz te suena como todas las voces.
A tu orilla he venido. Tengo un otoño, un pájaro
y una voz desusada. Tú me esperas: un río,
una pasión y un fruto. Y tiene nuestro encuentro
el vuelo, la corriente, seguros, proclamados.
He venido a tu orilla con los brazos tendidos
y ahora ya soy la hierba que no termina nunca,
el barro donde el agua sujeta sus mensajes
y la cuna del cauce para mecer tu sueño.
Dime si estoy pendiente de mi diario trabajo,
si basta a tus oídos mi tristísimo verso
o si a mi sombra vive mejor mayo tu carne.
De tu orilla me iría si ahora me dijeras
que te amo solamente como los hombres aman
o que mi voz te suena como todas las voces.
José GarcÃa Nieto