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Canta ( 2 )

Canta. Encuentra docenas de canta con fotos para copiar y compartir.


Un punto en el día la alondra canta al fondo de la lluvia.


Kobayashi Issa


Cuando el gallo canta, la gente se levanta.


Refrán




Canta en la noche, canta en la mañana, ruiseñor, en el bosque tus amores; canta, que llorará cuando tú llores el alba perlas en la flor temprana.


José De Espronceda


El Pozo Seco

Dejé mi copa en el brocal maldito.
Grité hacia abajo, hacia el profundo hueco,
pero el coro sarcástico del eco
me devolvió multiplicado el grito.
Llegaba tarde: el pozo estaba seco.

Un gran golpe de viento llenó el pozo,
y, al recorrer su vertical garganta,
en su más honda hondura oí un sollozo,
donde cantaba el agua y ya no canta...

Brillaba entonces la primera estrella,
pero el anochecer amanecía
cuando me puse a comparar aquella
profunda sed del pozo con la mía.

Y allí dejé mi copa abandonada,
con un tardío gesto de homenaje
por quien se supo dar sin pedir nada
al que calmó su sed y siguió el viaje...

Y allí, junto al brocal ennegrecido,
y el cubo roto y la inservible rueda,
comprendí que no cabe en el olvido
la ingratitud de un agua que se ha ido
ni el espanto de un pozo que se queda...


José Angel Buesa


Una cigarra canta frente a la casa vacía al último sol.


Shiki Masaoka


Ella es la fuerza viva, el soplo ardiente de cuanto sueña y goza, piensa y siente; de cuanto canta y ríe, vibra y ama.


Salvador Rueda




Al gallo que canta, le aprietan la garganta.


Refrán


Fortuna que se canta siempre se la lleva el aire.


José Zorrilla


Autorretrato

Todo lo que llevo dentro
está ahí fuera.
Se ha hecho -fiel a sí mismo-
mi evidencia.
Mis pensamientos son montes,
mares, selvas,
bloques de sal cegadora,
flores lentas.
El sol realiza mis sueños,
me los crea
y el viento pintor, errante,
-luz, tormenta-
pule y barniza mis óleos,
mis poemas,
y el crepúsculo y la luna
los avientan.

Podéis tocar con las manos
mi conciencia.
Gozar podéis con los ojos
-negro y sepia-
los colores y las tintas
de mis penas.
Y eso que os roza el labio,
bruma o seda,
es mi amor -flores o pájaros
que revuelan-
mis amores, criaturas
libres, sueltas.

Todo lo que fuera duerme,
queda o pasa,
todo lo que huele o sabe,
toca o canta,
conmigo dentro se ha hecho
viva entraña,
víscera oscura y distinta,
sueño y alma.
Si pudierais traspasarme
os pasmarais.
Todo está aquí, aquí dormido.
Dibujada
llevo en mi sangre y mi cuerpo
cuerpo y sangre de mi patria.
Luces y luces de cielo,
cosas santas.
Todo lo que está aquí dentro
fuera estaba.
Todo lo que estaba ahí fuera
dentro calca.
El universo infinito
me enmaraña;
auscultadme, soy su cárcel
sin ventanas.

Escuchadme, dentro, fuera,
donde os plazca.
Mis más íntimos secretos
por el aire los pregonan
y los cantan.


Gerardo Diego




Fábula Del Aguador Y La Ciudad de Enfrente

Ella confunde la piel con algún río
y al corazón con la ciudad de enfrente
F. A. Dopico

Ella confunde la piel con un estanque
canta junto a mi oído su vieja melodía.
Yo le traía el agua
vaciaba la botija en sus arenas
mitigaba su sed.
La sed mi corazón en la ciudad de enfrente
un río subterráneo para mis pies cansados.
Yo ganaba su sed
y me iba a buscar frutas al pie de la montaña
para escanciar el néctar sobre sus dientes nuevos.
Un día no volví
al pie de la montaña era el abismo
pozo donde caer agua que hierve.
Ella confunde el corazón con una espera larga
canta junto a la fuente
espera por las aguas que no llegan.
Oh mi ciudad dormida
qué silbido recuerda a las aguas de antaño
que corriente vendrá de nuevo a tus orillas.


