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Huella ( 3 )

Huella. Encuentra docenas de huella con fotos para copiar y compartir.


Nuestros momentos de inspiración no se pierden aunque no tenemos poema especial para mostrar a ellos, porque esas experiencias han dejado una huella indeleble, y estamos de cuando en cuando recordaba de ellos.


Henry David Thoreau


Es fácil seguir el camino marcado, pero solo siguiendo tu propio camino acabarás dejando huella.






La huella de la amistad nunca se borra...




Estoy interesado en el humor, y las tarjetas de felicitación que pasa es que es un medio perfecto para mi mensaje. Son accesibles a todos, y gracias a todos los avances que se han hecho por las impresoras de conciencia ambiental, que puedo conseguir mi mensaje, manteniendo mi huella de carbono relativamente pequeño.


Anne Taintor


Music ha estado presente desde hace mucho tiempo, y no va a ser la música mucho después de Ray Charles está muerto. Solo quiero dejar mi huella, dejar algo musicalmente bien atrás. Si se trata de un gran disco, esa es la cereza en el pastel, pero la música es la comida principal.


Ray Charles


Así que en términos de la huella económica global, digamos de China en la próxima década y un poco es probable que surja como la mayor economía del mundo. Es evidente que su política exterior y aumenta la huella de la política de seguridad y que crea a la vez retos y oportunidades para todos.


Kevin Rudd




Aprecio lo que otros han hecho en el pasado sobre todo para mi género, y mi forma de cantar. Y seguro que ponen una huella - usted sabe, consiguieron el pie en la puerta, pero yo voy a poner mi pie derecho a través de la puerta.


James Durbin


Yo hago mi trabajo y lo hago lo mejor que puedo. Estoy bastante contento con mi anonimato. Todo lo que puedo esperar es que sigo haciendo un gran trabajo que será recordado, y lo dejo mi huella para que mi hijo puede decir con orgullo: '¡Ese es mi papá!'


Eamonn Walker


Antes de amar, aprende a correr por la nieve sin dejar huella.


Proverbio turco




No tiene sentido obvio, pero hace buenas personas se sienten bien con ellos mismos a hacer su parte para el planeta. Es la vanidad de un tipo grotesco creer que la humanidad, y nuestra 'huella de carbono', tiene más impacto en el futuro de la Tierra de la Naturaleza, que se inclina a nuestro planeta a su voluntad, como lo considere oportuno.


Charles Saatchi


Si usted es un líder de la aldea afgana en un pequeño centro de la ciudad en torno a Kandahar, en algún lugar, y usted sabe que la huella se hace más pequeño para su seguridad, y los talibanes diciendo que no se olvide, voy a estar de vuelta muy pronto, que es tu lealtad va a pasar?


Mike Rogers


Si los eventos próximos se dice que echan sus sombras antes, los acontecimientos pasados ??no pueden caer a dejar su huella tras de sí.


Helena Blavatsky


El juego es el significado último para mí, porque es muy importante para mucha gente. Ha dejado una huella en nuestra cultura para ser votado como uno de los mejores que jamás haya jugado.


Barry Sanders




Supongo que los dos Manifiesto, los vasos comunicantes, Mad Love, y algunos de sus poemas hizo una huella significativa en mí, sino en lo que introduce un elemento literario en la música que lo ven como una asimilación mucho más amplio.


Trevor Dunn


Entonces se percató con sorpresa que no era desdichado. La presencia física de Sabina, era mucho menos importante de lo que había supuesto. Lo importante era la huella dorada que había dejado en su vida y que nadie podría quitarle.
Aquella inesperada felicidad, aquella comodidad, aquel placer que le producían la libertad y la nueva vida, ese era el regalo que la había dejado.


Milan Kundera


Hay quien no conoce más fantasías que las cumplidas, quien no es capaz de imaginarse nada y es poco previsor por eso, imaginar evita muchas desgracias, quien anticipa su propia muerte rara vez se mata, quien anticipa la de los otros rara vez asesina, es preferible asesinar y matarse con el pensamiento, no deja secuelas ni tampoco huella, incluso con el gesto lejano del brazo que agarra, todo es cuestión de distancia y tiempo, si se está un poco lejos el cuchillo golpea el aire en vez de golpear el pecho, no se hunde en la carne morena o blanca sino que recorre el espacio y no sucede nada


Javier Marías


Japón es como una ostra. A una ostra no le gustan los objetos que vienen de fuera: hasta cuando el grano más fino de arena o de una concha rota logra entrar, la otra considera esa invasión intolerable, así que secreta una capa y otra de nácar sobre la superficie de la partícula infractora hasta que, llegado el momento, se crea una hermosa perla. Tras el proceso de recubrir la partícula externa, no queda ni una sola huella de su forma o color original. De manera similar, Japón reviste la cultura extranjera que le llega y la transforma en una perla de estilo japonés. El resultado final es enormemente bello (a menudo, como en el caso de la ceremonia del té, más refinado que el original), pero la naturaleza esencial del original se pierde.


