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La inteligencia se mide de la cabeza al cielo ( 3 )

La inteligencia se mide de la cabeza al cielo. Encuentra docenas de la inteligencia se mide de la cabeza al cielo con fotos para copiar y compartir.


Hallazgo

Desnuda y adherida a tu desnudez.
Mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.

Alzaré los brazos y sostendré tu aire.
Podrás desceñir mi sueño
porque el cielo descansará en mi frente.
Afluentes de tus ríos serán mis ríos.
Navegaremos juntos, tú serás mi vela,
y yo te llevaré por mares escondidos.

¡Qué suprema efusión de geografías!
Tus manos sobre mis manos.
Tus ojos, aves de mi árbol,
en la yerba de mi cabeza.


Carmen Conde


Ay, Voz Secreta

Ay voz secreta del amor oscuro
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay silencio sin fin, lirio maduro!

Huye de mi, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza
apiádate de mi, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!


Federico García Lorca




¿en Qué Piensas?

Dime: cuando en la noche taciturna,
la frente escondes en tu mano blanca,
y oyes la triste voz de la nocturna
brisa que el polen de la flor arranca;

cuando se fijan tus brillantes ojos
en la plomiza clámide del cielo...
y mustia asoma entre tus labios rojos
una sonrisa fría como el hielo;

cuando en el marco gris de tu ventana
lánguida apoyas tu cabeza rubia...
y miras con tristeza en la cercana
calle, rodar las gotas de la lluvia;

dime: cuando en la noche te despiertas
y hundes el codo en la almohada y lloras...
y abres entre las sombras las inciertas
pupilas como el sol abrasadoras;

¿en qué piensas? ¿en qué? ¡pobre ángel mío!
Piensas en nuestro amor despedazado
ya, como el junco al ímpetu bravío
del torrente que salta desbordado?

¿Piensas tal vez en las azules tardes
en que a la luz de tu mirada ardiente,
mis ojos indecisos y cobardes
posáronse en el mármol de tu frente?

¿O piensas en la hojosa enredadera
bajo la cual un tiempo te veía
peinar tu ensortijada cabellera,
al abrirse los párpados del día?

¡Quién sabe!... no lo sé, pero imagino
que en esas horas de aparente calma,
percibes mucha sombra en tu camino,
¡sientes muchas tristezas en el alma!

Mas... otro amante extinguirá tu frío,
yo sé que tu pesar no será eterno;
mañana vivirás en pleno estío...
y yo, con mi dolor... ¡en pleno invierno!


Julio Florez


-Baila conmigo.
+Pero si tú no sabes bailar, eres lo más parecido a un pato. Es más, no siquiera te gusta.
-A veces, pequeña, hay que hacer cosas que no se te pasarían por la cabeza si estuvieras un poco cuerdo solo por la persona que ás te importa aquí y ahora.
+Sé que escalaría la más alta montaña si un día te diera por el alpinismo; que te haría los coros si se diese el curioso caso de que nadie soportara tu voz; que daría la vuelta al mundo en globo, a pesar de mi miedo a las alturas, si quieres pasar una temporada en el cielo; que saltaría sobre nubes de tormenta si tu quisieras tener una aventura a gran altura y con peligro de muerte; que fingiría ser una persona muy importante para colarte en una cola kilométrica. Pero nunca hubiera creído que tú me devolverías algo.
-Vale, a ver si me acuerdo de todo. No me dará por el alpinismo, no me va el aire fresco y limpio sin nada de contaminación, no tiene ningún riesgo. De momento, la gente soporta bien mi voz, pero seguramente quieran escuchar la tuya también. Lo del globo es una gran idea, tenemos que probarlo. Es teóricamente imposible saltar sobre cualquier tipo de nube. Aunque, pensándolo bien, todo lo teóricamente imposible nos ocurre a nosotros. No necesitas fingir ser una persona importante, ya lo eres. Al menos para mí. Y, tienes razón. Hace dos días, estaría sentado en el sofá con unas palomitas rancias esperando a que me montases el numerito por la compra de unas manzanas demasiado maduras. ¿Sabes lo mejor de esos momentos? Me hablabas. Me dirigías la palabra. Era lo más vivible de todo el día aunque estuviésemos discutiendo como unos locos. Entonces, entendí que no podía seguir pasando por encima de ti cada vez que quería algo. No. Tú te merecías algo mucho, mucho mejor. Recordé aquella vez en la que me habías pedido que bailara contigo. Estábamos solos en casa, como ahora. No tenía por qué avergonzarme, solo me ibas a ver tú. Te dije que no. Vi tu cara, intentando parecer despreocupada. Aún así, tus ojos estaban tristes, como muchas otras veces en las que te había decepcionado.Siento haberlo hecho. Ahora estoy aquí, solo para ti. Bailemos. Hoy, mañana, pasado y hasta que el mundo se acabe.


fotolog.comrain_and_sunny


Niña de ojos azules preciosos
niña no los escondas son hermosos
no los llenes de lagrimas amargas
no dejes humedecer tus mejillas bravas

Mira a la luna y empieza a vivir
mira al cielo y empieza a sonreír
No permitas que la tristeza invada tu alma
deja que la felicidad te devuelva la calma

Los años pasan y tu creces
tu cara cambia y envejeces
y solo te quedara el recuerdo de lo que fuiste
la rabia por no dejar de estar triste

Tuviste la oportunidad de sonreír
pudiste ser feliz y huir
vivir la vida, disfrutar
Tener recuerdos felices y amar

tuviste miedo y te equivocaste
quisiste arriesgarlo todo y perdiste
desaste sacrificar tu vida por los démas
y te quedaras sola, triste par siempre jámas

Ahora solo te queda un recuerdo triste
la melancolia por lo que nunca fuiste
la rabia por tus pocas luces
ahora metes la cabeza bajo tierra como los avestruces.


larisa maria


Nos detuvimos un momento y aguzamos el oído en el silencio que nos envolvía. Con la punta del zapato hice rodar los restos de las cigarras y unas piñas, contemplé el cielo a través de las ramas de los pinos. Naoko permanecía absorta con las manos en los bolsillos, sin mirar nada en concreto.
—Watanabe, ¿me quieres?
—Claro —respondí.
—¿Puedo pedirte dos favores?
—Incluso tres.
Naoko sacudió la cabeza sonriendo.
—Con dos es suficiente. El primero es que te agradezco que vengas a verme. Estoy muy contenta y me... me ayuda mucho. Quizá no lo parezca, pero es así.
—Volveré a venir —dije—. ¿Y el otro?
—Que te acuerdes de mí. ¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?
—Me acordaré siempre.