Odette Alonso


Una Pobre Conciencia

A Bernardo Ortiz de Montellano

Un anciano consume su tabaco
en la vieja cachimba de nogal.
La tarde es solamente un cielo opaco
y el recuerdo amarillo de un rosal.

El anciano dormita...
Es tan triste la tarde para ver
un reloj descompuesto, y la infinita
crueldad de un calendario con la fecha de ayer.

Y silencio, un silencio propicio
para rememorar cómo canta una boca la lectura
de la antigua conseja familiar.

En el fino paisaje se depura
una tristeza del atardecer,
y el reloj descompuesto parece una dolida
conciencia de caoba en la pared.

Una pobre conciencia, cuya charla
con la vieja cachimba de nogal
es el agrio murmullo de un postigo
y el recuerdo amarillo del rosal.


José Gorostiza


Escribo Y Apareces Siempre

Este amor ¿canta o atestigua?
¿Confesión o hilos invisibles
sueño o verdad
la luz que visita
para hacerse vestido
tantos como mundos
que en este hermoso oficio
yo procuro?

Espiando tú mi pensamiento
aventuras:
canto y testimonio
no pueden separar
ave sobre velero
en el dominio mar y
siempre pagarás ser dueña
pues de agua llamaste un barco
que obedece.
No estoy conforme. Mira el ancho
de los versos:
Te amo bajo los astros
(testimonio sería)
o
Estamos abrazando al mundo
(canto parece).

Y te acercas a la mesa
para decirme
no pierdas más tiempo
de tus manos que escriben
cosa mejor conmigo
ni busques más amparo
que el de tu voz nunca indecisa
ni temerosa al lado de tu amor
que sabe el movimiento puro
del zarpazo cuando habitas
un rostro de escribiente
que me parece abismo
si acerco tu cintura
clavada en esta sala.
Ven, tu poema mejor
es el mío, lo mío, la esfera.

La presa en tus brazos
¿será este libro
puntada de la sangre
fisura del pensamiento
camino de sencillez
amor crecido las estrellas
pegadas a mi cuerpo
egoísmo salvación
condena manzana dulce?

De: Pasión inédita


Pureza Canelo


Sábados

Afuera hay un ocaso, alhaja oscura
engastada en el tiempo,
y una honda ciudad ciega
de hombres que no te vieron.
la tarde calla o canta.
Alguien descrucifica los anhelos
clavados en el piano.
Siempre, la multitud de tu hermosura.

A despecho de tu desamor
tu hermosura
prodiga su milagro por el tiempo.
Está en ti la ventura
como la primavera en el hoja nueva.
Ya casi no soy nadie,
soy tan solo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
En ti está la delicia
como está la crueldad en las espadas.


Jorge Luis Borges




Bajo Continuo

Como en la muchedumbre de los besos
tantos pierden relieve -sólo el beso
inicial y el postrero por los labios
recibidos perduran-, estas flores
que el año nuevo entrega: Con el blanco
del almendro en su abrigo contra el norte,
la voz del macasar, no su presencia;
hoy, esta rosa. ¿La aguardabas? Huele
como la adolescencia y sus deseos.
Pero en medio se abrieron las cidonias,
los ciruelos, manzanos y perales,
tantos y tantos, rojos, rosas, blancos,
y apenas los mirabas: Como el gozo
de unos brazos constantes de certeza
te acogieron, te acogen, y recuerdas
sólo el primer calor, solo la boca
que te ha dicho, al partir esta mañana:
"No vuelvas tarde".

Pasas por los campos:
Entre las hojas con su verde intenso,
aún canta la blancura de los pétalos.
Es la felicidad que da sus trinos,
sus trémolos, su leve melodía,
sobre un bajo continuo de sosiego,
de paz, de vuelta al labio no sabido
en la forma, en la flor que te formule.


Antonio Carvajal


Contradictorio Amor

A Nancy Pulecio Muñoz

Quemadura glacial de fuego y nieve,
contradictorio amor, tierno y violento,
cerebro ardido, loco pensamiento;
ansioso corazón que no se atreve.