Alex Kerr


Los extranjeros podrán establecerse en Vizcaya (Bizkaia) bajo la tutela de sus respectivos cónsules; pero no podrán naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarán si habrían de ser expulsados, no autorizándoseles en los primeros años de independencia la entrada en territorio vizcaíno, a fin de borrar más fácilmente toda huella que en el carácter, en las costumbres y en el idioma hubiera dejado su dominación.


Sabino Arana


Este armazón de huesos y pellejos,
de pasear una cabeza loca
se halla cansado al fin, y no lo extraño,
pues, aunque es la verdad que no soy viejo,
de la parte de vida que me toca
en la vida del mundo, por mi daño
he hecho un uso tal, que juraría
que he condensado un siglo en cada día.

Así, aunque ahora muriera,
no podría decir que no he vivido;
que el sayo, al parecer nuevo por fuera,
conozco que por dentro ha envejecido.

Ha envejecido, sí, ¡pese a mi estrella!
Harto lo dice ya mi afán doliente,
que hay dolor que al pasar, su horrible huella
graba en el corazón, si no en la frente.


Gustavo Adolfo Bécquer


PARA M-
No me aflige que mi cuota de mundo
Tenga poco de terrenal en ella;
Ni que años de amor, en un minuto
De rencor, se esfumen sin dejar huella.

No lamento que los desvalidos
Sean, querida, más dichosos que yo,
Pero sí que sufras por mi destino,
Siendo un pasajero como soy.

No es que mis fuentes de dicha
Sean extrañas, llorosas-
O que la emoción de un simple beso
Haya paralizado tantos años.

Tampoco que las flores de veinte primaveras
Que se marchitaban al nacer
Yazgan inertes en las cuerdas de mi corazón
Con el peso de una era glacial.

Ni que la hierba ansiosa
Haya crecido sobre mi tumba,
Sino que, mientras esté muerto en vida,
Nunca estaré, mi adorada, en soledad.


Edgar Allan Poe


Sobre tema de Ella Wheeler, dedicado a mi amigo C. M. S.

Como Fray Luis tras de su largo encierro
«Decíamos ayer...» también digamos.
¿Han pasado años? En la cuenta hay yerro,
O nosotros con ellos no pasamos.

Donde ayer lo dejamos, dulce dueño.
Recomencemos. Recogiendo amantes.
Los rotos hilos del antiguo sueño.
Sigamos arrullándolo como antes.

Respetuosa apartemos la mirada
de tumbas que haya entre partida y vuelta.
Y si hubiere una lágrima ya helada
ruede al calor del corazón disuelta.

Olvidemos la herrumbre que en el oro
de la rica ilusión depuso el llanto,
y los hielos que pálido, inodoro
dejaron el jardín que amamos tanto.

Olvidemos el hado que hizo injusto
de nuestros corazones su juguete,
y regalemos la orfandad del gusto
con el añejo néctar del banquete.

¡No es tarde, es tiempo! Olvida la ígnea huella
que al arador pesar cruzó en frente.
Para mis ojos tú siempre eres bella
yo para ti soy llama siempre ardiente:

Llama que hoy mismo a mi pupila fría
surge desde el recóndito santuario
pese a la nieve que en mi sien rocía
el invierno precoz del solitario.

Mírame en estos ojos que tu imagen
extáticos copiaron tantas veces.
Allí estas tú, sin lágrimas que te ajen
ni tiempo que interponga sus dobleces.

Búscame sólo allí, que yo entretanto
en los tiernos abismos de tus ojos
torno a encontrar mi disipado encanto,
la juventud que te ofrendé de hinojos.

¡Mi juventud!, espléndida al intenso
reverberar de tu alma ingenua y pura,
con brisas de verano por incienso,
y por palma de triunfo tu hermosura.

¡Mi juventud!, por título divino
espigadora en todo lo creado;
nauta en persecución del vellocino
de cuanto fuese de tu culto agrado.

Islas de luz del cielo, margaritas
de colgantes jardines y hondos mares,
néctar de espirituales sibaritas,
soplos de Dios a humanos luminares:

Las miradas del sabio más profundas
y del tal vez más sabio anacoreta;
las perlas de Arte, hijas de amor fecundas;
la suma voz de todo gran poeta.

