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Camilo jose cera ( 7 )

Camilo jose cera. Encuentra docenas de camilo jose cera con fotos para copiar y compartir.


A ti las quejas de mi mal profundo, hermosa sin ventura, yo te envío: mis versos son tu corazón y el mío.


José De Espronceda


El Pozo Seco

Dejé mi copa en el brocal maldito.
Grité hacia abajo, hacia el profundo hueco,
pero el coro sarcástico del eco
me devolvió multiplicado el grito.
Llegaba tarde: el pozo estaba seco.

Un gran golpe de viento llenó el pozo,
y, al recorrer su vertical garganta,
en su más honda hondura oí un sollozo,
donde cantaba el agua y ya no canta...

Brillaba entonces la primera estrella,
pero el anochecer amanecía
cuando me puse a comparar aquella
profunda sed del pozo con la mía.

Y allí dejé mi copa abandonada,
con un tardío gesto de homenaje
por quien se supo dar sin pedir nada
al que calmó su sed y siguió el viaje...

Y allí, junto al brocal ennegrecido,
y el cubo roto y la inservible rueda,
comprendí que no cabe en el olvido
la ingratitud de un agua que se ha ido
ni el espanto de un pozo que se queda...


José Angel Buesa




Volveré a mi tierra. Volveré. Pondré mi frente entre sus manos. El calor del surco entrará en mis ojos hasta el alma. No rehusaré su calle ni su puerta. No rogaré que me ame, porque su corazón me ha esperado por años y nieblas. Siempreviva.


José Luis Villatoro


Cuando descubro un ser cálido descubro la frialdad del mundo.


José Narosky


Cuando entendemos la vida, ya la hemos vivido.


José Narosky


Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos.


José Saramago




Yo soy yo y mi circunstancia.


José Ortega Y Gasset


Otras me amaron más, y, sin embargo, a ninguna la quise como a ella


José Angel Buesa


El que se emborracha en la paz es un cobarde. El que se emborracha en la guerra, sigue siendo un cobarde.


José Bergamín




La sangre de los buenos, no se vierte nunca en vano.


José Martí


Uno debe saber vivir con el dinero que tiene.


José de San Martín


Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse.


José Ortega Y Gasset


Solo sirve a la patria el que la obedece.


José Martí




Sin aire, la tierra muere. Sin libertad, como sin aire propio y esencial, nada vive.


José Martí


Los más rezan con los mismos labios que usan para mentir.


José Ingenieros


Soy un árbol agotado por los vientos: debo mantenerme en pie. Soy un campo de trigo dispuesto para la siega: debo madurar.


José Alzin


Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y deshacen.


José Martí


Quien vive de prisa no vive de veras.


José Santos Chocano


Un hijo es una pregunta que le hacemos al destino.


José María Pemán


Fortuna que se canta siempre se la lleva el aire.


José Zorrilla


. . . Mis políticas son así, dejar la idea honrada al cuidado de la honradez de los hombres.


José Martí


De lo que mis granaderos son capaces, solo lo sé yo, quien los iguale habrá quien los exceda no.


José De San Martín


Cada cosa que existe es una virgen que ha de ser amada para hacerse fecunda.


José Ortega Y Gasset


El lenguaje ha de ser matemático, geométrico, escultórico. La idea ha de encajar exactamente en la frase, tan exactamente que no pueda quitarse nada de la frase sin quitar eso mismo de la idea.


José Martí


A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso.


José Ingenieros


Una palabra nos encierra. El viento pule en ella. El fuego. El mar también.


José Barroeta




Sobre la palabra que gira alrededor del sol las cosas tambalean, oscurecen o tornan en destello el cuerpo.


José Barroeta


El honor es la dicha y la fuerza.


José Martí


Lied Iii

En la costa brava
Suena la campana,
Llamando a los antiguos
Bajales sumergidos.
Y como tamiz celeste
Y el luminar de hielo,
Pasan tristemente
Los bajales muertos.
Carcomidos, flavos,
Se acercan bajando...
Y por las luces dejan
Oscuras estelas.
Con su lenguaje incierto,
Parece que sollozan,
A la voz de invierno,
Preterida historia.
En la costa brava
Suena la campana
Y se vuelven las naves
Al panteón de los mares.


