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Poemas sobre la luna ( 3 )

Poemas sobre la luna. Encuentra docenas de poemas sobre la luna con fotos para copiar y compartir.


Fui de uno a otro, llevando en las manos mi dolor?no, no mi dolor sino la inaprehensible naturaleza de nuestro vivir? para que lo inspeccionaran. Algunos acuden a los sacerdotes, yo acudo a mis amigos y a mi propio corazón, y busco por entre frases y fragmentos algo que aún no esté quebrado, yo, para quien no hay belleza bastante en la luna o árbol, para quien el contacto de una persona con otra lo es todo, pero que ni siquiera esto puedo comprender, yo que soy tan imperfecto tan débil, tan indeciblemente solo. Ahí estaba.


Virginia Woolf


En el cielo la luna bellamente / fija en tus ojos su tristeza altiva, / y es a un tiempo beatífica y silente. / ¡Oh, la noche que deja que recorra / con mi mano tu piel suave y preciosa, / y en mis sueños ardiente te aprisione!


Roberto Alifano




La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas. Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía.


Jaime Sabines


Yo sé cómo le brillaban antes los ojos como si fueran charcos alumbrados por la luna. Pero de pronto se destiñeron, se le borro la mirada como si la hubieran revolcado en la tierra.


Juan Rulfo


¿Qué es el amor? ?preguntó Adèle mientras miraba la luna como si buscara la respuesta en el cielo.
?Es la simpatía de las almas ?susurró el abogado con una voz que parecía proceder del viento.


Johann August Strindberg


No me vengan con que es poético ladrarle a la luna, poéticos son mis huevos y no les ladra nadie.


Élmer Mendoza




Insane" es un problema mental congénito, y se considera conveniente tratarlo con una terapia especializada. En cambio, "Lunatic" se refiere a una pérdida temporal del juivio debido al efecto de la luna.


Haruki Murakami


Las primeras palabras que escribió Sara en aquel cuaderno de tapas duras que le había dado su padre fueron río, luna y libertad, además de otras más raras que le salían por casualidad, a modo de trabalenguas, mezclando vocales y consonantes a la buena de Dios. Estas palabras que nacían sin quererlo ella misma, como flores silvestres que no hay que regar, eran las que más le gustaban, las que le daban más felicidad, porque sólo las entendía ella. Las repetía muchas veces, entre dientes, para ver cómo sonaban, y las llamaba "farfanías". Casi siempre le hacían reír.


Carmen Martín Gaite


Se detuvo a medio camino para mirar atrás. De pie y temblando en el agua y no de frío porque no hacía ninguno. No le hables. No la llames. Cuando se acercó, él le tendió la mano y ella la tomó. Era tan pálida en el lago que parecía estar ardiendo. Como una luz fosforescente en un bosque tenebroso. Que ardía sin llama. Como la luna que ardía sin llama. Sus cabellos negros flotaban en el agua alrededor, caían y flotaban en el agua. Ella le rodeó el cuello con su otro brazo y miró hacia la luna en el oeste no le hables no la llames y entonces volvió su rostro hacia él. Más dulce por el hurto de tiempo y carne, más dulce por la traición. Grullas que anidaban y se sostenían sobre una pata entre las cañas de la orilla sur habían sacado sus esbeltos picos de debajo de las alas para vigilar. ¿Me quieres?, preguntó ella. Sí, dijo él. Pronunció su nombre. Dios mío, sí, dijo.


Cormac McCarthy




Son los hombres quienes se declaran a la luz de la luna y son las mujeres quienes piden el divorcio. No siempre ocurre así; pero casi siempre.


Stephen King


Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.


Federico García Lorca


Siempre he soñado con besar a la mujer amada a la luz de la luna -prosigió él con la imbecilidad astronómica propia de tantos enamorados


Enrique Jardiel Poncela


Además, aquella noche era distinta. La luna lucía llena en el cielo, brillando en las alturas como un dólar de plata, y el aparcamiento delantero del 26 estaba vacío.


