Miguel hernandez para niños ( 2 )
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Entro despacio, se me cae la frente despacio, el corazón se me desgarra despacio, y despaciosa y negramente vuelvo a llorar al pie de una guitarra
Miguel Hernández
La fábrica se halla guardada por las flores, los niños, los cristales, en dirección al día. Dentro de ella son leves trabajos y sudores, porque la libertad puso allí la alegría
Miguel Hernández
¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada! No sabe andar despacio, y acuchilla cuando menos se espera su turbia cuchillada
Miguel Hernández
Aquí tengo una voz enardecida, aquí tengo un vida combatida y airada, aquí tengo un rumor, aquí tengo una vida
Miguel Hernández
No te hieran por la espalda, vive cara a cara y muere con el pecho ante las balas, ancho como las paredes
Miguel Hernández
Cada día lo desea más mi sangre y se me agranda de amor y se me desbanda, y no llego a comprender por qué no lo he de querer si el corazón me lo manda
Miguel Hernández
El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza
Miguel Hernández
No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida
Miguel Hernández
Rueda que irás muy lejos, vuela que irás muy alto. Torre del día eres, del tiempo y del espacio
Miguel Hernández
¿Quieres bajo la tierra? Bajo la tierra quiero porque hacia donde corras quiere correr mi cuerpo. Ardo desde allí abajoy alumbro tus recuerdos
Miguel Hernández
Basta mirar: se cubre de verdad la mirada. Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas. De cada aliento sale la ardiente bocanada de tantos corazones unidos por parejas
Miguel Hernández
Esta ciudad no se aplaca con fuego, este laurel con rencor no se tala. Este rosal sin ventura, este espliego júbilo exhala
Miguel Hernández
A mí me ha de enamorar,de una manera acendrada, mujer que no luzca nada sino este particular: como la tierra ha de ser de sencilla y amorosa, que así será más esposa y así será más mujer
Miguel Hernández
Sangre que no se desborda, juventud que no se atreve, ni es sangre, ni es juventud, ni relucen, ni florecen
Miguel Hernández
Aunque bajo la tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme a la tierra, que yo te escribiré
Miguel Hernández
No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada
Miguel Hernández
Ayer amaneció el pueblo desnudo y sin qué ponerse, hambriento y sin qué comer, el día de hoy amanece justamente aborrascado y sangriento justamente
Miguel Hernández
Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes. Tristes. Tristes armas si no son las palabras. Tristes. Tristes. Tristes hombres si no mueren de amores. Tristes. Tristes
Miguel Hernández
No sé qué es de mi oreja sin tu acento, ni hacia qué polo yerro sin tu estrella, y mi voz sin tu trato se afemina. Los olores persigo de tu viento y la olvidada imagen de tu huella, que en ti principia, amor, y en mí termina
Miguel Hernández
Desperté de ser niño. Nunca despiertes. Triste llevo la boca. Ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma
Miguel Hernández
Dime desde allá abajo la palabra te quiero. ¿Hablas bajo la tierra? Hablo con el silencio
Miguel Hernández
Toro en la primavera más toro que otras veces, en España más toro, toro, que en otras partes. Más cálido que nunca, más volcánico, toro, que irradias, que iluminas al fuego, yérguete
Miguel Hernández
Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños
Miguel Hernández
Cuerpos como un mar voraz, entrechocado, furioso. Solitariamente atados por el amor, por el odio, por las venas surgen hombres, cruzan las ciudades, torvos
Miguel Hernández
Un carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida sostiene un vuelo y un brillo alrededor de mi vida
Miguel Hernández