Metal ( 2 )
Metal. Encuentra docenas de metal con fotos para copiar y compartir.
Me gusta la luz que sale de persianas de metal en la siesta en el verano, con un descanso de conducir en las tiendas de servicio de la autopista, el olor de la gasolina en las gasolineras, rodando por pequeñas pistas. Odio cuando pisas en un charco y el agua empapa sus calcetines.
Audrey Tautou
La culpa en la conciencia, como el óxido en hierro, tanto profana y lo consume, royendo y arrastrando en ella, como que hace que al final se come el corazón y la sustancia del metal.
Bishop Robert South
Es realmente genial ver glowsticks en la feria, para ver la cultura dance infiltrar y convertirse en uno con la comunidad metal.
Jonathan Davis
Mi plan es abrir cinco locales McCafé en base a los cinco elementos de la filosofía china: madera, agua, fuego, tierra y metal.
Arthur Potts Dawson
Los periódicos son la segunda parte de la historia. Esta parte, sin embargo, es por lo general no solo de metal inferior a los demás manos, también rara vez funciona correctamente.
Arthur Schopenhauer
Al menos las cosas de metal rap es bueno, pero en realidad no es mi bolsa. He estado escuchando la radio desde que hemos estado de gira el mes pasado, porque no conseguimos que la mayor parte del tiempo.
Jon Crosby
Yo solía hacer este gran perorata al final de algunos conciertos con Ben Folds Five. La banda se separó en esta cosa de heavy metal grande y me empezó como una broma a gritar en un falsete de heavy metal. Me encontré a mí mismo diciendo cosas como: Siente mi dolor, soy blanco, sentir mi dolor.
Ben Folds
Yo estaba buscando algo mucho más pesado, pero melódico al mismo tiempo. Algo diferente de heavy metal, una actitud diferente.
Kurt Cobain
La música pop, la música disco y la música heavy metal se acerca cerrar el paso a las tensiones de la vida, de guardarlo.
Peter Tork
Un hombre excelente, como el metal precioso, es invariable ante todo; Un villano, un hombre con maldad, como las vigas en equilibrio, siempre variable, hacia arriba y hacia abajo.
John Locke
Creo que es hermoso poder para cubrirse en metal. Me encanta el color y la forma en que refleja. Pero también es una protección.
Daphne Guinness
Me gusta poner el duro cuando tengo que limpiar mi apartamento, que me gusta hacer, pero es motivador. Me gusta viejo heavy metal cuando estoy fuera trabajando en mi coche. La música tiene funciones definidas para mí.
Peter Steele
Todo eso de heavy metal y hard rock, no estoy suscrito a nada de eso. Todo es simplemente música. Quiero decir, el heavy metal de los años 70 no se parece en nada a las cosas de los años 80, y no suena como el material de los años 90. ¿Quién puede decir lo que es y no es un cierto tipo de música?
Neil Young
Si sale sonando como Dixieland jazz o clásica o el punk o el rock o incluso un poco de metal, eso es porque ahí es donde voy a encontrar la inspiración.
Ben Harper
Hay potencia real en metal. Los fans del metal Amo el metal como si fuera una nación que lucharían para. No es diluido por la cultura pop.
Feist
Las mismas sensaciones que se obtienen en el heavy metal son en las películas de terror. Heavy metal suena mal y las películas de terror son malos, ja, ja!
Kirk Hammett
En lo que a mí respecta, Don Quijote es el personaje de ficción más metal que conozco. Una sola mano, que está tratando de cambiar el mundo, independientemente de las consecuencias personales.
Christopher Lee
Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.
El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música? pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.
En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.
El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.
El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.
La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.
El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música? pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.
En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.
El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.
El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.
La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.