Esas trombas de lírica armonía,
infiernos de pasión divinizados,
en que nos arrebatan a porfía
todos los embelesos conjurados:

Auras de aquella cima do confluyen
Hermosura y Verdad, pareja santa,
y las dos una misma constituyen,
y espíritu de amor sus nupcias canta.

Buscar palabra al silencioso drama
de la contemplación, mística guerra
entre Dios, Padre amante que reclama
al eterno extranjero de la tierra;

y esta madre de muerte, inmensa y bella
Venus que al por nos nutre y nos devora,
y presintiendo que escapamos de ella
con tanto hechizo nos abraza y llora.

Leer amor en tanta ruda espina
que escarnece a la fe y angustia al bueno.
Mostrar flores del alma en la ruïna,
luz en la oscuridad, oro en el cieno.

La flor de cuanto existe, oro celeste,
único que halagando tu alma noble
brindara en vago esparcimiento agreste
a nuestro doble ser regalo doble;

tal era mi tributo. Una confianza,
una sonrisa, una palabra tuya,
retorno abrumador, que en mi balanza
Dios, no un mortal, será quien retribuya.

Pero todo en redor, la limpia esfera,
el bosque, el viento, el pajarillo amable
semejaba, en tu obsequio, que quisiera
pagar por mí la dádiva impagable.

Aún veo sobre el carbón de tus pupilas
el arrebol fascinador de ocaso;
veo la vacada, escucho las esquilas:
va entrando en su redil paso entre paso.

Escucha, recelosa de la sombra,
la blanda codorniz que al nido llama
y al sentirnos parece que te nombra
y que por verte se empinó en la rama.

Escúchate a ti misma entre el concento
de aquella fiesta universal de amores,
cuando nos coronaba el firmamento
ciñéndonos de púrpura y de flores.

Esas flores murieron. Pero ¿has muerto
tú, fragancia inmortal del alma mía?
Años y años pasaron. Pero ¿es cierto
o es visión que existimos todavía?

Juntos aquí como esa tarde estamos,
y el mismo cielo es ara suntuosa
de aquel amor que entonces nos juramos
y hoy, en los mismos dos, arde y rebosa.

Ahí está el campo, el mirador collado,
el pasmoso horizonte, el sol propicio;
la cúpula y el templo no han variado.
Vuelva el glorificante sacrificio.

¿Y no ha herido tal vez tu fantasía
que aquella tarde insólita, imponente,
fue sólo misteriosa profecía
de este rnisteriosísimo presente. . . ?

En aquel hinmo universal, un dejo
percibí melancólico; y al fondo
de una lágrima tuya vi el bosquejo
del duelo que hoy en lo pasado escondo.

Pasó... Pero esa tarde en su misterio
citó para otra tarde nuestra vida.
Y hela aquí. El alma recobró su imperio
del sol abrasador a la caída.

¡La tarde!, la hora del perfecto aroma,
la hora de fe, de intimidad perfecta,
cuando Dios sobre el sol que se desploma
el infinito incógnito proyecta.

Cuanto es ya el suelo en fuego y tintes falto,
es de ardiente el espíritu y profundo;
y abiertas las esclusas de lo alto
flotamos como en brisas de otro mundo.

Ve cómo el blanco Véspero fulgura,
pasando intacto el arrebol sangriento.
¡Es la Amistad!, la roca firme y pura
que sirve a nuestro amor de hondo cimiento.

Nadie dejó de amar si amó de veras.
Cuando en árido tronco te encarnices
con la segur, tal vez lo regeneras
si son como las nuestras sus raíces.

Y antes te sonará más dulcemente
templada en el raudal de los gemidos,
la antigua voz que murmuraba ardiente
la música de mi alma en tus oídos.

¿Han pasado años?... Puede ser. ¿Quién halla
que el Tiempo sólo arrumbe o dañe o borre?
¡Cuánta espina embotó! ¡Qué de iras calla!
¡Su olvido a cuántos míseros socorre!

Para los dos el ministerio suyo
fue de ungido de Dios y extremo amigo.
Te veo sagrada, y sacro cuanto es tuyo,
y como de un cristal al casto abrigo.

En torno a ti, y a cuanto es tuyo, encuentro
halo de luz, atmósfera de santo;
como al santuario a visitarte hoy entro
y algo hay solemne en tu adorable encanto.

¡Dulce es sentir que hay almas, y que aman!
Su amor... inerme el tiempo para ellas...
Las vuelve, al Dios que férvidas aclaman,
como Él las hizo... jóvenes y bellas.

Han pasado años, sí... ¡por fin pasaron!
¡Rudo tropel que atravesó el camino!


Rafael Pombo


¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?


Stefan Zweig