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Frases de dolor ( 3 )

Frases de dolor. Encuentra docenas de frases de dolor con fotos para copiar y compartir.


Yo permanezco en el mundo porque el mundo es aún más terrible que la nada. He aceptado la vida porque la vida es más dolorosa que la muerte... Solamente del dolor nace la verdad, y en el fondo de la desesperación se encuentra el único placer que no produce asco.


Giovanni Papini


Una cosa es posicionarse en contra DEL FENÓMENO de la inmigración sin control de ninguna clase,(...), y otra, acometer a un semejante. Los inmigrantes no tiene la culpa de nada. Ellos, como nosotros, son las víctimas de este sistema y de las mafias que juegan con sus ahorros, sus esperanzas y sus vidas para forrarse a cuenta del dolor ajeno.


Ricardo Sáenz de Ynestrillas Pérez




Fui de uno a otro, llevando en las manos mi dolor?no, no mi dolor sino la inaprehensible naturaleza de nuestro vivir? para que lo inspeccionaran. Algunos acuden a los sacerdotes, yo acudo a mis amigos y a mi propio corazón, y busco por entre frases y fragmentos algo que aún no esté quebrado, yo, para quien no hay belleza bastante en la luna o árbol, para quien el contacto de una persona con otra lo es todo, pero que ni siquiera esto puedo comprender, yo que soy tan imperfecto tan débil, tan indeciblemente solo. Ahí estaba.


Virginia Woolf


Cuánto podemos alguna vez saber sobre el amor y el dolor en otro corazón? ¿Cuánto podemos esperar entender a quienes han sufrido la angustia más profunda, una mayor privación, y más decepciones aplastamiento que nosotros mismos hemos conocido


Orhan Pamuk


Cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra.


Rosa Montero


El hospital era un mundo extraño, estático, donde los mínimos placeres eran casi siempre más atractivos al anticiparlos que una vez recibidos: un zumo de piña, el manjar blanco de los martes con salsa de fresas, una visita que traía unas flores cuyo olor dulzón y penetrante terminaba revolviendo un estómago delicado. Un mundo donde el olvido era un nirvana, donde nunca se permitía alimentar la esperanza de no tener dolor, sino solamente de tener menos.


Lionel Shriver




Tras la Alegría y la Risa puede haber un temperamento grosero, duro y encallecido. Pero tras el Dolor siempre hay Dolor.


Oscar Wilde


Nunca, en ninguna época y en ninguna otra civilización, se ha pensado tanto y tan constantemente en la edad; la gente tiene en la cabeza una idea muy simple del futuro: llegará un momento en que la suma de los placeres físicos que uno puede esperar de la vida sea inferior a la suma de los dolores (uno siente, en el fondo de sí mismo, el giro del contador; y el contador siempre gira en el mismo sentido). Este examen racional de placeres y dolores, que cada cual se ve empujado a hacer tarde o temprano, conduce inexorablemente a partir de cierta edad al suicidio.


Michel Houellebecq


Le dije que me gustaba la comida picante. No sé por qué tuve que afirmar semejante idiotez si es mentira. Voy poniendo cucharada tras cucharada de yogur en la comida. No hay nada que hacer. Cada vez me pasa igual: las papilas gustativas se me achicharran y se mueren; el rostro se me pone rojo como una remolacha; mi cabeza se me antoja una casa en llamas y el tracto digestivo empieza a retorcerse y quejarse de dolor como una boa constrictor que se acaba de tragar un cortacésped.


Yann Martel




Pero a mis torturadores no les interesaban los distintos grados de dolor. Únicamente les interesaba demostrarme lo que significaba vivir en un cuerpo, solo como un cuerpo, un cuerpo que puede abrigar ideas de justicia solo mientras esta ileso y en buen estado, y que las olvida tan pronto le sujetan la cabeza y le meten un tubo por la garganta y echan por él litros de agua salada hasta que tose y tiene arcadas y sufre convulsiones y se vacía... Vinieron a mi celda a enseñarme el significado de la palabra 'humanidad', y me enseñaron mucho en el espacio de una hora.