José María Eguren


Curiosidad: Impulso humano que oscila entre lo grosero y lo sublime. Lleva a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América.


José María Eça de Queirós


Admitamos que la primera vez se ofende por ignorancia; pero creamos que la segunda suele ser por villanía.


José Ingenieros


La curiosidad intelectual es la negación de todos los dogmas y la fuerza motriz del libre examen.


José Ingenieros


La Muerta de Marfil

Contemplé, en la mañana,
la tumba de una niña;
en el sauce lloroso gemía tramontana,
desolando la amena, brilladora campiña.
Desde el túmulo frío, de verdes oquedades,
volaba el pensamiento
hacia la núbil áurea, bella de otras edades,
ceñida de contento.
Al ver oscuras flores,
libélulas moradas, junto a la losa abierta,
pensé en el jardín claro, en el jardín de amores,
de la beldad despierta.
Como sombría nube, al ver la tumba rara,
de un fluvión mortecino en la arena y el hielo,
pensé en la rubia aurora de juventud que amara
la niña, flor de cielo.
Por el lloroso sauce, lilial música de ella,
modula el aura sola en el panteón de olvido.
Murió canora y bella;
y están sus restos blancos como el marfil pulido.


José María Eguren


La vida humana representa, la mayor parte de las veces, una ecuación entre el pasado y el futuro.


José Ingenieros


Ciencia es todo aquello sobre lo cual siempre cabe discusión.


José Ortega y Gasset


Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora.


Mariano Jose de Larra


Amanecer

Imagínate tú...
Imagínatelo tú por un momento.
R. A.

La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.

Imagínate tú, piensa solo un instante,
piensa solo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que solo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)

Piensa solo un instante que has roto los diques y flotas sin
tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra
tan solo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan
vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»

Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos
humos calientes.

(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.


José Hierro


El Cuarto Cerrado

Mis ojos han visto
el cuarto cerrado;
cual inmóviles labios su puerta...
está silenciado!...
Su oblonga ventana, como un ojo abierto,
vidrioso me mira;
como un ojo triste,
con mirada que nunca retira
como un ojo muerto.
Por la grieta salen
las emanaciones
frías y morbosas;
¡ay, las humedades como pesarosas
fluyen a la acera:
como si de lágrimas,
el cuarto cerrado un pozo tuviera!
Los hechos fatales
nos oculta en su frío reposo...
¡cuarto enmudecido!
¡cuarto tenebroso
con sus penas habrá atardecido
cuántas juventudes!
¡oh, cuántas bellezas habrá despedido!
¡cuántas agonías!
¡cuántos ataúdes!
Su camino siguieron los años,
los días;
galantes engaños
y placenterías...;
en el cuarto fatal, aterido,
todo ha terminado;
hoy sus sombras el ánima oprimen:
¡y está como un crimen
el cuarto cerrado!


José María Eguren


La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda.


José Ortega y Gasset


Gracely Square

Es un hermoso cuerpo ese que viene
hacia mí. Se detiene. Y me sonríe.

Qué bella esa sonrisa roja y húmeda
que se abre, como un sxo a mí ofrecido,
para preguntar algo que no entiendo.

Miro sus ojos claros. Pienso, mientras,
que su maravilloso cuerpo late
junto a mí. Están sus senos cercanísimos
a mi pecho y el vello en su entrepierna.

Se apretará, oprimido por las bragas,
que adivino adorables y minúsculas.
Y como un ruiseñor sonidos dulces
gorjea su garganta a mis oídos.

Ese increíble cuerpo habla conmigo.
Le respondo: «No sé». Se aparta el cuerpo
y veo que se alejan las caderas.

más perfectas de todo el universo.
He aprender inglés. Ahorita mismo.


José María Fonollosa