Autores

Populares

Recientes

Temáticas


Frases para Facebook

frases de amor

frases romanticas

frases cortas de amor

frases de desamor

te extraño

frases de despedida

poemas de desamor

frases para enamorar

frases tristes

frases de reflexion

frases de agradecimiento

frases lindas

frases de amistad

frases de aliento

frases para pensar

Cara ( 4 )

Cara. Encuentra docenas de cara con fotos para copiar y compartir.


El poder definitivo, mirar a la muerte a la cara y no tener miedo.


Orson Scott Card


Desde que sabe que va a morir, no mira ya a nadie a la cara.


Elias Canetti




McDonald es un negocio de personas, y esa sonrisa en la cara de esa chica del mostrador cuando ella toma su pedido es una parte vital de nuestra imagen


Ray Kroc


¿Te parece que doy miedo? Porque cuando me enfrento cara a cara con mis oponentes, parece que se derrumban.


Conor McGregor


El dolor asusta cuando muestra su verdadera cara, pero es seductor cuando se viste de sacrificio, renuncia.


Paulo Coelho


En el pan es de día -murmura Johnny, tapándose la cara-. Y yo me atrevo a tocarlo, a cortarlo en dos, a metérmelo en la boca. No pasa nada, ya se: eso es lo terrible. Te das cuenta de que es terrible que no pase nada? Cortas el pan, le clavas el cuchillo, y todo sigue como antes. Yo no comprendo, Bruno.


Julio Cortázar




Has nacido artista lo sé, se te nota en la cara, tienes mucho poder... firma aquí abajo y verás cómo cambia tu vida, es muy fácil ganar


Amaia Montero


Bueno, la vida tiene formas curiosas de acecharte cuando piensas que todo está bien y que toda va a salir bien. Y la vida tiene formas curiosas de echarte una mano cuando piensas que todo va mal y que todo explota en tu cara.


Alanis Morissette


¿Cómo tiene el ojo? -preguntó ella. Tenía peor aspecto con la fuerte luz diurna, casi como si la magulladura se extendiera sobre el caballete de su nariz. Pero al menos ahora sabía de qué color tenía los ojos: azul claro intenso. Era casi absurdo lo mucho que le había intrigado aquello.
-No me molesta demasiado si no me lo toco -le dijo-. Intente reprimirse y no arrojarme piedras a la cara, se lo agradeceré de corazón.
-Todos mis planes para esta tarde al traste -bromeó ella-. Así de sencillo.


Julia Quinn




Hay muchas formas de definir la democracia. Una de ellas, y no la menos lúcida, dice que la democracia es un sistema donde existe derecho a elegir. Posibilidad de elegir y libertad personal van tan unidas como la cara y la cruz de una moneda. Si no tenemos posibilidad de elección libre no hay un sistema político digno de ser llamado democracia. Y para elegir libremente debemos contar con varias opciones entre las que escoger. Al menos con dos. Por lo tanto, un sistema democrático razonable necesita al menos de dos partidos diferentes que los ciudadanos podamos escoger. Pero esto va siendo imposible cuando los dos partidos supuestamente diferentes y alternativos acaban siendo indistinguibles. Entonces desaparece la posibilidad de alternativa en beneficio de una alternancia de distintas caras con el mismo fin: perpetuarse impidiendo que aparezcan alternativas a su dominio compartido.


Carlos Martínez Gorriarán


Hablaba con los ojos, con la boca, con toda mi cara, lo hacía con el alma cuando hablaba con el


Jorge Franco


Bajé por espacio y aires
y mas aires, descendiendo,
sin llamado y con llamada
por la fuerza del deseo,
y a más que yo caminaba
era el descender más recto
y era mi gozo más vivo
y mi adivinar más cierto,
y arribo como la flecha
éste mi segundo cuerpo
en el punto en que comienzan
Patria y Madre que me dieron.

¡Tan feliz que hace la marcha!
Me ataranta lo que veo,
lo que miro o adivino,
lo que busco y lo que encuentro;
pero como fui tan otra
y tan mudada regreso,
con temor ensayo rutas,
peñascales y repechos,
el nuevo y largo respiro,
los rumores y los ecos.
O fue loca mi partida
o es loco ahora el regreso;
pero ya los pies tocaron
bajíos, cuestas, senderos,
gracia tímida de hierbas
y unos céspedes tan tiernos
que no quisiera doblarlos
ni rematar este sueño
de ir sin forma caminando
la dulce parcela, el reino
que me tuvo sesenta años
y me habita como un eco.