MURAKAMI




Amor es aquello que siento cuando veo, hablo, escucho y siento a aquella persona que me hace sentir cosas...

Amor a los 15 años tanto tienes tanto das amor que viene volando y volando se te va ese beso traicionero que sin amor te lo dan ese beso traicionero nunca lo vas a olvidar pero tu no llores mas porque el llorar es llanto y el llanto d una mujer no se lo merece un hombre que no la supo querer.

El amor es la más injusta de las emociones, no te deja vivir y al mismo tiempo te impide morir.

Quería probar su amor, estar seguro que me quería, le dije una noche que le dejaría, él no pidió ninguna explicación, solo bajó la cabeza y se marchó. Creí que le daba igual, que no me quería que los besos que me daba ni siquiera los sentía. De tonta que fui esa misma noche se quitó la vida dejando un papel escrito: Por ti lo hago vida mía.

Quisiera verte y escuchar tu voz será tu rostro lo que me enamoró y no he podido contener el llanto y que sera de mi.

La persona que quieres te pueden herir de la manera más fuerte, pero si lo perdonas sin ni siquiera darle mente, ya te puedes imaginar cuanto lo quieres.

No esperes nunca el amor, que el amor es quién te espera a ti... si lo buscas en el cielo, brillará más que el la luna y las estrellas, e incluso más que el sol, pues la luz del sol no pertece a él, solo es reflejo del amor que los ilumina para que no este nunca en sombras.

Te quiero más que al sol, te quiero más que a la luna, porque eres mi vida entera y sin tí no hay vida alguna.

Anoche pensando en tí, mis ojos humedecieron, entonces comprendí, lo mucho que te quiero.

Despierta tiemblo al mirarte, dormida me atrevo a verte.

El amor que llama al amor no oye muchas veces que el eco de su propia voz.

Aunque uno sepa pensar, si no sabe amar nunca encontrará la ansiada felicidad.

No habrá sonido, ni palabra, ni frase, ni libro, ni ser, que describa lo que siento. Sin embargo, tú lo entenderás.

Un día me di cuenta de que te quería, otro día llegó a mi vida el amor que por ti sentía, y hoy solo sé que ya no puedo sentir más, porque lo que por ti siento, es todo lo que yo he querido en la vida, y más sería que estuvieras siempre a mi lado como me gustaría.

Mis ojos lloran por verte, mis brazos por abrazarte, mi boca por darte un beso y mi corazón por amarte.

No sabes cuanto te amo, ya van 12 meses y no te puedo olvidar, a pesar de todo tengo una ilusión en mi corazón, que me dice que tú también me amas pero que te asusta porque soy distinta a lo que tú esperabas, pero eso que importa, tú tampoco eres quien yo esperaba, pero eres a quien amo.

Anoche soñé contigo; era un sueño de hadas, tú eras mi princesa encantada y yo tu príncipe azul, tú besabas mis labios yo tu pelo acariciaba y los ángeles del cielo de alegría lloraban, pero cuando desperté y vi que me faltabas quise dormir otra vez pero el sol no me dejaba.

Si decimos que el amor es sinónimo de felicidad, ¿Por qué muchas veces lloramos por esa persona a la que tanto amamos?

Escribir con sentimientos lo que no pueden las palabras, como el verso de tus ojos que pone en el papel de tu mirada un infinito adiós por no querer ser mi amada.

Si te dijera que te amo mucho estaría mintiendo; si te dijera que te amo demasiado también estaría mintiendo, pero si te dijera que no es posible decir cuanto te amo te estaría diciendo la verdad, porque diciendo que tanto te quiero, mucho o demasiado, me estaría poniendo un límite...

Si el amor te es dificil, aquí te será fácil




Ozías, por su parte, dijo a Judit: "Hija mía, que Dios Altísimo te bendiga más que a todas las mujeres de la tierra. Y ¡bendito sea el Señor Dios, Creador del cielo y de la tierra, que te condujo para que cortaras la cabeza del jefe de nuestros enemigos! Jamás los hombres olvidarán la confianza que has demostrado, y siempre recordarán las hazañas de Dios. Haga Dios que siempre lo celebren, y que nunca te falten sus dones, porque no vacilaste en exponer tu vida por tu pueblo oprimido, y, para salvarnos del desastre, tomaste ante Dios la decisión más eficaz." Todo el pueblo respondió: Amén, Amén. Judit les dijo: "Escuchen, hermanos; tomen esta cabeza y cuélguenla en las murallas. Al amanecer, los más valientes con un jefe a la cabeza, tomen sus armas y salgan de la ciudad como si intentaran bajar a la llanura contra los asirios. Pero no bajen. Ellos tomarán sus armas e irán a despertar a los jefes de su ejército. Se presentarán a la tienda de Holofernes, y al no encontrarlo, quedarán aterrorizados y huirán ante ustedes. Entonces ustedes y todos los habitantes de Israel los perseguirán para matarlos.


Sagradas Escrituras


Cuando iban de camino, alguien le dijo: "Te seguiré adondequiera que vayas." Jesús le respondió: "Los zorros tienen madrigueras y las aves del cielo tienen sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde descansar la cabeza." A otro le dijo: "Sígueme." Este le contestó: "Deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre." Pero Jesús le dijo: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú tienes que salir a anunciar el Reino de Dios." Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme que me despida de los míos." Jesús entonces le contestó: "Todo el que pone la mano al arado y mira para atrás, no sirve para el Reino de Dios."


