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Pensamientos primera comunion ( 4 )

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Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez


José Angel Buesa


La plegaria es la primera y la última lección para aprender el noble y bravío arte de sacrificar el ser en los variados senderos de la vida.


Mahatma Gandhi




Triste amor es aquel en que los amantes se acuestan por primera vez en la tumba.


Georg Christoph Lichtenberg


Los pájaros saben que no hay invierno que dure cien años y que, al pasar la tormenta, la primera semilla que brota es el sol.


Francisco Morales Santos


Privar a un niño de su derecho a la educación es amputarlo de esa primera comunidad donde los pueblos van madurando sus utopías.


Ernesto Sábato


Confesiones

Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando.
Yo te estoy esperando.
Por detrás de las noches y las calles,
de las hojas pisadas
y de las obras públicas
y de los comentarios de la gente,
por encima de todo lo que soy,
de algunos restaurantes a los que ya no vamos,
con más prisa que el tiempo que me huye,
más cerca de la luz y de la tierra,
yo te estoy esperando.
Y seguiré esperando.
Como los amarillos del otoño,
todavía palabra de amor ante el silencio,
cuando la piel se apague,
cuando el amor se abrace con la muerte
y se pongan mas serias nuestras fotografías,
sobre el acantilado del recuerdo,
después que mi memoria se convierta en arena,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.


Luis García Montero




La primera tarea del poeta es desanclar en nosotros una materia que quiere soñar.


Gastón Bachelard


El que de buena voluntad recibió algún beneficio, pagó la primera parte de su obligación.


Séneca


Ser estúpido, egoísta y estar bien de salud, he aquí las tres condiciones que se requieren para ser feliz. Pero si os falta la primera, estáis perdidos.


Gustave Flaubert




Los Nombres de Las Cosas

Si decimos madera, se oye el viento
poniendo entre los árboles su música,
como cuando al nombrar el pan nos llega
un vaho caliente de la mies madura
y al decir vino es un otoño claro
lo que nos toca con su mansa lluvia.

En el ala del nombre cada cosa
trae el olor de una sustancia pura,
la lejana verdad de su materia,
los cálidos cimientos que la fundan.

Si decimos madera suena el golpe
del leñador entre las altas plumas
vegetales, la sombra campesina
si pan decimos fugitiva cruza

y la mano artesana que levanta
la nívea luz de la amasada espuma,
y el rumor jornalero en los lagares
si vino dice nuestra voz, se escucha.

En la arcilla del nombre cada cosa
como en pequeños ríos acumula
el humano sudor, el noble esfuerzo
para su claridad primera y última.

Hasta nosotros vienen nombres, cosas:
madera, vino, pan, metales, frutas...
Satélites diarios nos rodean,
sus solícitas sombras nos ayudan.

Tienes que pronunciar los nombres
de las cosas sintiendo su profunda
realidad de materia y su invisible
condensación de vida.

Tal la pulpa de una almendra,
en la cáscara del nombre trozos de vida,
vidas diminutas, duermen y se despiertan
en tus labios, hijo,
cuando tus labios las pronuncian.


Leopoldo de Luis


Tu Zapato

Pesa tan poco tu zapato leve,
que finge ser, cuando tu pie reposa,
más que un zapato, un pétalo de rosa
hecho para pisar copos de nieve.

Si ágil orquesta sus compases mueve
y a la danza te entregas jubilosa,
simula el giro de tu planta breve
ir posado sobre una mariposa.

¿Con qué nervioso andar guió la exquisita
angustia infiel de tu primera cita?
¿Qué secretos de amor lo han hechizado?

Barca de raso en que tu pie navega,
él te condujo desalada y ciega
a la Citeres del primer pecado.


Alberto Angel Montoya


La Carta, El Beso

Llega una carta y rompe abre
la mañana en mis verdes ojos.
Ha llegado después
del cántaro de leche
de la cesta con higos
y otra sombra que cruzó
con oveja merendera y juncos
recién cortados
el portal de mi casa todavía
en la frescura del valle.

Deseando que buscara el sol
la ventana, el beso dice:
Te imagino quieta
es tan hermoso el existir
ofreciendo tempranura al mundo
espesada en el lecho
porque no estoy ahí
Mira que sin estarlo
sé cómo andas de transparencia
y fruta,
cómo endulzas ya tu amanecida
en la boca
y sé que en tu costura va este poema
escrito en el instante
que relees mi carta, tan firme como
mueves el brazo que yo amo
el café que sorbes pero te equivocas
que estoy bebiéndome aquí
insistencia de tu mirada
contra la distancia quiébrala
y sigue.

Ah, la distancia y su isla
es el lugar más oculto
que el amante ofrece cautivo
con su cuerpo y beso en tierra.
La distancia es una charca
cercada de pasto amarillo y antiguo
que ahora mismo se la regalo al mundo
con la belleza primera de los siglos.
La distancia es no morir de sed
sino de bebiéndola vivirte
si madruga el amor en el verde cristal
los abiertos brazos
que se han puesto a trabajar deprisa
con el rayo de sol, la carta, aquí el beso
y ya te alcanz0.
Sabes que te alcanzo miwntras tenga
silencio de amarte, no en papel
en sábana bordada con una estrella
y su número pegado a los otoños
Mañana es siempre
planeando sobre mi casa todavía
en la frescura del valle.