Voy en delgadez de niebla
pero sin embargo llevo
las facciones de mi cara,
lo quebrantado del peso,
intacta la voluntad
pero el rostro medio ciego
y respondo por mi nombre
aunque ya no sea aquéllo.


Gabriela Mistral


Una pregunta que nos han hecho mucho últimamente es: "cuanto dinero ganas?" Cuando yo era niño, le hice esa pregunta a un amigo de mi mamá. Mamá me hizo a un lado, me dio por la cara y me dijo: 'No hagas esa pregunta, eso no es de tu incunbencia!'.


Mike Dirnt




Ningún otro cielo en la tierra, cruzó la cara al sí y al no


Enrique Bunbury


Cuando de mañana se lavan la cara, les acaricio las mejillas, les lamo la nariz y me voy, vagamente seguro de haber hecho bien.


Julio Cortázar


Cuando estás en televisión todo está aquí (señalando su rostro) en tu cara y no te puedes pasar toda la canción poniendo cara de psicópata, porque si alguien en su casa baja el volumen, lo que ve le da miedo


Risto Mejide


No quiero vestir a una imagen con sólo mi cara.


Grace Kelly


A pesar de que la vida de un hombre se componga de miles y miles de momentos y días, esos muchos instantes y esos muchos días pueden ser reducidos a uno: el momento en que un hombre averigua quién es, cuando se ve cara a cara consigo mismo.


Jorge Luis Borges


Tan pronto como quedó libre, Sierva María le saltó al cuello, y permanecieron abrazados sin hablar mientras ella lloraba. Él la dejó desahogarse. Luego le levantó la cara y le dijo "No más lágrimas". Y enlazó con Garcilaso.


Gabriel García Márquez


HISTORIA RADICALMENTE CONCENTRADA DE LA ERA POSTINDUSTRIAL

Cuando fueron presentados, él hizo un comentario ingenioso porque quería caer bien. Ella soltó una risotada estrepitosa porque quería caer bien. Luego los dos cogieron sus coches y se fueron solos a sus casas, mirando fijamente la carretera, con la misma mueca en la cara.
Al hombre que los había presentado no le caía demasiado bien ninguno de los dos, pero fingía que sí porque le preocupaba mucho tener buenas relaciones con todo el mundo. Después de todo, nunca se sabe, ¿verdad que no? ¿Verdad? ¿Verdad?


David Foster Wallace


Los satanistas con trabajos bien pagados no necesitan entrevistas como esta. Nosotros creemos que ir de fiesta es malo. Es mejor sentarse y cortarse, que salir y divertirse. Algunas veces tienes que plantarle cara a algunos cambios, que deben ser tomados con mano dura. Hace varios años prescindí de sentir amor.


Øystein Aarseth


La energía que uno derrocha siendo niño, la energía que uno cree inagotable, se escapa entre los dieciocho y los veintidós años reemplazada por algo mucho menos brillante, tan falso como la exaltación de la cocaína: decisión, metas, cualquiera de los términos que propone la Cámara de Comercio. No era nada notable porque no aparecía de un momento al otro, con un estallido. Y eso es lo que daba miedo, pensó Richie. El hecho de que uno no deja súbitamente de ser niño. El chico que llevábamos dentro se escurre poco a poco, tal como el aire de un neumático pinchado. Y un día, al mirarnos al espejo, nos encontramos con la imagen de un adulto. Uno podía seguir llevando vaqueros y asistiendo a los conciertos de rock; uno podía teñirse el pelo, pero la cara del espejo seguía siendo cara de adulto. Tal vez todo ocurría mientras dormíamos, como la visita de los ratones que se llevaban los dientes de leche.

«No -piensa-, los dientes no: los años.»