Jesús Cristo




Entonces el Sumo Sacerdote le preguntó: "¿Es verdad?" El respondió: "Hermanos y padres, presten atención: En realidad, el Altísimo no vive en casas hechas por mano de hombres, como dice el profeta: El cielo es mi trono y la tierra el apoyo de mis pies. ¿Qué casa me van a edificar?, dice el Señor. ¿Cuál será el lugar de mi descanso? ¿No fuí yo quien hice todas esas cosas? Ustedes, sin embargo, duros de cabeza, endurecieron su corazón y cerraron sus oídos; siempre se resisten al Espíritu Santo, igual que sus padres. ¿A que profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, pero ustedes ahora lo traicionaron y asesinaron. Ustedes que recibieron la Ley por medio de ángeles y no la cumplieron." Al oír este reproche se enfuerecieron; rechinaban los dientes contra Esteban. El, lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos en el cielo, vio la Gloria de Dios y a Jesús a su dercha y declaró: "Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre a la derecha de Dios." Pero ellos, con grandes gritos, se taparon los oídos y todos juntos se lanzaron contra él; lo sacaron fuera de la ciudad para apedrearlo, y los testigos dejaron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba así: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado." Y, diciendo esto murió.


Sagradas Escrituras


Estoy muriendo, no entendés?
Ella lo miro, cómo no comprendiendo a que venia el comentario.
Si, en 45 minutos voy a morir.
Más o menos, tampoco puedo darte precisiones. Dijo el.
Pero si puedo decirte, que es desgarrador.

Ya se, no me digas nada.
Usar la palabra desgarrador en este momento a mí también me suena demasiado melodramática.
Pero no se me ocurre otra, para expresar lo que siento.
Además de temor, por supuesto.

Parada desde un ángulo, observándolo sin comprender nada, ella lo observa.
Lo estudia, como a un animal extraño al que no se comprende y se trata de descifrar.

Por supuesto que tengo miedo. Aterrado estoy ante la sensación de vacío.
Porque lamentablemente, no creo en nada. Ni en la reencarnación, ni en un cielo idílico y un paraíso salvador, como refugio de almas perdidas, ni en nada de eso.
Nunca fui creyente.

Creo que ni siquiera al atravesar los más duros momentos, me aferre a alguna de esas posibilidades.

Quizás en esas situaciones criticas, durante enfermedades de seres queridos y al dudar de su supervivencia, intenté entregarme en manos de “algo”, por ellos.
Pero la verdad, es que ni yo mismo lo creía.

Supongo que era un buen método para dejar que el tiempo transcurriera, hasta que me diesen el próximo parte medico.

En fin. La cuestión es, que como no creo en ninguna salvación,
Ni siquiera en que el alma me sobreviva.
Tengo mucho miedo.
Hasta podría contarte y describir, como el miedo me invade en estos momentos.
Imaginá un montón de puntos verdes.
Pero de un verde horrible, como de un fluor oscuro y tenebroso.
Y esas manchas, que son pequeñas.
Se van uniendo a otras y van formando un solo y único lamparón, que avanza desde mis pies hacia mi cabeza.

Los dos están solos, en ese ambiente silencioso y blanco.
Casi pulcro e inmaculado.
El, sentado en una de esas sillas de metal y cuerina, de un estilo tan impersonal, que suelen habitar las recepciones de hospitales, consultorios y oficinas.

Ella continúa ahí parada en el rincón.
Justo en la unión de las dos paredes blancas.
Algo recostada sobre ellas.
No atina a reaccionar ante esta declaración que la sorprendió.
Realmente la dejo perpleja, si...perpleja.

Otra vez una palabra demasiado rebuscada para describir una situación, simple y dolorosa.
La muerte como algo voraz.
Deseosa de comerse los trazos de vida que recuerda.
Se le acerca sigilosamente y aunque se hace el distraído, no puede evadirla.

Como alguna vez le contara ese viejo europeo, hablando español en su media lengua.
Avanza como el elefante, le decía.
Y ante su mirada de interés continuaba.
Si, como el elefante, lentamente, pero siempre hacia adelante.
Una imagen terrible, agobiante.
La sensación de que por su cerebro desfilan ,una tras otra, las mas variadas y caprichosas fotos de su vida, a una velocidad vertiginosa, tratando de hacerle revivir momentos, a la velocidad de la luz.
Como si eso sirviera de algo.
Como si eso le permitiera disfrutarlos nuevamente.
Nada tan alejado de ello.
La inmensa tristeza que lo invade y agobia, no le permite regodearse en viejos y amarillentos recuerdos.
Es más.
No son los más felices, esos que florecen, por así decirlo en este momento.
Ella desaparece de esa vieja escenografia.
Y no es que se haya ido.
Simplemente se esfumo.
Es parte de la macabra película que el esta viviendo.
Parte del reparto que imaginó para su escena.
Quizás para no sentirse tan solo en este momento crucial y doloroso.
No se porque será, que uno supone que al atravesar circunstancias difíciles, estando acompañado nos resultara mas sencillo.
Aunque cuando llegamos a enfrentarnos a ellos.
Tomamos conciencia, rápidamente que, no tenemos deseos de compartirlos con nadie.
Que ni siquiera deseamos que nos digan una palabra y mucho menos darnos charla consoladora.

¿Quien sabe que será de el?
Quien sabe donde habitara su ser, ya, ahora, en este mismo momento.
Tampoco muchos se lo preguntan.
Sopla una pequeña brisa.......y el mundo continúa....


little john


corazon desencajado




mi corazon desencajado ya no encuentra un lugar
se ha vuelto errante y solitario no quiere volver a amar
desde que tu te fuiste ha quedado en soledad
se ha marchado de mi pecho tristeza hay en su lugar

no se como explicarte que sin ti ya nada soy
que en el cielo no hay luna en vació se quedo
si no te tengo a mi lado
no se rumbo a donde voy

y la tristeza me imbade de los piez a la cabeza
tengo un hueco en el pecho
te lo digo con certeza

siento que se me va la vida
cada que pienso en ti
no como no duermo no vivo
amor por favor regresa a mi