J. M. Coetzee


Lo siento, señorita MacCorkle. ¿Y cuál es su problema?
-Los dolores de cabeza.
[... ]
-¿Por encima de su cabeza?
-Oh, sí. A unos buenos cinco centímetros.
[... ]
O´Reilly se inclinó por encima de Barry y cogió de la mesa un frasco de plástico con grageas de vitaminas.
-Éstas te servirán.
Luego el hombretón fue empujándola suavemente hacia la puerta.
-Éstas son especiales Maggie.
Ella asintió.
-Deberás tomarlas exactamente como te diga.
-Sí, doctor. ¿Y cómo será eso?
-Media hora.- Sus siguientes palabras fueron enunciadas con gran solemnidad-: Exactamente media hora antes de que el dolor comience.


Patrick Taylor


Cuando soñamos no es preciso hacer distinciones, en lo absoluto. En los sueños, las fronteras no existen; por ende, tampoco existen los conflictos. Y si existiesen, éstos no causan ningún tipo de dolor. Pero la realidad es diferente. La realidad sí muerde y duele mucho. La cruda y cruel realidad.?
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Haruki Murakami










En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa ?sufrimiento?. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos ?añoranza?; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra ?nostalgia? tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: ?te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia?. En español, ?añoranza? proviene del verbo ?añorar?, que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él. Algunas lenguas tienen alguna dificultad con la añoranza: los franceses sólo pueden expresarla mediante la palabra de origen griego (nostalgie) y no tienen verbo; pueden decir: je m? ennuie de toi (equivalente a «te echo de menos» o ?en falta?), pero esta expresión es endeble, fría, en todo caso demasiado leve para un sentimiento tan grave. Los alemanes emplean pocas veces la palabra ?nostalgia? en su forma griega y prefieren decir Sehnsucht: deseo de lo que está ausente; pero Sehnsucht puede aludir tanto a lo que fue como a lo que nunca ha sido (una nueva aventura), por lo que no implica necesariamente la idea de un nostos; para incluir en la Sehnsucht la obsesión del regreso, habría que añadir un complemento: Senhsucht nach der Vergangenheit, nach der verlorenen Kindheit, o nach der ersten Liebe (deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor).


Milan Kundera










El sufrir es muy largo y no puede dividirse por los estaciones del año. Sólo nos es posible señalar su presencia y advertir su retorno. Para nosotros el tiempo no avanza: gira. Parece formar un círculo alrededor de este eje: el dolor. La paralizadora inmovilidad de una vida regulada, hasta en sus más ínfimos detalles, por una rutina inmutable, de suerte que conforme, bebemos, nos paseamos, dormimos y rezamos ? o por lo menos, nos arrodillamos para rezar ? conforme a los inflexibles dictados de un reglamento de hierro; esa inmovilidad que hace que cada día sea, con todos sus horrores, y hasta en sus más pequeños detalles, idéntico a sus hermanos, parece comunicarse a aquellas fuerzas exteriores, cuya existencia es una perpetua variación. Nada sabemos de la siembra ni de las cosechas, de los segadores doblados sobre las espigas o de los vendimiadores deslizándose entre las vides; de la hierba del jardín, ornada con el blanco manto de las flores caídas, sobre la cual se hallan esparcidos los frutos maduros. Nada sabemos, nada podemos saber.

Para nosotros sólo hay una estación, la del dolor. Parece incluso como si nos hubieran arrebatado hasta el sol y la luna. Fuera podrá brillar el día con tonos azulados o dorados, pero la luz que se filtra por el espeso cristal del ventanillo con barrotes de hierro bajo el cual nos hallamos sentados, es mísera y mortecina. En nuestra celda vecina reina constantemente la penumbra, y la noche invade siempre nuestro corazón. Y todo movimiento se detiene, igual que en el girar del tiempo, en la esfera del pensamiento.


Oscar Wilde