De: Pasión inédita


Pureza Canelo


Juan Gert

Mi sueño se hizo dulcemente cal.
La bóveda perfecta de tu cráneo
enclavada en la mariposa de mis huesos
es frágil tulipán
coronando las alas abiertas de la pelvis.

Sacas el molde al mundo
en mi cintura breve;
recogido y devoto como un rezo,
hilas con mi sangre el Universo,
hijo mío.
Creces dentro de mí
como en vaso ritual.

Por ti conozco
la humildad de ser la tierra fértil,
por ti el orgullo del vital milagro;
por ti soy urna bíblica,
por ti soy comunión y penitencia.

Por ti la muerte en su medalla acuna
perfil de piedra en querubín de niebla.
El vivo tulipán de tu cabeza
saca de nuevo el molde al Universo.


Yolanda Bedregal




Dudar de si mismo es la primera señal de inteligencia.


Hugo Ojetti


¡Nuestro deber oscuro es cantar a la paz, a la armonía, al fraternal abrazo de comunión de sueños de los hombres!.


César Brañas


Desnudo En Sombra

Volverse a enamorar.
Besar una piel que sabe distinto,
no encontrar puntos de referencia
que indiquen el momento justo,
la caricia perfecta,
la mano compañera.
Retornar a un cuerpo nuevo
sin los huecos del anterior,
no poder palpar una nuca excitada,
una espalda con escalofríos conocidos.
Qué pobre se queda el intento de amar igual a la primera vez.
Cómo pesa una boca tan sabida,
tan llena de humo compartido
ante la desconocida tan poco explorada, tan miedosa.
Cuánto cuesta abandonarte, lavarme de tu olor,
quitarme las huellas de tu peso,
desdoblarme en otra Almudena
y comenzar a hacer mía una figura
de la calle que me asusta y que ¿quiero?
poseer, pero... tú, ahí estás tú,
traspasando con tu desnudo mi sombra,
consolándome pesaroso de mi dolor al terminar,
tu sonrisa y tu cigarrillo,
ese brazo moreno rodeando mi cintura
y llevándome a un lecho desordenado...

y tus manos de violinista
volando y enredándose en mis senos.


Almudena Guzmán


La primera mitad de nuestra vida nos la estropean nuestros padres; la segunda nuestros hijos.


Clarence S. Darrow


Corre por el mundo una conjura general y permanente contra dos cosas, a saber, la poesía y la libertad. La gente de buen gusto se encarga de exterminar a la primera, y la gente de orden de perseguir a la segunda.


Gustave Flaubert


Primera muestra de una auténtica vocación política lo es, en todo tiempo, que un hombre renuncie desde el principio a exigir aquello que es inalcanzable para él.


Stefan Zweig


Cosas quiero, como una gran ola de ternura deshaciéndome un ruido de caracol, un cardumen de peces en la boca, algo de eso frágil y desnudo, como una flor a punto de entregarse a la primera luz de la mañana, o simplemente una semilla, un árbol, un poco de hierba.


Gioconda Belli


El hombre es libre, tiene que ser libre. Su primera virtud, su gran hermosura, su gran amor es la libertad.


Juan Ramón Jiménez


La primera obligación de la inteligencia es desconfiar de ella misma.


Stanislaw Jerzy Lec


Cuando no comprendemos una cosa, es preciso declararla absurda o superior a nuestra inteligencia, y generalmente, se adopta la primera determinación.


Concepción Arenal


La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle.


Maria Montessori


Esta es la primera época que ha prestado mucha atención al futuro, lo cual no deja de ser irónico, ya que tal vez no tengamos ninguno.


Arthur C. Clarke


He dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta de que guarda una estrecha similitud con la primera.


Ronald Reagan




La primera víctima de la guerra es la verdad.


Hiram Warren Johnson


La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.


Alejandro Dumas


Juventud, ¿sabes que la tuya no es la primera generación que anhela una vida plena de belleza y libertad?


Albert Einstein


Canción de La Noche Sola

Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.

Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío:
la corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.

Amor de una noche que ignoró el hastío.
Somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.

El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!


José Angel Buesa


Menos Que El Circo Ajado de Tus Sueños

Menos que el circo ajado de tus sueños
y que el signo ya roto entre tus manos.
Menos que el lomo absorto de tus libros
y que el libro escondido
de páginas en blanco.
Menos que los amores que tuviste
y que el tizne que alarga los amores.
Menos que el dios que alguna vez fue ausencia
y hoy ni siquiera es ausencia.
Menos que el cielo que no tiene estrellas,
menos que el canto que perdió su música,
menos que el hombre que vendió su hambre,
menos que el ojo seco de los muertos,
menos que el humo que olvidó su aire.