Nancy Vanessa Gonzalez Ortega


Obscuridad


la noche me protege la penumbra se adhiere a mi cuerpo fundiendose en mi piel
observo a mi alrrededor nadie esta ahí para darme una mano para ayudarme a salir
y reclamo....reclamo al cielo el porque de este desconsuelo, sin respuesta
me vuelvo a tirar al suelo para llorar porque es difícil pensar en ti
y brotan de mi mente la letras adoloridas salientes de este corazon herido que
grita por amor que te pide tu calor un poco de comprencion pero no escuchas
lo que el dice cerraste tus oidos y te vas me dejas aqui llorando por ti
y no encuentro la salida es como un gran laberinto y me pierdo cada vez mas
en el hermoso color ambar de tus ojos, el dorado de tu piel y en tu corazon de papel
sigo aqui sentada en la obscuridad esperando tu regreso esperando en la nada
pensando que talvez algún día tu me vuelvas a decir que me amas
y aqui seguire dando vueltas en mi cama abrazandome a mi almoada
dejando escapar de mi cabeza estas letras que ahora en papel están plasmadas
y que son por ti y para ti , y levanto mi mirada hacia el cielo
esperando que a la misma vez tu lo hagas y que asi cruzemos las miradas
esas que antes vivian entrelazadas, eramos uno solo, un solo ser, una misma piel
como es que un amor asi termina de la noche ala mañana? me dejaste muerta en vida
yo sigo aqui.... aqui en la obscuridad esperando por ti, protegida por la penumbra
y me es difícil salir.


Nancy Vanessa Gonzalez Ortega




Ése es un paisaje hermoso pensó la hormiga ante una barra grande de pan poco antes de que el cielo se desplomara sobre su cabeza disfrazado de la edición dominical del New York Times.


Richard Brautigan


Aquel cuya cabeza está en el cielo no tienen por qué temer que poner los pies en la tumba.


Matthew Henry


Cuando te das cuenta de lo perfecto que es todo, inclinarás la cabeza hacia atrás y reirás al cielo.


Buda


Una vez al mes el cielo cae sobre mi cabeza, yo voy y veo otra película que quiero hacer.


Steven Spielberg


Tu-tu -

Su sombra es la luz del sol en una placa de plata;

Sus pasos, la siembra - lugar de lirios ;

Sus manos se movían , un carillón de campanas a través de un aire sin viento.



El movimiento de las manos es la carrera de larga , de oro de la luz de un sol naciente ;

Es el salto de las aves en un jardín de la ruta .



Como el perfume de junquillos , que saldrán en la mañana.

Los caballos jóvenes no son más súbita que sus pensamientos ,

Sus palabras son las abejas alrededor de un árbol de pera,

Su fantasías son las avispas rayas doradas y negras que zumban entre las manzanas rojas.

Yo bebo tus labios ,

Yo como la blancura de sus manos y pies .

Mi boca está abierta ,

Como un nuevo frasco estoy vacío y abierto.

Como el agua blanca es usted quien llena el cáliz de mi boca,

Como un torrente de agua atestada de lirios.



Usted está congelado como las nubes ,

Estás lejos y dulce como las nubes altas .

Me atrevo a llegar a usted,

Me atrevo a tocar el borde de su brillo.

Me salto más allá de los vientos ,

Clamo y pido auxilio ,

Para mi garganta tiene mucho interés como una espada

Afilado en una piedra de afilar de marfil.

Mi garganta se canta la alegría de mis ojos ,

La alegría corriendo de mi amor.



¿Cómo ha caído el arco iris en mi corazón ?

¿Cómo he atrapado a los mares se encuentran en los dedos

Y cogimos el cielo para ser una cubierta para la cabeza?

¿Cómo ha venido a morar conmigo ,

Me rodeando con los cuatro círculos de su ligereza místico,

Así que yo digo "¡Gloria! ¡Gloria! " Y el arco antes de

En cuanto a un santuario ?



¿Me burlo de mí mismo que mañana es mañana y un día después ?

¿Si creo que el aire de condescendencia ,

La tierra de la cortesía,

Cielo de gran ayuda que merece las gracias?

Así que - aire -tierra- cielo -

No gracias,

Yo te llevo ,

Yo vivo.

Y esas cosas que yo digo , en consecuencia,

Están rubíes Mortised en una puerta de piedra.


Amy Lowell


La Divinidad del Señor en el cielo es el amor, por la razón de que el amor es receptivo de todas las cosas del cielo, como la paz, la inteligencia, la sabiduría y la felicidad.


Emanuel Swedenborg


Oh dama sin corazón, hija del cielo,
auxíliame en esta solitaria hora
con tu directa indiferencia de arma
y tu frío sentido del olvido.

Un tiempo total como un océano,
una herida confusa como un nuevo ser
abarcan la tenaz raíz de mi alma
mordiendo el centro de mi seguridad.

Qué espeso latido se cimbra en mi corazón
como una ola hecha de todas las olas,
y mi desesperada cabeza se levanta
en un esfuerzo de salto y de muerte.

Hay algo enemigo temblando en mi certidumbre,
creciendo en el mismo origen de las lágrimas
como una planta desgarradora y dura
hecha de encadenadas hojas amargas.


Pablo Neruda


Milly o la tierra natal

¿Por qué, pues, pronunciar ese nombre de patria?
En su exilio brillante se estremece mi pecho
y resuena de lejos en el alma afligida
como lo hacen los pasos o la voz de un amigo.

¡Oh montañas veladas por la niebla de otoño,
valles que entapizaban las escarchas del alba,
sauces cuya corona deshojaba la poda,
viejas torres doradas por el sol de la tarde,

muros negros del tiempo, lomas, cuestas abruptas,
manantial donde van a beber los pastores,
gota a gota esperando aguas raras y límpidas,
con sus urnas dispuestas mientras hablan del día!

Choza que hace brillar el fulgor de la lumbre
y que amaba el viajero por humear a lo lejos,
sólo objetos, ¿o acaso tenéis alma también
que se pega a nuestra alma y a la fuerza de amar?

Yo vi cielos azules cuya noche es sin brumas,
toda de oro hasta el alba bajo un brillo de estrellas
que en su curva infinita redondeaban la cúpula
de cristal que jamás ha empañado algún viento.