Stephen King


He sido un necio ?dijo con una voz tan temblorosa como sus manos.
- Desde luego que sí ?dijo Cuthbert-, ya lo creo. ?Cayó de rodillas sobre el polvo, de cara a Roland-. Ahora ya puedes empezar a pegarme si quieres. Todas las veces y con la fuerza que te dé la gana. No te devolveré los golpes. He hecho todo lo que he podido para despertar tu sentido de la responsabilidad. Si sigues durmiendo, que así sea. En cualquiera de los dos casos, te quiero.
Bert apoyó las manos en los hombros de Roland y besó brevemente la mejilla de su amigo.
Roland se echó a llorar.
En parte eran lágrimas de gratitud. Pero sobre todo una mezcla de rabia y desconcierto; había incluso una pequeña y oscura parte de sí mismo que odiaba a Cuthbert y siempre lo odiaría. Aquella parte odiaba a Cuthbert más por el beso que por el puñetazo en la mandíbula; más por el perdón que por el despertar.


Stephen King


Es posible echarle en cara al hombre el estar ciego en su vida cotidiana con respecto a tales cualidades y dejar así que su vida pierda la dimensión de belleza.


Milan Kundera


Y si después de pasar por una época tan tenebrosa ves que queda un atisbo de felicidad en tu interior, no te queda más remedio que agarrar esa felicidad aunque acabes con la cara entera manchada de barro.


Elizabeth Gilbert


He renunciado desde hace tiempo a todas mis direcciones y paticipaciones industriales para comprarme la cosa más cara -en sentido económico y moral- del mundo: la libertad.

Un lujo que no está al alcance hoy, ni siquiera de un simple millonario. Supongo que soy uno de los cinco o seis hombres apróximadamente libres que viven en la tierra.


Giovanni Papini




¿Cómo tiene el ojo? -preguntó ella. Tenía peor aspecto con la fuerte luz diurna, casi como si la magulladura se extendiera sobre el caballete de su nariz. Pero al menos ahora sabía de qué color tenía los ojos: azul claro intenso. Era casi absurdo lo mucho que le había intrigado aquello.
-No me molesta demasiado si no me lo toco -le dijo-. Intente reprimirse y no arrojarme piedras a la cara, se lo agradeceré de corazón.
-Todos mis planes para esta tarde al traste -bromeó ella-. Así de sencillo.


Julia Quinn


Me abrazaría al diablo sin dudar, por ver tu cara al escucharme hablar


Amaia Montero


Al contrario, el esfuerzo físico la llenaba de energía, el agotamiento se convertía en vivacidad y gracia, los días eran largos, lentísimos, y el mundo (percibido como un naufragio interminable) le mostraba su cara más vivaz y la hacía tomar conciencia que la suya, naturalmente, también lo era.


Roberto Bolaño


Me gustaría mucho mas, que te lavaras la cara solo las mañanas que te diera la gana


Roberto Iniesta


Son nuestros secretos los que nos definen, y no la cara que mostramos al mundo.




Si algo no tolero es a la gente manipuladora, hipócrita, mentirosa y doble cara y de esas me he rodeado últimamente.


Frances Ondiviela


Una mano pequeña y fría me acarició la mejilla.
?No pasa nada ?dijo Auri en voz baja?. Ven aquí.
Empecé a llorar en silencio, y ella deshizo con cuidado el apretado nudo de mi cuerpo hasta que mi cabeza reposó en su regazo. Empezó a murmurar, apartándome el cabello de la frente; yo notaba el frío de sus manos contra la ardiente piel de mi cara.
?Ya lo sé ?dijo con tristeza?. A veces es muy duro, ¿verdad?
Me acarició el cabello con ternura, y mi llanto se intensificó. No recordaba la última vez que alguien me había tocado con cariño.
?Ya lo sé ?repitió?. Tienes una piedra en el corazón, y hay días en que pesa tanto que no se puede hacer nada. Pero no deberías pasarlo solo. Deberías haberme avisado. Yo lo entiendo.
Contraje todo el cuerpo y de pronto volví a notar aquel sabor a ciruela.
?La echo de menos ?dije sin darme cuenta. Antes de que pudiera agregar algo más, apreté los dientes y sacudí la cabeza con furia, como un caballo que intenta liberarse de las riendas.
?Puedes decirlo ?dijo Auri con ternura.
Volví a sacudir la cabeza, noté sabor a ciruela, y de pronto las palabras empezaron a brotar de mis labios.
?Decía que aprendí a cantar antes que a hablar. Decía que cuando yo era un crío ella tarareaba mientras me tenía en brazos. No me cantaba una canción; solo era una tercera descendente. Un sonido tranquilizador. Y un día me estaba paseando alrededor del campamento y oyó que yo le devolvía el eco. Dos octavas más arriba. Una tercera aguda y diminuta. Decía que aquella fue mi primera canción.
?Nos la cantábamos el uno al otro. Durante años. ?Se me hizo un nudo en la garganta y apreté los dientes.
?Puedes decirlo ?dijo Auri en voz baja?. No pasa nada si lo dices.
?Nunca volveré a verla ?conseguí decir. Y me puse a llorar a lágrima viva.
?No pasa nada ?dijo Auri?. Estoy aquí. Estás a salvo.