Y ya en la zona del más puro menos
colocar todavía un signo menos
y empezar hacia atrás a unir de nuevo
la primera palabra,
a unir su forma de contacto oscuro,
su forma anterior a sus letras,
la vértebra inicial del verbo oblicuo
donde se funda el tiempo transparente
del firme aprendizaje de la nada.
y tener buen cuidado
de no errar otra vez el camino
y aprender nuevamente
la farsa de ser algo.


Roberto Juarroz


Más de uno le debe el éxito a su primera esposa, y su segunda esposa a su éxito.


Jim Backus


¡azotadme!

¡Azotadme!
Aquí estoy,
¡azotadme!
Merezco que me azoten.
No lamí la rompiente,
la sombra de las vacas,
las espinas,
la lluvia;
con fervor,
durante años;
descalzo,
estremecido,
absorto,
iluminado.
No me postré ante el barro,
ante el misterio intacto
del polen,
de la cama,
del gusano,
del pasto;
por timidez,
por miedo,
por pudor,
por cansancio.
No adoré los pesebres,
las ventanas heridas,
los ojos de los burros,
los manzanos,
el alba;
sin restricción,
de hinojos,
entregado,
desnudo,
con los poros erectos,
con los brazos al viento,
delirante,
sombrío;
en comunión de espanto,
de humildad,
de ignorancia,
como hubiera deseado...
¡como hubiera deseado!


Oliverio Girondo


Sencillos Deseos

Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.


Gioconda Belli


Marina Impasible

Por primera vez, o por última,
soy libre...

Arbustos con espuelas
de marfil. Rocas oxidadas.
El otoño pliega sus tonos
frente al crujido de las olas.
Por primera vez, o por última.

Las gaviotas tocan sus oboes
de tormenta. Unos dedos verdes
hunden la luna en luz marina,
la tienden al pie del silencio.
Se ha desnudado una mujer
y muestra sus luces mellizas;
al huir, dispersa su paso
luminosa arena de estrellas.
Por primera vez, o por última.

Tijeras de oro en el poniente.
Se enciende un violín ruiseñor
en el esqueleto del mar.
Garras de nubes estrangulan
el azul, y lo hacen gemir.

Ojos fijos en su tesoro,
presente inmóvil -sin recuerdos,
sin propósitos-, soy ahora.
todo está sometido a un orden
que yo no entiendo. Pero embarco
en la nave, y el marinero
me dirá su cantar, más tarde,
desde el éxtasis...

Por primera,
o por única vez, soy libre.


José Hierro


Alegato Inútil

Cada día tenemos más salobre la saliva.
La migaja se crispa
ante la entornada puerta del perdón.
Cada día se saltan a las uñas
los dos niños morenos de los ojos
que fueron ángeles despiertos
a celestes honduras.

¿Con qué habrá de rematar el alegato
que está y en el tope del sollozo?
Cada hora se ha hecho voraz
como engranaje de colmillos;
los pasos se han desacostumbrado
a la caricia de la grama húmeda;
el aire avanza granizado de saetas.

Conduélete, Señor, a ti clamamos.
¡Así tu mundo tambalea!
No somos Job, oh Padre; ¡no te tornes padrastro!

¿Acaso estás enfermo, o te pudres
con este vaho que te sube desde nos?
No te tornes padrastro, buen Dios.

Sonríe una vez sobre tu Hechura.
Regresa a tu niñez de Primer Día
cuando soplabas burbujas de color
y te brotaba de las sienes
boscaje y pleamar.
Eras entonces sin arrugas,
y era tu barba de cristal
lira entre los dedos de la luz.

Sonríe, Padre, sobre el Libro mancillado,
y todos en Tu nombre
escribiremos PAZ.

La simple trinidad de una palabra:
bandera universal para soñar;
hostia de comunión para construir;
extramaunción para vivir.

Perdona, Dios, esta mi turbia arena...


Yolanda Bedregal


En la mesa nadie se aburre durante la primera hora.


Anthelme Brillat-Savarín


A la primera luz del alba
en ese instante te busca mi mirada
y aunque no estes ahí
te seguira buscando cada mañana.


Tovléz


No Es El Amor Quien Muere...

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.

Inocencia primera
Abolida en deseo,
Olvido de sí mismo en otro olvido,
Ramas entrelazadas,
¿Por qué vivir si desaparecéis un día?

Solo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su aurora,
Solo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.

Fantasmas de la pena,
A lo lejos, los otros,
Los que ese amor perdieron,
Como un recuerdo en sueños,
Recorriendo las tumbas
Otro vacío estrechan.

Por allá van y gimen,
Muertos en pie, vidas tras de la piedra,
Golpeando la impotencia,
Arañando la sombra
Con inútil ternura.

No, no es el amor quien muere.


Luis Cernuda


La mente humana es una gama de gamas, y la primera unidad en su escala de medicion, es universal e infinita.


Salvador Fernandez Tavareli