Y vi montes cargados de limones y olivas
reflejar en las aguas sus inquietos perfiles;
y en sus valles profundos al impulso del céfiro
balancearse la espiga y la cepa madura;

en los mares que apenas son un leve murmullo
vi del agua luciente la ondulante cintura
apretando y soltando en sus pliegues azules
de sus riscos mellados los contornos inciertos

extenderse en el golfo como mantos de luz,
y blanqueando el escollo con sus flores de espuma
llevar hasta lo lejos de un poniente rojizo
islas» que eran el lecho como de oro del sol;

allí abriéndose a mí me mostraban sin límite
todo un mar infinito donde habita el misterio;
vi las cumbres altivas, cual del aire pirámides,
donde estío fundía el abrigo invernal,

descendiendo en peldaños hasta el fondo de valles
con laderas pobladas por aldeas y frondas,
con picachos y rocas que se yerguen, bajando
en pendientes de hierba para huir deslizándose,

mientras curvas humeantes, con un ruido de trueno
sus torrentes de espuma y sus ríos en polvo,
en sus flancos que son ya de luz ya de sombra,
con oleadas oscuras y con islas radiantes,

se ven valles profundos caros al soñador,
ascendiendo, bajando y ascendiendo otra vez,
y allí desde la raíz de sus amplias murallas,
entre abetos y robles por la tierra esparcidos,

en los lagos o espejos que a su sombra dormitan
dar sus verdes reflejos o su imagen oscura,
y en el tibio azul claro de estas límpidas aguas
ser la nieve un temblor y algo fluido los cerros.

Visité esas orillas y ese albergue divino
que la sombra del vate eligió como tumba,
esos campos que pudo la Sibila-" mostrarle,
y el Elíseo y Cumas; y a pesar de todo eso
no está allí el corazón...

Pero existe también una estéril montaña
que no tiene ni bosques ni hontanares, con una
cumbre humilde minada por la acción de los años,
que por su propio peso día a día se inclina

y que pierde su tierra derramada en barrancos
conservando un boj seco de raíz descarnada,
con roquedos a punto de caer si los pisa
con su pata ligera algún chivo nervioso.

Con el tiempo esos restos al caer han formado
como un cerro que mengua y que va escalonándose
hasta muros que sirven de pared protectora
a unos campos avaros que ha regado el sudor;

unas cepas con brazos que no encuentran sus arces
por la tierra serpean o en la arena se arrastran,
y hay zarzales en donde el zagal de la aldea
coge un fruto olvidado que disputa a los pájaros;

allí ovejas escuálidas de las chozas vecinas
ramonean dejando entre espinos su lana.
Lugar donde la música de las aguas de estío
o el temblor del follaje que sacuden las brisas

o los himnos que entrega el ruiseñor a los aires,
no conmueven el pecho ni el oído seducen,
sino que bajo un cielo que es de bronce perpetuo
la cigarra ensordece con su grito escondido.

Hay en estos desiertos una rústica casa
que recibe tan sólo de este monte la sombra,
con paredes golpeadas por la lluvia y los vientos,
con los musgos antiguos ocultando su edad.

En su umbral pueden verse tres peldaños de piedra
y allí puso el azar de una yedra las raíces
que mezclando cien veces sus enredos de nudos
con sus brazos esconde las injurias del tiempo,

y curvando en un arco sus volutas agrestes
es el único adorno de aquel rústico porche.
Un jardín que desciende por el flanco de un cerro
muestra cara al poniente un sediento arenal.

No sujeta, la piedra que el invierno ha tiznado
es el triste jalón del recinto minúsculo.
Esa tierra que hieren las azadas exhibe
sus entrañas desnudas de la hierba y la sombra;

ni esmaltadas alfombras ni el verdor hecho bóveda,
ni un arroyo en los bosques, ni frescor ni murmullo;
solamente seis tilos que el arado olvidó,
con un poco de hierba extendida a sus pies

dan en tiempo de otoño sombra tibia y escasa,
que es más grata a la frente bajo un cielo tan duro;
árboles que en sus frondas, en mi infancia feliz,
albergaron los sueños más hermosos que tuve.

En aquellos lugares que suspiran por agua
hay un pozo en la roca que el frescor nos esconde,
y allí el viejo, después, de muy largos esfuerzos,
mientras gime descansa su urna sobre el brocal;

la era donde el mayal sobre tierra pisada
bate rítmicamente las dispersas gavillas,
y la blanca paloma y el humilde gorrión
se disputan la espiga que el rastrillo olvidó;

y esparcidas por tierra, herramientas del campo,
yugos rotos y carros que duermen bajo porches,
ejes ya sin los rayos que quebró la rodada,
y la reja inservible que embotaron los surcos.

Nada alivia la vista de su estéril prisión,
ni las cúpulas áureas de soberbias ciudades,
ni la senda de polvo, ni a lo lejos un no,
ni los blancos tejados a la luz de la aurora.

Solamente esparcidos de distancia en distancia
los refugios agrestes que los pobres habitan,
junto a sendas estrechas que dispuso el desorden,
con tejados de bálago y paredes ahumadas,

se ven donde el anciano que se sienta a la puerta,
en su cuna de juncos duerme al niño que llora.
¡Una tierra sin sombra, sin colores los cielos,
unos valles sin agua! ¡Y allí está el corazón!

Éstos son los lugares, los sagrados parajes
de los cuales el alma rememora la imagen,
y que forjan de noche mis ensueños más bellos
hechizando los ojos con antiguas visiones.

Allí cada momento, cada aspecto del monte,
cada ruido que se alza por la noche en los campos,
cada mes que retorna como un paso del tiempo,
y hace verdes o mustia esos bosques y prados,

y la luna que mengua o que crece en la sombra,
y la estrella que asciende por la oscura colina,
los rebaños del monte que la escarcha ha expulsado
y que vuelven al valle con su andar vacilante,

viento, espino florido, hierba verde o marchita,
y la reja en el surco y en los prados el agua,
todo me habla una lengua que resuena aquí dentro,
con palabras que entienden los sentidos y el alma:

resonancias, perfumes, tempestades y rayos,
y peñascos, torrentes, y esas dulces imágenes
y esos viejos recuerdos que en nosotros dormitan,
que un lugar nos conservan y devuelven más dulce.