Su voz nos extermina y nos conmueve;
su vivo manantial muere sediento.
Amor, amor, amor, este que siento
como la vida misma eterno y breve.

Algo dentro del ser padece y canta
breve canción, larguísimo gemido
que hasta el infierno mismo nos levanta.

No sabe del amor quien no ha podido,
con un grito clavado en la garganta,
gozar el paraíso prometido.


Dora Castellanos


Despedida Al Pie de Un Rosal

Si no hay conocimientos en las cenizas
dejémoslas caer en la belleza frágil
de este rosal que tiembla en el otoño.

¿Amar, qué significa, si nada significa?
Huésped del tiempo esquivo, desnudo ya de mí,
retener el raído esplendor de la existencia
que una vez creí mía,
antes que, apresurado,
me ciegue en el reverso de esta luz.
Y aguardar esta espera sin alguna esperanza,
sentir la fe de nada, pues soplé en las cenizas
y nada hay fuera de ellas:
tan solo amar, sin pensamiento alguno,
el declinar pausado del Engaño.

Arde extraña la vida, como si contemplase
en mi extinción la ajena,
y no puedo apartar los ojos de su fuego.

Canta en el aire un pájaro,
el pájaro invisible de mi infancia,
el que entonces cantaba ya sin vida.

Arde una brasa aún al pie de este rosal
y no quema mi mano.
Cuánto olor en el aire, y el aire se lo lleva.


Francisco Brines


Maniquí Negra

Un sol nocturno bruñó con su óleo tus largas piernas.
Donde el hueso se junta a la piel, brilla con blancura de acero.
Tu risa de granizo repica en el pandero de la luna,
que exhala la música tejida por la dulzura de tus pies.
Cisne sombrío que resbala por las teclas de un lago dormido.
Hogueras de tinieblas, mujer de humo y sueño, que brotas
con el misterio enrollado a tu regazo, boa de ondulantes anillos;
con el amor ceñido a tus caderas, velo de tibio rugir;
con el paraíso echado sobre tus ropas, estola de florido fuego.
Tu madre aúlla en la selva -nidos de muertos en los árboles-
mientras caen las granadas alrededor de su choza.
Tu hermana grita en el asfalto -las pancartas caídas, los perros-
mientras los gases lacrimógenos hinchan sus párpados.
Tu prima de la manigua¹ agita los pechos locos
mientras canta la rumba de ronca voz.
tu cuñada de la sabana estremece la grupa
picada por el tábano del tam-tam.
Todas son estruendo y relámpago, cohetes de amor y dolor.
Pero tú solo resbalas en silencio, das vuelta y te mueves
con líquido avanzar,
lujosísimo tulipán para la fiesta del dorado jardín.

¹Terreno de la isla de Cuba cubierto de maleza.

De "Salterio de Fingoi"


Ricardo Carballo Calero


Yo Soy Tu Indómita Gacela

Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.


Gioconda Belli


La Niña Va Por Mi Frente

¡Oh, qué antiguo sentimiento!

¿De qué me sirve, pregunto,
la tinta, el papel y el verso?

Carne tuya me parece,
rojo lirio, junco fresco.
Morena de luna llena.
¿Qué quieres de mi deseo?

Por las orillas del río
se está la noche mojando
y en los pechos de Lolita
se mueren de amor los ramos.

Se mueren de amor los ramos.

La noche canta desnuda
sobre los puentes de marzo.
Lolita lava su cuerpo
con agua salobre y nardos.

Se mueren de amor los ramos.

La noche de anís y plata
relumbra por los tejados.
Plata de arroyos y espejos.
Anís de tus muslos blancos.

Se mueren de amor los ramos.


Federico García Lorca


A La Línea

A ti, contorno de la gracia humana,
recta, curva, bailable geometría,
delirante en la luz, caligrafía
que diluye la niebla más liviana.

A ti, sumisa cuanto más tirana
misteriosa de flor y astronomía
imprescindible al sueño y la poesía
urgente al curso que tu ley dimana.

A ti, bella expresión de lo distinto
complejidad, araña, laberinto
donde se mueve presa la figura.

El infinito azul es tu palacio.
Te canta el punto ardiendo en el espacio.
A ti, andamio y sostén de la pintura.