Stephen King




Cataclismo. Fin de fin. Un planeta será herido por un planeta apagado que rueda los espacios. Ese planeta será la tierra. La herida en el choque será en la parte sur del hemisferio norte y arrancará gran parte de su colofón. Entonces el mundo tierra, en el sacudimiento, dará un volcón igual al que dio cuando le fue arrancado el trozo de «América del Sud» hoy llamado en el alto «Suna». De nuevo el diluvio, de nuevo la oscuridad, de nuevo el eje en su lugar, de nuevo el rodar y un nuevo mar en el foso dejado y de nuevo otra luna que brillará más. La amnis.


Benjamín Solari Parravicini


este mundo se volvio el nuestro haciendo del amor un juego tan dificil de seguir, y pensando en finguir estas cosas q siento porti me adueñe de ti sin pedirte que me amaras te acerque ami , sin saber porque!!!!con tu boca de papel me refleje bañado en tu piel de brillos color pastel y finguiendo pensar sin poder sentir me enamore de ti no encontre otra salida y sin actos suicidas me encargue de degollar ala intuicion tomando la razon del corazon y pateando a un pulmon con un suspiro, cada vez que te miro me dirujo a un mundo divido hrmoso y colorido donde tus ojos son el desafan de lo aburrido


luna velazquez francisco ernesto


Crei en mi un tiempo después como siempre el tiempo no perdono y se fue mi fe como lo hace el tiempo


danielovsky luna


Tiendes a decir,tiendes a pensar y le sueles escribir esos cortos mensajes que nunca llenan y dudas dejan al enviar o al llegar...


Danielovsky Luna


Muchas veces, cuando usted es un turista que solo puede permanecer en la superficie y no realmente experimentar el lugar que estás visitando, que probablemente dejará decepcionado. Por todas partes tiene algo interesante, es solo acerca de ser lo suficientemente curioso para encontrarlo y hacer scratch, donde tienes que rascar y permanecer más tiempo y caminar más.


Diego Luna


No tengo la sensación como, 'Oh, yo quiero vivir en los Estados Unidos y hacer películas y ser famosa solo porque el dinero está aquí. ' Me gusta hacer películas que cuentan historias que me importa.


Diego Luna


Creo que la película debe plantear preguntas, no dar respuestas. Creo que la película debería retar a la gente a reflexionar, debatir y llegar por sí misma a la respuesta que se adapte a ellos.


Diego Luna


Porque no tengo nada que me sobre, por eso es que yo digo que soy rico. porque prefiero ser un tipo pobre, a ser alguna vez un pobre tipo.


Washington Luna


Seguirá Siendo El Sol...

Seguirá siendo el sol, cuando amanece,
hermosamente bello y cada día
la vida será buena todavía
cuando en cada rosal Mayo florece,

Seguirá el mar sereno cuando ofrece
a su virginidad la poesía
de la luna que al cielo desafía
cuando sobre las olas aparece.

Todo seguirá igual que cuando ella
con su callada vocación de estrella
inauguraba todo lo que existe.

Y todo estará igual; el sol, la rosa,
las estrellas, el mar, la luna hermosa;
solo yo, para siempre, estaré triste...


Luis López Anglada


Aromas

Cuando regreso a casa no me lavo las manos
si es que he estado contigo un instante no más,
el aroma retengo que tú dejas en ellas
como una joya vaga o una flor ideal.

Por aquí huelo a rosas y por allá a jazmines,
alientos de tus ropas, auras de tu beldad,
aproximo una silla y me siento a la mesa
y sabe a ti y a trigo el bocado de pan.

Y todo el mundo ignora por qué huelo mis manos
o las miro a menudo con tanta suavidad,
o las alzo a la luna bajo las arboledas
como si fueran dignas de hundirse en tu cristal.

Y así hasta media noche cuando vuelvo rendido
pegado a las fachadas y me voy a acostar,
entonces tengo envidia del agua que las lava
y que, con tu perfume, da un suspiro y se va.


Baldomero Fernández Moreno


Ahogo

Déjame hacer un árbol con tus trenzas.