Allí está el corazón que se vuelve a encontrar;
todo allí me recuerda, me conoce y me ama.
Allí abundan amigos en todo este horizonte,
en cada árbol releo una historia pasada

y también cada piedra tiene un nombre que es suyo;
«¿qué más da que este nombre, como Palmira o Tebas,»
no recuerde los fastos de un imperio grandioso
ni la sangre vertida a la voz de un tirano

o esos grandes que el hombre llama azotes de Dios?
El lugar cuya trama nos cautiva la mente,
que aún rebosa de fastos que no olvida nuestra alma,
me parece tan grande como el campo glorioso

que fue cuna o sepulcro de un imperio inseguro.
¡Nada es vil! ¡Nada es grande! Todo el alma lo mide.
Al nombrar una choza puede un pecho agitarse,
y sobre monumentos de los héroes y dioses
el pastor pasa y silba y desvía los ojos.

He aquí el banco rústico que servía a mi padre,
y la sala que oyó su voz fuerte y severa,
cuando aquí los pastores, en sus rejas sentados,
le contaban los surcos hechos en cada hora;

o tal vez palpitante de sus días de gloria
nos contaba la historia de los regios cadalsos;
y aún viviendo el combate en que había luchado,
al contarnos su vida la virtud enseñaba.

Y el vacío lugar en que siempre mi madre,
al suspiro más leve de su casa salía
para hacernos llevar o la lana o el pan,
y vestir la indigencia o dar vida al hambriento;

y aquí están las cabañas donde su mano amante
las heridas curaba con aceite y con miel,
y muy cerca del lecho del anciano expirante
no dejaba de abrir ese libro que da

todavía esperanza al que deja la vida,
recogiendo suspiros que eran casi estertores
y llevando hacia Dios su postrera ansiedad,
y cogiendo la mano del menor de nosotros,

a la viuda y al niño, de rodillas ante ella,
les decía enjugando de sus ojos las lágrimas:
«Os doy un poco de oro, devolvedlo en plegarias.»
Y el umbral a la sombra donde nos acunaba,

y la rama de higuera que curvaba su mano,
y el estrecho sendero que cuando las campanas
en el templo lejano atronaban el alba,
tras sus pasos subíamos al altar del Señor

con el fin de ofrecerle dos inciensos muy puros
que eran nuestra inocencia junto con nuestra dicha.
Y su voz aquí mismo, muy piadosa y solemne,
nos hablaba de un Dios que en la madre sentíamos,

señalando la espiga encerrada en su germen,
el racimo que daba su brebaje aromático,
la ternera" trocando plantas verdes en leche,
y la peña agrietada por manar de las fuentes,

y la lana de oveja que a las zarzas se roba
para así tapizar dulces nidos de pájaros,
y aquel sol siempre exacto en sus doce mansiones
repartiendo en su entorno estaciones y horas,

y esos astros nocturnos salvo a Dios incontables,
mundos que el pensamiento casi no osa escalar,
enseñaba la fe hija de agradecidos,
y hacía admirar a nuestra simple infancia

que el insecto invisible a los ojos y el astro
en los cielos tenían padre igual que nosotros.
Esos brezos y campos, esos prados y viñas
tienen muchos recuerdos y sus sombras amadas.

Aquí mismo jugaban mis hermanas, y el viento
las seguía jugando con sus rubios cabellos;
allí con los pastores en la cumbre del cerro
encendía fogatas con ramaje y espinos,

y mis ojos, pendientes de las llamas del fuego
las veían ondear horas y horas enteras.
Allí contra el furor del temible aquilón
este sauce vacío nos prestaba su tronco,

y yo oía silbar en su fronda ya muerta
brisas que aún rememora como música el alma.
Y aquí el álamo está, inclinado al abismo,
que en el tiempo de nidos nos mecía en su copa,

y el arroyo en los prados cuyas aguas dormidas
lentamente inundaban nuestras barcas de caña,
y la encina, la peña, el molino monótono,
y aquel muro que al sol, en los días de otoño,

me veía sentado, cerca de los ancianos,
contemplando el crepúsculo con atenta mirada.
Todo aún sigue en pie y en su sitio renace;
aún seguimos las huellas de mi andar por la arena;

sólo un corazón falta que lo pueda gozar.
¡Ay de mí! Que la luz disminuye y se pierde.
Como espigas en la era, dispersó la existencia
lejos de la paterna heredad a los hijos,

y a la madre también, y ese hogar tan amado
se parece a los nidos de los cuales ha huido
la veloz golondrina en los largos inviernos.
Ya la hierba que crece en las losas antiguas

borra en torno a los muros los senderos domésticos,
y la hiedra, flotando como un manto de luto,
cubre a medias la puerta y hasta invade el umbral.
Tal vez pronto... ¡Oh Dios mío, oh presagio funesto!,

tal vez pronto un extraño al que nadie conoce,
con el oro en la mano del lugar se hará dueño,
oh lugares que habitan, según nuestra memoria,
tantas sombras queridas, familiares, y entonces

todos nuestros recuerdos de las cunas y tumbas,
huirán a su voz igual que las palomas
echarán a volar de su nido en el árbol
de los bosques que el hacha abatió para siempre,

y que ya no sabrán donde van a posarse.
¡No permitas, Señor, tanto llanto y ofensa!
No toleres, Dios mío, que nuestra humilde herencia
pase de mano en mano a vil precio comprada,

como el techo de gentes que vivieron del vicio,
arruinados, o el campo que fue de unos proscritos.
Que un extraño avariento venga con paso altivo
y que pise el humilde surco que años atrás

fue también nuestra cuna sobre un campo de hierba,
a expoliar a los huérfanos, a contar sus monedas
donde sólo tenía la pobreza un tesoro,
blasfemando tu nombre aquí bajo estos pórticos

donde antaño mi madre enseñaba a la voz
de sus hijos los cánticos que exaltaban tu gloria.
Ah, prefiero cien veces que entregada a los vientos
penda roto el tejado sobre el muro decrépito;

que las flores mortuorias, los espinos, las malvas,
broten entre las ruinas de los atrios deshechos.
Que el lagarto dormido allí al sol se caliente,
que en las horas del sueño Filomela allí cante,

que el humilde gorrión y las fieles palomas
allí junten en paz bajo el ala a sus crías,
y que el ave del cielo tenga allí su nidada
donde antaño durmió la inocencia en su lecho.