Rafael Alberti


Milonga

Sobre las mesas,
botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso,
baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes»
El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso,
contradice el pelo rojo de la alfombra,
imana los pezones, los pubis y la punta de los zapatos.
Machos que se quiebran en corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros,
la jeta hinchada de palabras soeces.
Hembras con las ancas nerviosas,
un poquito de espuma en las axilas y los ojos demasiado aceitados.
De pronto se oye un fracaso de cristales.
Las mesas dan un corcovo y pegan cuatro patadas en el aire.
Un enorme espejo se derrumba con las columnas y la gente que tenía dentro;
mientras en un oleaje de brazos y de espaldas estallan las trompadas,
como una rueda de cohetes de bengala.
Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.


Oliverio Girondo


Así Era

Canta, me dices. Y yo canto.
¿Cómo callar? Mi boca es tuya.
Rompo contento mis amarras,
dejo que el mundo se me funda.
Sueña, me dices. Y yo sueño.
¡Ojalá no soñara nunca!
No recordarte, no mirarte,
no nadar por aguas profundas,
no saltar los puentes del tiempo
hacia un pasado que me abruma,
no desgarrar ya más mi carne
por los zarzales, en tu busca.

Canta, me dices. Yo te canto
a ti, dormida, fresca y única,
con tus ciudades en racimos,
como palomas sucias,
como gaviotas perezosas
que hacen sus nidos en la lluvia,
con nuestros cuerpos que a ti vuelven
como a una madre verde y húmeda.

Eras de vientos y de otoños,
eras de agrio sabor a frutas,
eras de playas y de nieblas,
de mar reposando en la bruma,
de campos y albas ciudades,
con un gran corazón de música.


José Hierro


El que es buen gallo, en cualquier gallinero canta.


Refrán


La televisión, esa bestia insidiosa, esa medusa que convierte en piedra a millones de personas todas las noches mirándola fijamente, esa sirena que llama y canta, que promete mucho y que en realidad da muy poco.


Ray Bradbury


Con dinero en el bolsillo se es inteligente, atractivo, y además se canta bien.


Proverbio Judío


El ruiseñor canta, Su pequeña boca Abierta.


Yosa Buson




Xc

¿No has sentido en la noche,
cuando reina la sombra
una voz apagada que canta
y una inmensa tristeza que llora?

¿No sentiste en tu oído de virgen
las silentes y trágicas notas
que mis dedos de muerto arrancaban
a la lira rota?

¿No sentiste una lágrima mía
deslizarse en tu boca,
ni sentiste mi mano de nieve
estrechar a la tuya de rosa?

¿No viste entre sueños
por el aire vagar una sombra,
ni sintieron tus labios un beso
que estalló misterioso en la alcoba?

Pues yo juro por ti, vida mía,
que te vi entre mis brazos, miedosa;
que sentí tu aliento de jazmín y nardo
y tu boca pegada a mi boca.


Gustavo Adolfo Becquer


El gallo que ya no canta, está mal de la garganta.


Refrán


Toda la primavera canta en mi corazón.


Rafael Lasso de la Vega


El Poeta Se Lamenta de La Fugacidad

DEL QUERER HUMANO

¿Adónde va el amor, por más que duela
el corazón a cada estrecho paso;
con qué peso se hunde, en qué fracaso
el beso se anonada y se cancela?

Abrígalo si puedes: va que vuela
su precario calor, al cielo raso.
Mira que con frecuencia se da el caso
de que a la vuelta el velo se desvela.

¿Adónde vamos a parar con tanta
ráfaga que se va por un postigo,
si el cisne se nos muere cuando canta?

¿Qué puede alimentarnos este trigo
que siempre se nos queda en la garganta?
¿Adónde vamos a parar, amigo?


Alfonso Canales


Arrullo

La noche está muy atareada
en mecer una por una,
tantas hojas.
Y las hojas no se duermen
todas.

Si le ayudan las estrellas,
cómo tiembla y tintinea la infinita
comba eterna.

¿Pero quién dormirá a tantas,
tantas,
si ya va subiendo el día
por el río?

(¿Dónde canta este país
de las hojas
y este arrullo de la noche
honda?).