Mañana me hallarán ahorcado
en el nudo celeste de tus venas.

Se va a casar la novia
del marinerito.

Haré una gran pajarita
con sus cartas cruzadas.
Y luego romperé
la luna de una pedrada.
Neurastenia, dice el doctor.

Gulliver
ha hundido todos sus navíos.

Codicilo: dejo a mi novia
un puñal y una carcajada.


Gerardo Diego


Julio

¡Frío, frío, frío!
Pieles, nostalgias y dolores mudos.

Flota sobre el esplín de la campaña
una jaqueca sudorosa y fría,
y las ramas celebran en la umbría
una función de ventriloquia extraña.

La Neurastenia gris de la montaña
piensa, por singular telepatía,
con la adusta y claustral monomanía
del convento senil de la Bretaña.

Resolviendo una suma de ilusiones,
como un Jordán de cándidos vellones,
la majada eucarística se integra;

y a lo lejos el cuervo pensativo
sueña acaso en un Cosmos abstractivo
como una luna pavorosa y negra.


Julio Herrera y Reissig


La Cita

¡Adiós, amigo, adiós! ¡El sol se esconde,
la luna sale de la nube rota,
y Eva me aguarda en el estanque, donde
el cisne nada y el nelombo flota!

Voy a estrechar a la mujer que adoro.
¡Cuál me fascina mi delirio extraño!
¡Es el minuto del ensueño de oro
de la cita del ósculo en el baño!

¡Es la hora en que los juncos oscilantes
de la verde ribera perfumada
se inclinan a besar los palpitantes
pechos desnudos de mi dulce amada!

¡Es el momento azul en que la linfa
tornasolada, transparente y pura,
sube hasta el blanco seno de la ninfa
como una luminosa vestidura!

¡Es el instante en que la hermosa estrella
crepuscular se asoma con anhelo
para ver a otra venus que descuella
sobre el húmedo esmalte de otro cielo!

¡Es ya cuando las tórtolas se paran
y se acarician en los mirtos rojos,
y los ángeles castos se preparan
a ponerse las manos en los ojos!


Salvador Díaz Mirón




Madrigal de Otro Estío

Dudé si compararte
con la nube o la luna:
Agua fugaz para mi sed, caricia
de luz distante en sombra íntima y única.

Ramas cansadas, últimos delirios
esperaron en vano que la antigua
costumbre de los astros me alumbrara;
dádivas de la nunca
previsible constancia de los meses
mi sien tocaran con sus manos húmedas.

Toda mi piel gozó tu piel un día,
toda mi noche se encendió en tu púdica
palabra sin futuro.
Sé que un agua
de juncias densa y clara se me oculta
y me llama y no sé si de mi sed
se burla o, para ser, mis labios busca.

Compararte pudiera a los oasis
-no a la nube inconstante, no a la luna
mudable-, pero solo oigo mis pasos,
no de tus palmas la envolvente música.


Antonio Carvajal


Son Diurno

Ahora que ya tu calidad es ardiente y dura,
como el órgano que se rodea de un fuego
húmedo y redondo hasta el amanecer
y hasta un ancho volumen de fuego respetado.

Ahora que tu voz no es la importuna caricia
que presume o desordena la fijeza de un estío
reclinado en la hoja breve y difícil
o en un sueño que la memoria feliz
combaba exactamente en sus recuerdos,
en sus últimas, playas desoídas.

¿Dónde está lo que tu mano prevenía
y tu respiración aconsejaba?
Huida en sus desdenes calcinados
son ya otra concha,
otra palabra de difícil sombra.
Una oscuridad suave pervierte
aquella luna prolongada en sesgo
de la gaviota y de la línea errante.

Ya en tus oídos y en sus golpes duros
golpea de nuevo una larga playa
que va a sus recuerdos y a la feliz
cita de Apolo y la memoria mustia.
Una memoria que enconaba el fuego
y respetaba el festón de las hojas al nombrarlas
el discurso del fuego acariciado.