Ah, si el número escrito por los altos destinos
alcanzara la edad de los blancos cabellos,
ojalá, feliz viejo, allí mengüen mis días
entre tales recuerdos de mis simples amores.

Y ojalá cuando sean los benditos tejados
y estos tristes escombros para mí solamente
todo un pueblo de sombras, ojalá pueda entonces
reencontrar en los nombres, en los mismos lugares,

tantos seres amados que los ojos no ven.
Y vosotros que acaso viviréis cuando yo
sea helada ceniza, si queréis dedicarme
algo grato al recuerdo, elevadme algún día...

Pero no, no elevéis nada que me recuerde;
sólo cerca del sitio donde duerme la humilde
esperanza de aquellos que llamamos cristianos,
en los campos cavadme ese lecho que quiero,

como el último surco donde va a germinar
otra vida. Extended sobre mí un lecho herboso
que el cordero del pueblo ramonee en primavera,
donde todos los pájaros que años ha mis hermanas

consiguieron que fueran del lugar habitantes,
aquí acudan a amar y también a cantar
en mis noches tranquilas. Y para señalar
mi lugar de reposo, que despeñen rodando

de las altas montañas un fragmento de roca;
sobre todo que no haya un cincel que lo talle
ni que borre ese musgo de los días antiguos
que oscurece su cara, y que al paso de inviernos,

incrustado en la piedra, dé en sus letras vivientes
una fecha a sus años; y que no haya ni cifras
ni mi nombre grabado en tal página agreste.
Ante la eternidad toda edad se confunde,

y Aquel que con su voz a los muertos despierta,
aunque falte mi nombre sé que no va a olvidarme.
Allí bajo mis cielos, al pie de las colinas
que cubrieron antaño con sus sombras mi cuna,

junto al suelo natal, junto al aire y al sol,
con un sueño muy leve esperaré el despertar.
Mi ceniza mezclada con la tierra que me ama
volverá a tener vida incluso antes que el alma,

será verde en los prados y color en las flores,
en las noches de estío beberá los perfumes
y los llantos del aire; y al llegar de aquel día
que no tiene crepúsculo la primera centella

que podrá despertarme a la aurora sin fin,
cuando se abran los ojos volveré a ver lugares
que en mi vida adoré y que vi tantas veces,
nuestra aldea y sus piedras con el fiel campanario,

la montaña y el cauce seco de este torrente,
y los campos resecos; y juntando ante mí
con la nueva mirada tantos seres queridos,
cuya sombra dormía aquí cerca entre escombros,

mis hermanas, un padre y una madre que es alma,
no dejando cenizas que conserve la tierra,
igual que el viajero desembarca y dirige
al navío miradas en las que hay gratitud,

nuestras voces dirán al unísono entonces
a todo este lugar que rebosa delicias
nuestro único adiós ya sin mezcla de lágrimas.


Alphonse de Lamartine


Hasta de la esperanza ahora se siente hastiado
mi corazón, no quiere pedir nada al destino;
oh, tú, préstame sólo, valle de mi niñez,
el asilo de un día para esperar la muerte.


Ésta es la senda estrecha de mi valle sombrío:
llenan ambas laderas unos bosques espesos
que cruzando sus sombras curvas sobre mi frente
por entero me cubren de silencio y de paz.


Dos arroyos ocultos bajo puentes verdosos
serpenteando dibujan los contornos del valle;
un instante confunden su murmullo y sus aguas,
y no lejos de aquí ya se pierden sin nombre.


Se han perdido también de mi vida las aguas,
que se fueron sin ruido, sin retorno y sin nombre;
mas la fuente es muy límpida, y mi alma enturbiada
no ha podido espejear luz de días hermosos.


El frescor de sus cauces y su manto de sombra
me encadenan por siempre cerca de estos arroyos:
como un niño mecido por un canto monótono
se adormece mi espíritu al murmullo del agua.


Allí estoy entre muros de verdor, con un corto
horizonte ante mí que ya basta a mis ojos,
sin moverme y tan solo con la naturaleza,
sin oír más que el agua, sólo viendo los cielos.


Demasiado en mi vida he sentido y amado;
aunque vivo, ahora busco del Leteo la calma.
¡Oh lugares tan bellos, dad también el olvido!
Desde ahora el olvido ya es mi única dicha.


Corazón aquietado como el alma en silencio;
oigo apenas el ruido muy lejano del mundo
como un eco remoto que se ahogó en la distancia
y que traen los vientos al oído inseguro.


La existencia la veo como en medio de brumas
deshacerse en la sombra del pasado perdido.
Sólo queda el amor, como queda una imagen
que perdura en el alba cuando un sueño se borra.


Alma mía, reposa en este último asilo
como lo hace un viajero que camina con fe,
que se sienta a las puertas de la nueva ciudad
y respira un instante el perfume del véspero.


Sacudamos como él de los pies todo el polvo;
nunca más volveremos a andar este camino;
respiremos como él al final de la senda
esta calma que anuncia una paz que no acaba.


Tan oscuros y breves como días de otoño
son tus días que menguan como sombras del monte.
La amistad te traiciona, la piedad te abandona,
solitaria desciendes donde están los sepulcros.


Mas aquí está invitándote la natura que te ama;
piérdete en sus entrañas que ella siempre te ofrece:
aunque todo es mudanza, la natura es la misma,
como el sol es el mismo que da luz a tus días.


Ella sigue envolviéndote con sus luces y sombras,
sé insensible a los falsos bienes que ya has perdido,
ven y adora aquí el eco que adoraba Pitágoras,
presta oído con él al celeste concierto.


Con la luz sé tú el cielo, sé la sombra en la tierra;
en los llanos del aire sé aquilón volador;
con los pálidos rayos misteriosos de luna
sé cual alma del bosque en la sombra del valle.