Por el lado del río
vienen los días
de bozo dorado,
vienen las noches
de fino labio.

(¿Dónde el bello país de los ríos
que abre caminos
al viento claro
y al canto?)

La noche está muy atareada
en mecer una por una,
tantas hojas.
Y las hojas no se duermen
todas.

Si le ayudan las estrellas...
Pero hay unas más ocultas,
pero hay unas hojas, unas
que entrarán nunca en la noche,
nunca.

(¿Dónde catan este país
de las hojas,
y este arrullo de la noche
honda?)


Aurelio Arturo


Puede ser, entonces, que la forma nos sirva mejor cuando actúa como obstrucción, para desconcertarnos y desviar el curso que pensábamos seguir. Puede ser que cuando ya no sepamos qué hacer hayamos llegado a nuestro verdadero trabajo, y que cuando ya no sepamos adónde ir hayamos comenzado el verdadero viaje. La mente que no se desconcierta no se está empleando. El arroyo que encuentra un obstáculo es el que canta.


Wendell Berry


Ahora a Gardel (Carlos Gardel) en vez de escucharlo, lo analizan. Es un disparate pedirle conciencia de clase, como es un disparate pedirle conciencia de clase a Cassius Clay o a Bonavena (Oscar Bonavena). El es un mito. Como Rockefeller, con la diferencia que éste no fue un cantor de éxito, que empezó de abajo, prosperó y se adaptó a su público. A un hombre que canta bien no se le pregunta si traiciona o no a su clase.


Arturo Jauretche


Pausas

I

¡El mar, el mar!
Dentro de mí lo siento.
Ya solo de pensar
en él, tan mío,
tiene un sabor de sal mi pensamiento.

II

No canta el grillo. Ritma
la música
de una estrella.

Mide
las pausas luminosas
con su reloj de arena.

Traza
sus órbitas de oro
en la desolación etérea.

La buena gente piensa
- sin embargo -
que canta una cajita
de música en la hierba.


José Gorostiza


¡Canta el hototogisu que no tiene padres ni hijos!.


Yosa Buson


Jardín

La sonrisa apagada y el jardín en la sombra.
Un mundo entre los labios que se aprietan en lucha.
Bajo mi boca seca que la tuya aprisiona
siento los dientes fuertes de tu fiel calavera.

Hay un rumor de alas por el jardín. Ya lejos,
canta el cuco y otoño oscurece la tarde.
En el cielo, una luna menos blanca que el seno
adolescente y frágil que cautivo en mis brazos.

Mis manos, que no saben, moldean asombradas
el mármol desmayado de tu cintura esquiva;
donde naufraga el lirio, y las suaves plumas
tiemblan estremecidas a la amante caricia.

Sopla un viento amoroso el agua de la fuente...
Balbuceo palabras y rozo con mis labios
el caracol marino de tu pequeño oído,
húmedo como rosa que la aurora regase.

Cerca ya de la reja donde el jardín acaba
me vuelvo para verte última y silenciosa,
y de nuevo mi boca adivina en la niebla
el panal de tus labios que enamora sin verlo,
mientras tus manos buscan amapolas de mayo
en el prado enlutado de mi corbata negra.


Pablo García Baena


Como canta el abad responde el monaguillo.


Refrán


Te Busco Y No Te Encuentro

Te busco y no te encuentro. ¿Dónde moras?
¿Lates sin realidad? ¿Eres un mito,
una ilusión, un ansia de infinito?
Y si amaneces, ¿dónde tus auroras?

¿En qué tiempo sin tiempo van tus horas
desgranándose plenas? ¿Nunca el grito
humano dolor quiebra el bendito
silencio que te envuelve? ¿Nos ignoras?

Partículas de ti fueron llegando;
mi mar inquieto se convierte en río;
hay trinos en el aire, canta el viento.

Canta la vida toda. Por fin siento
que estés, pero, dime, dime: ¿cuándo
puedo saberte para siempre mío?


Ana Inés Bonnin Armstrong


El ave canta aunque la rama cruja, porque conoce lo que son sus alas.


José Santos Chocano


En medio del llano Canta la alondra Libre de todo.


Matsuo Basho