José Lezama Lima


Hora

Me acordaré de ti
todas las noches a las once!...

En la plaza sin luna de tu ausencia
pronunciaré tu nombre
con el mismo temblor del primer día
todas las noches, a las once!...

Y aunque esté en un café, o en un teatro
o en un duelo, sin que nadie me importe,
te llamaré -subasta de mi pena-
todas las noches a las once...

Y si la gente -¡qué importa la gente!-
no sabe, no comprende, no conoce
lo que es el amor, que aprenda de mis labios
todas las noches a las once...

Que cariño que no es nube, ni melindre,
sino sangre, canción, olvido y monte...
Se quiere así, gritándolo a los vientos,
todas las noches a las once...

Y un día llegará -que Dios me oiga!-
que cuando vaya a pronunciar tu nombre,
tú estés bajo la lluvia de mis besos
a las diez, a las once y a las doce.


Rafael de León


Luna de Abril

Luna de abril, descotada,
con aguazal circunscrito,
desnuda, con desnudez
pura de pecho con niño.
Luna llena, ubre de vaca,
con lucero becerrillo;
¡qué puro se pone el pecho
cuando se le cuelga el niño!

Esta noche yo no siento
ni sombra de odio por nadie
ni pena de verme preso,
ni ganas de que me quiten
los grillos que me pusieron.

Nada hay más impuro, nada,
que el pecho de las mujeres,
pero no hay nada más puro
ni mejor para mirarlo
que un pecho fuera del pecho
y un niño al lado.


Andrés Eloy Blanco


Lunas de Ayer

La luna, esta noche, la que nunca ha vuelto
vendrá para nosotros.

Porque hemos mentido, como en las lunas de ayer.
No habrá segunda parte esta vez.

Nuestro amor ha de ser como nunca fue,
un insensato amor, amor de dos
que nada necesitan ni nada desean
más que amarse.

Nuestro amor será así
o no será.


Harold Alvarado Tenorio


Violonchelo

Divina calma del mar
donde la luna dilata
largo reguero de plata
que induce a peregrinar.

En la pureza infinita
en que se ha abismado el cielo,
un ilusorio pañuelo
tus adioses solicita.

y ante la excelsa quietud,
cuando en mis brazos te estrecho
es tu alma, sobre mi pecho,
melancólico laúd.


Leopoldo Lugones


Veo A Diario Tu Casa

Veo a diario tu casa que, encendida
con ese sol, ya casi en primavera,
es la rosa del día más primera
por donde tú apareces a la vida.

Así mi corazón, casa dormida,
tiembla bajo tu sol, y no quisiera
más ventanas de amor, ni más espera
que la de hallarse en tu estación florida.

Veo a tu casa en la alta noche ahora,
la nieve de la luna con las hiedras
de la sombra escalando el muro frío,

como mi corazón, también, que añora
tantos días sin sol sobre sus piedras,
tantas noches sin ti en el pecho mío.


José García Nieto


Advenimiento

¡Oh luna, cuánto abril,
qué vasto y dulce el aire!
Todo lo que perdí
volverá con las aves.

Sí, con las avecillas
que en coro de alborada
pían y pían, pían
sin designio de gracia.

La luna está muy cerca,
quieta en el aire nuestro.
El que yo fui me espera
bajo mis pensamientos.

Cantará el mi señor.
En la cima del ansia.
Arrebol, arrebol.
Entre el cielo y las auras.

¿Y se perdió aquel tiempo
que yo perdí?. La mano
dispone, dios ligero,
de esta luna sin año.