Patrick Rothfuss
Cuando regresó, el hijo del posadero le entregó las ropas del guerrero, limpias y dobladas. Mikhon Tiq las subió al sobrado y las colocó en orden junto a sus armas. Eran ropas de estilo Ainari, aunque mezclado con algunos detalles bárbaros del Norte. Las botas, que el propio rapaz había encerado, estaban arrugadas en los tobillos, casi cuarteadas; botas de espadachín acostumbrado a doblar las piernas y girar los pies en la danza del combate. Las mangas de la casaca eran amplias. Sin duda su dueño las utilizaba para guardar en ellas las manos y ocultar así las emociones, según la costumbre de Áinar. Pero tenían corchetes de latón para que, llegado el momento de la pelea, pudieran ceñirse a las muñecas y no estorbar los movimientos. El talabarte, ya descolorido, tenía una pequeña vaina a la derecha para el colmillo de diente de sable que sólo los Tahedoranes podían llevar. A la izquierda había dos trabillas de piel con sendas hebillas para colgar la funda de la espada. Éste era otro detalle que lo delataba. Los guerreros normales llevan una sola hebilla, de forma que la espada cuelgue junto al muslo. Los maestros de la espada, sean Ibtahanes o Tahedoranes, necesitan dos para que la espada se mantenga horizontal; de esta manera pueden sujetar la vaina con la mano izquierda y extraer el arma a una velocidad fulgurante, en el movimiento letal conocido como Yagartéi que es en sí mismo un arte marcial. Pero lo que más llamaba la atención de Mikhon Tiq era la propia espada. Hacía años que no veía una auténtica arma de Tahedorán. La funda era de cuero repujado, reforzada con guarnición y punta de metal, y con dos pequeños bolsillos a ambos lados. Uno de ellos contenía una navaja con un pequeño gavilán en forma de gancho; de este modo servía de arma y a la vez de herramienta para desmontar la empuñadura de su hermana mayor. En la otra abertura había papel de esmeril para sacar filo a la hoja; aunque un Tahedorán sólo haría esto en una emergencia, pues los aceros dignos de tal nombre deben ser bruñidos y afilados por maestros pulidores. En torno a la empuñadura de la espada corría una fina tira de piel, enrollada y apretada con fuerza para evitar que la mano resbalara al aferrarla. Mikhon Tiq miró de reojo a Linar. Tenía el ojo cerrado; o dormía o estaba encerrado en su mundo interior. En cuanto al guerrero, su respiración bajo la manta era profunda y pausada. Mikhon Tiq sintió la tentación de desenvainar la espada para examinar la hoja. Pero aquello habría sido una afrenta, como desnudar a una doncella dormida, así que apartó las manos del arma y procuró pensar en otras cosas.
Javier Negrete
Tu grandeza y tu gloria
palpitan en la historia
del México moderno;
atrás quedó el pasado
mas tu nombre sagrado
ha de brillar eterno.
Tu enorme sacrificio
nos lega el beneficio
de tener patria nueva;
una patria grandiosa,
progresista y dichosa,
que ante el mundo se eleva.
???????????.
48
A JUAREZ
Juárez, Juárez, tu eximia figura
fue dejando una estela de honor,
en la historia, tu nombre sublime
¡Brilla siempre con gran esplendor!
Son tus hechos eternas victorias
que trascienden a gloria y honor,
pues es grande y sublime tu gloria
¡porque fuiste un gran redentor!
Consagraste tu vida en la Patria
desterrando la infame traición,
es por eso que hoy vive tu nombre
¡En la trama de nuestro pendón!
Tus hazañas doquiera resuenan
con clarines de áureo metal,
y los cielos escriben tu nombre
¡Con pinceles de luz celestial!
palpitan en la historia
del México moderno;
atrás quedó el pasado
mas tu nombre sagrado
ha de brillar eterno.
Tu enorme sacrificio
nos lega el beneficio
de tener patria nueva;
una patria grandiosa,
progresista y dichosa,
que ante el mundo se eleva.
???????????.
48
A JUAREZ
Juárez, Juárez, tu eximia figura
fue dejando una estela de honor,
en la historia, tu nombre sublime
¡Brilla siempre con gran esplendor!
Son tus hechos eternas victorias
que trascienden a gloria y honor,
pues es grande y sublime tu gloria
¡porque fuiste un gran redentor!
Consagraste tu vida en la Patria
desterrando la infame traición,
es por eso que hoy vive tu nombre
¡En la trama de nuestro pendón!
Tus hazañas doquiera resuenan
con clarines de áureo metal,
y los cielos escriben tu nombre
¡Con pinceles de luz celestial!
Benito Juarez
Explicaba Platón que del mismo modo que no era posible mezclar estos metales (plata, hierro y bronce), no había de ser posible jamás subvertir y perturbar el orden de castas,...
Friedrich Nietzsche
Luego de tantos años de lidiar con la cruda realidad de los metales, su tecnología y su producción, estaba convencido de que uno sólo debía preocuparse por lo racional, no por lo insensato; que uno tiene que buscar lo correcto y lo justo porque una respuesta acertada siempre gana; que lo carente de sentido, lo equivocado, lo monstruosamente injusto, no puede triunfar nunca, sino sólo derrotarse a sí mismo.
Ayn Rand