Patrick Rothfuss


Con Marilyn Monroe y Jane Russell provocando conmociones en la llamativa producción en Technicolor Los caballeros las prefieren rubias, la primera ha hecho subir la temperatura del cine Roxy. Juntar a las dos despampanantes estrellas en la misma película es como apostar doble sobre seguro, y la recompensa es un gran musical. Las chicas están rodeadas de hombres y música, y el director, Howard Hawks, les indica que caminen con un estilo muy especial. Cantando, bailando o simplemente observando unos diamantes, las chicas están irresistibles y convierten este musical en algo tan vivaz como los fuegos artificiales de la fiesta nacional del 4 de Julio... Como de costumbre, Marilyn Monroe está tan radiante que resplandecería en la oscuridad, y su interpretación de la rubia con cara de bebé, cuyos ojos se abren desmesuradamente a la vista de los diamantes y se cierran al besar, es siempre divertida y también seductora... La señorita Russell pasa a través del espectáculo a grandes zancadas, y la señorita Monroe se limita a deambular perezosamente, pero de una forma o de otra consiguen salir adelante.


Marilyn Monroe


La energía que uno derrocha siendo niño, la energía que uno cree inagotable, se escapa entre los dieciocho y los veintidós años reemplazada por algo mucho menos brillante, tan falso como la exaltación de la cocaína: decisión, metas, cualquiera de los términos que propone la Cámara de Comercio. No era nada notable porque no aparecía de un momento al otro, con un estallido. Y eso es lo que daba miedo, pensó Richie. El hecho de que uno no deja súbitamente de ser niño. El chico que llevábamos dentro se escurre poco a poco, tal como el aire de un neumático pinchado. Y un día, al mirarnos al espejo, nos encontramos con la imagen de un adulto. Uno podía seguir llevando vaqueros y asistiendo a los conciertos de rock; uno podía teñirse el pelo, pero la cara del espejo seguía siendo cara de adulto. Tal vez todo ocurría mientras dormíamos, como la visita de los ratones que se llevaban los dientes de leche.

«No -piensa-, los dientes no: los años.»


Stephen King


Tú me echabas una mirada con un gris signo de interrogación en tus ojos. "Oh, no, no empecemos de nuevo" (incredulidad, exasperación). Pues nunca te dignabas a creer que yo pudiera sentir el deseo -sin intenciones específicas- de hundir mi cara en tu falda tableada, amor mío. La fragilidad de tus brazos desnudos... Cómo anhelaba envolver esos brazos, y tus cuatro miembros límpidos, encantadores -un potrillo acurrucado-, y tomar tu cabeza entre mis manos indignas y estirar hacia atrás la piel de tus sienes y besar tus ojos achinados y... "Por favor, déjame en paz, ¿quieres?", decías. "Dios mío, déjame tranquila". Y yo me levantaba del suelo, mientras tú me mirabas crispando el rostro en una imitación deliberada de mi tic nerveux. Pero no importa, no importa, soy un miserable, no importa, sigamos con mi desgraciada historia.


Vladimir Nabokov


Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba en Irlanda. Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si el estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo.


Cecelia Ahern


La vida: el circulo, la mente: el cuadrado, el alma: el polígono, la sabiduría: la Gran Cara de la Vida.


Ji Hu


Hace mucho tiempo, el hombre oía extrañado el sonido de un golpeteo dentro de su pecho y no tenía idea de su origen. El cuerpo era una jaula y dentro de ella había algo que miraba, escuchaba, temía, pensaba y se extrañaba; ese algo, ese resto que quedaba al sustraerle el cuerpo, ese algo era el alma. La cara no es más que una especie de tablero de instrumentos en el que desembocan todos los mecanismos del cuerpo.


Milan Kundera


con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.


Julio Cortázar