Jorge Guillén


Mujer Dormida

¿Dormida? ¿Hecha cuajado río o luna?
¿Fuera de ti, pálida voz de la tierra?
¿Labio de mármol que oscuro anhelo calla?
No oso acercar manos que tiemblan
a la desnuda y yerma saudade de tu cuerpo.
Bajo las pestañas no sé qué cabalgadas;
qué perfecci6n de bosques y senderos;
qué bueyes con cuernos de laurel adornados
con pardas muchachas en los lomos florecidas.
O nada, o solo el negro sueño, olvido;
dos profundos pozos sin eco y sin llegada,
tu frente sin huella un mar de nieve,
el corazón como una estrella acostumbrada.
Y el blanco amor que te cubre, nube,
granizo es ya, que te conserva, nítida,
como una paloma posada más allá del arrullo.
Lejos de ti; amarte, verte de lejos;
la cabellera, mortaja de tu sueño.
En soledad, sin hombres y sin dioses.
Grises peñascos; mazorcas huecas; hiedra.

De "Anillos de agua"


Ricardo Carballo Calero


Yo Fui

Yo fui.
Columna ardiente, luna de primavera.
Mar dorado, ojos grandes.

Busqué lo que pensaba;
pensé, como al amanecer en sueño lánguido,
lo que pinta el deseo en días adolescentes.
Canté, subí,
fui luz un día
arrastrado en la llama.

Como un golpe de viento
que deshace la sombra,
caí en lo negro,
en el mundo insaciable.

He sido.


Luis Cernuda


No Lo Harás En Vano

Ah no lo harás en vano

se te helarán los dedos
y el corazón y los olores

se te helará la noche
y la arrogancia y las rodillas

se te helará la sangre
y los crepúsculos y el humo

se te helará el bostezo
y el ademán y la lujuria

se te helarán los ojos
la madrugada y el esperma

se te helará el ritual
y las caricias y los signos

se te helará la luna
y el arbolito y la garganta

se te helarán los labios
y los disfrutes y la vida

todo está listo
no lo harás en vano.


Mario Benedetti


Canción Lejana

Y yo también como la tarde
toda me tornaré dichosa
para quererte y esperarte.
Iluminada de tus ojos
vendrá la luna,
vendrá la luna por el aire.

Tú me querrás inmensamente.
Mi corazón será infinito
para la angustia de tu frente.
Yo te daré los sueños míos:
amor, dolor, sencillamente.
Después será la enamorada sonrisa,
el beso, la memoria llena de ti, maravillada.
Y el gozo azul de estar contigo
fuera del tiempo, sin palabras.
De golondrina en golondrina
nos llegará la primavera
de la mirada pensativa.
Y un mismo cauce de dulzura
tendrán las rosas y los días.
Yo te daré los sueños míos:
amor, dolor, sencillamente.


Meira Delmar


Muerto de Amor

No lo sabe mi brazo, ni mi pierna,
ni el hilo de mi voz, ni mi cintura,
ni lo sabe la luna que está interna
en mi jardín de amor y calentura.

Y yo estoy muerto, sí, como una tierna
rosa, o una gacela en la llanura,
como una agua redonda en la cisterna
o un perro de amarilla dentadura.

Y hoy que es Corpus, Señor, he paseado
mi cadáver, de amor iluminado,
como un espantapájaro siniestro.

La gente, sin asombro, me ha mirado
y ninguno el sombrero se ha quitado
para rezarme un triste padrenuestro.


Rafael de León


Nacimiento Del Potro

El potro negro del deseo
Ancho Impaciente Sudoroso
viene

Sus cascos firmes quiebran la hojarasca
La hierba tierna tiembla y se marchita
con la caricia humeante de sus belfos

Rompe el follaje
Avanza

En sus ojos se encabrita el fulgor:
un potro salvaje.

*

Primero es la mirada lento río
Superficie pulida sobre aguas turbulentas
que arrastran ramas troncos flores ahogadas lodo
La luna pez brillante sobre la calle larga

Otra vez la mirada

Me hundí en aguas donde peces terribles esperaban.

*

La tentación es la fruta más limpia
Despierta como la piel de las adolescentes
Enloquecida como un ángel loco
Como un demonio que se ríe y se burla
y se pone a llorar de pronto con las manos en llamas
y se rebela y grita
mientras el eco de su carcajada
resuena y marca el tiempo el tiempo el tiempo

"El Oficio de Arder" 1982 - 1997


Efraín Bartolomé