Dios nos dio inteligencia para así concebirlo:
la natura descubre en sí misma a su autor.
Una voz en silencio al espíritu ha hablado:
¿Quién no ha oído esta voz resonar en su pecho?


Alphonse de Lamartine


Devuélvame, decía, a la afortunada orilla
donde Nápoles reflexiona en un mar de azul
sus palacios, sus laderas, sus astros sin nube,
donde el naranjo florece bajo un cielo siempre puro.
¿ Que tarda? ¡ Vayámonos! Todavía quiero ver de nuevo
Vesubio encendido saliente del pecho de las aguas;
quiero de sus alturas ver levantarse la aurora;
Quiero, guiando del que adoro,
volver a bajar, soñando, de estas risueñas laderas;
Soy en los rodeos de este golfo tranquilo;
regresemos sobre estos bordes a nuestros pasos tan conocidos,
a los jardines de Cintia, a la tumba de Virgilio,
cerca de los pedazos dispersos del templo de Venus:
Allí, bajo los naranjos, bajo la vid florida,
cuyo pámpano flexible en el myrte se casa,
y trenza en tu cabeza una bóveda de flores,
al ruido dulce de la ola o del viento que murmura,
sólo con nuestro amor, sólo con la naturaleza,
la vida y la luz tendrán más dulzuras.


De mis días pasados la antorcha se consume,
se apaga por grados al soplo de la desgracia,
O, si lanza a veces una luz débil,
es cuando tu memoria en mi pecho lo vuelve a encender;
no sé si los dioses me permitirán por fin
terminar aquí abajo mi día penoso.
Mi horizonte se limita, y mi ojo incierto
atrévete a extenderlo apenas más allá de un año.
Pero si hay que perecer por la mañana,
si hace falta, sobre una tierra a la felicidad destinada,
dejar escapar de mi mano
esta copa que el destino
parecía tener para mí de rosas coronada,
les pido a los dioses sólo guiar mis pasos
hasta los bordes que embellece tu memoria querida,
de saludar de lejos estos afortunados climas,
y de morir a los lugares donde probé la vida.


Alphonse de Lamartine


Los amigos de Internet... ¿Qué son? Seres que no se ven, pero que dan amor, que nos brindan compañía, que nos prestan atención, que nos hablan desde adentro, de su mismo corazón... Los amigos de Internet, los que tapan los agujeros, de la soledad o el desamor, los que nos dan su cariño, a través de un monitor, los que se brindan sinceros, sin esperar ningún favor, los que ayudan a distancia, y lo hacen con amor, los que nunca esperan nada, solo que les permitas entrar en tu buzón! Los amigos de Internet, ¡¡qué cosa maravillosa!! desde que los encontré, mi vida es otra cosa, nadie lo puede entender, solo aquél que lo ha vivido, puede reconocer, que a través de esta pantalla, se puede llegar a querer, desde adentro y con el alma, sin necesidad de ver... Los amigos de Internet, no son ficción ni mudez, son amigos que descubren, nuestra propia desnudez, la desnudez del alma sin necesidad de ver. Algunos son calladitos, tranquilos, que observan desde su sitio, y disfrutan los envíos... a veces se hacen notar, y nos escriben con cariño!! A veces, hay quién pelea, pero solo por jugar!! Algunos son muy sinceros, otros prefieren callar, cuando llego con mis cartas, y me excedo por demás!! Los amigos de Internet, son seres maravillosos, que con todo desinterés, dan su cariño y apoyo!! Suelen ser más leales, que los que podemos tocar, son amigos entrañables, que te saben valorar!! A mis amigos de Internet... A todos, les doy las GRACIAS!! Por saberme soportar, por estar en mi ventana, y alegrarme un día más!! con todo mi cariño.


cielo


El cielo, el infierno y el mundo entero, está en nosotros.


Henri-Frédéric Amiel


La vida es muy rápida; hace que la gente pase del cielo al infierno en cuestión de segundos.


Paulo Coelho




El éxito y el fracaso depende de la sabiduría y la inteligencia, que nunca pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de la ira.


Dalai Lama


La inteligencia es la habilidad para tomar y mantener determinada dirección, adaptarse a nuevas situaciones y tener la habilidad para criticar los propios actos.


Alfred Binet


Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y tendida la mano.


Confucio


Conocer a un hombre y saber lo que tiene en la cabeza son asuntos distintos.


Ernest Hemingway


La imaginación abre a veces unas alas grandes como el cielo en una cárcel grande como la mano.


Alfred de Musset


El buen juicio nace de la buena inteligencia y la buena inteligencia deriva de la razón, sacada de las buenas reglas; y las buenas reglas son hijas de la buena experiencia: madre común de todas las ciencias y las artes.


Leonardo Da Vinci


La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie.


José Martí


Los grandes perseguidores se reclutan entre los mártires a quienes no les han cortado la cabeza.


Emil Michel Cioran


La cólera es una ráfaga de viento que apaga la lámpara de la inteligencia.


Robert Ingersoll


El cristianismo. . . Imparte a los hombres una doble vida y ofrece los goces imaginarios del cielo como un solaz para las miserias reales de esta vida.


Karl Marx


Lo que hoy siente tu corazón, mañana lo entenderá tu cabeza.




Lo que me gusta del hombre es la inteligencia, el sentido del humor y un cuerpo fantástico. Pero si tiene un cuerpo fantástico puedo olvidar lo demás.


Madelaine de Souvre


El verdadero exito se obtiene al lograr los anhelo del corazon

un  dignatario visitante le dijo en cierta oportunidad:"¡yo no haria lo que usted hace ni por un millon de dolares!" sin titubear, la madre teresa respondio: "yo tampoco". pobre hasta la muerte  según las normas  del mundo, sin duda ha sido  coronada en el cielo  con  riquezas reservadas  para los santos mas grandes de DIOS.


Madre Teresa De Calcuta


Si sumas todas las estrellas del cielo, todos los granitos de arena en los océanos, todas las rosas en el mundo y todas las sonrisas que haya habido en la historia del mundo, empezarás a tener una idea de cuánto te quiero.


Rafael dominguez