Poesias cortas a maria ( 2 )
Poesias cortas a maria. Encuentra docenas de poesias cortas a maria con fotos para copiar y compartir.
Desde Siempre
Tu paso
-de una sílaba-
por mi larga fila
de palabras vacías
estaba anunciado desde siempre
Tu paso de ecos
como la lluvia
de tu tierra amada
era realidad antes de verte
Tu paso
de cascabel y gaita
era lo que en mi alma acontecía
cuando la visitaban de niña los presagios
De "Pasajeros del viento"
Tu paso
-de una sílaba-
por mi larga fila
de palabras vacías
estaba anunciado desde siempre
Tu paso de ecos
como la lluvia
de tu tierra amada
era realidad antes de verte
Tu paso
de cascabel y gaita
era lo que en mi alma acontecía
cuando la visitaban de niña los presagios
De "Pasajeros del viento"
MarÃa Clara González
Pasión Sin Límites
Vuela mi corazón
unido con los pájaros
y deja entre los árboles
un invisible rastro
de alegría y de sangre.
Las gotas de rocío
se helaron en las manos
abiertas y floridas
de los enamorados
perdidos en la brisa.
Vuela mi corazón,
mi corazón atado
con cadenas de estrellas
a la sombra de un árbol
atado con cadenas
y con cantos de pájaros.
Vuela mi corazón
unido con los pájaros
y deja entre los árboles
un invisible rastro
de alegría y de sangre.
Las gotas de rocío
se helaron en las manos
abiertas y floridas
de los enamorados
perdidos en la brisa.
Vuela mi corazón,
mi corazón atado
con cadenas de estrellas
a la sombra de un árbol
atado con cadenas
y con cantos de pájaros.
José MarÃa Hinojosa
Greenwich Avenue
Estoy muy satisfecho de mí mismo.
Yo era un ser seco, huraño y solitario
que envidiaba a los otros su alegría.
Pero rectifiqué. Me costó mucho
adquirir compañía y cara alegre.
Y así he gustado aquellos dulces bienes
que envidiaba a los otros: amistad,
mujer, hijos y el éxito en los negocios.
Uno llega a obtener lo que desea
si de veras se esfuerza en conseguirlo.
La insistencia es la clave del acierto.
La piedra que se encima persistente
sobre sus compañeras de sendero,
logrará que tropiece alguien en ella.
Estoy muy satisfecho de mí mismo
pues sé rectificar. Y comprobado
que amigos, mujer, hijos y negocios
siempre me molestaban y agobiaban,
los dejé sin aviso y sin reparos.
Y he vuelto con alivio a mi yo joven,
a mi ser seco, huraño y solitario.
Y estoy muy satisfecho de mí mismo.
Estoy muy satisfecho de mí mismo.
Yo era un ser seco, huraño y solitario
que envidiaba a los otros su alegría.
Pero rectifiqué. Me costó mucho
adquirir compañía y cara alegre.
Y así he gustado aquellos dulces bienes
que envidiaba a los otros: amistad,
mujer, hijos y el éxito en los negocios.
Uno llega a obtener lo que desea
si de veras se esfuerza en conseguirlo.
La insistencia es la clave del acierto.
La piedra que se encima persistente
sobre sus compañeras de sendero,
logrará que tropiece alguien en ella.
Estoy muy satisfecho de mí mismo
pues sé rectificar. Y comprobado
que amigos, mujer, hijos y negocios
siempre me molestaban y agobiaban,
los dejé sin aviso y sin reparos.
Y he vuelto con alivio a mi yo joven,
a mi ser seco, huraño y solitario.
Y estoy muy satisfecho de mí mismo.
José MarÃa Fonollosa
La Sangre
El mustio peregrino
vió en el monte una huella de sangre:
la sigue pensativo
en los recuerdos claros de su tarde.
El triste, paso a paso,
la ve en la ciudad, dormida, blanca,
junto a los cadalsos,
y al morir de ciegas atalayas.
El curvo peregrino
transita por bosques adorantes
y los reinos malditos,
y siempre mira las rojas señales.
El mustio peregrino
vió en el monte una huella de sangre:
la sigue pensativo
en los recuerdos claros de su tarde.
El triste, paso a paso,
la ve en la ciudad, dormida, blanca,
junto a los cadalsos,
y al morir de ciegas atalayas.
El curvo peregrino
transita por bosques adorantes
y los reinos malditos,
y siempre mira las rojas señales.
José MarÃa Eguren
Campo-estelas
Almendros en flor.
La primavera
se acerca.
Cerezos en flor.
La primavera
está plena.
Granados en flor.
Ya se aleja
la primavera.
Almendros en flor.
La primavera
se acerca.
Cerezos en flor.
La primavera
está plena.
Granados en flor.
Ya se aleja
la primavera.
José MarÃa Hinojosa
Frío
Cuento Bohemio
La tarde era triste,
la nieve caía,
su blanco sudario
los campos cubría;
ni un ave volaba,
ni oíase rumor.
Apenas la nieve
dejando su huella,
pasaba muy triste,
muy pálida y bella,
la niña que ha sido
del valle la flor.
Llevaba en el cinto
su pobre calzado;
su hermano pequeño
que marcha a su lado
le dice: -"No sienten
la nieve tus pies?"
"Mis pies nada sienten"
-responde con calma-
"El frío que yo siento
lo llevo en el alma;
y el frío de la nieve
más duro no es".
Y dice el pequeño
que helado tirita:
-"¡Más frío que el de nieve!...
¿Cuál es, hermanita?
¡No hay otro que pueda
decirse mayor!..."
-"Aquel que de muerte
las almas taladre;
aquel que en el alma
me puso mi madre
el día que a mi esposo
me unió sin amor".
Cuento Bohemio
La tarde era triste,
la nieve caía,
su blanco sudario
los campos cubría;
ni un ave volaba,
ni oíase rumor.
Apenas la nieve
dejando su huella,
pasaba muy triste,
muy pálida y bella,
la niña que ha sido
del valle la flor.
Llevaba en el cinto
su pobre calzado;
su hermano pequeño
que marcha a su lado
le dice: -"No sienten
la nieve tus pies?"
"Mis pies nada sienten"
-responde con calma-
"El frío que yo siento
lo llevo en el alma;
y el frío de la nieve
más duro no es".
Y dice el pequeño
que helado tirita:
-"¡Más frío que el de nieve!...
¿Cuál es, hermanita?
¡No hay otro que pueda
decirse mayor!..."
-"Aquel que de muerte
las almas taladre;
aquel que en el alma
me puso mi madre
el día que a mi esposo
me unió sin amor".
Manuel MarÃa Flores
Times Square Ii
Contemplo como salen del local
parejas enlazadas de las manos.
Cuánta mujer hermosa en todas partes.
El vestíbulo exhibe con orgullo
su muestrario de chicas estupendas.
Un amigo a mi lado me saluda.
Me comenta: «Qué film más aburrido.
Las historias de amor son soporíferas».
Yo asiento. Y admirados vigilamos
a una mujer preciosa. Acompañada.
Observo cómo mira ávidamente
las muchachas que surgen de la sala
como los coches surgen de un garaje
ostentando sus líneas sugestivas.
Como las miro yo seguramente.
También él siente el tedio. Ambos quisiéramos
un amor, un hogar de esos que vemos
en el cine y decimos nos aburren.
No igual a aquel que tienen los amigos
que en su gran mayoría se han casado.
Ante una moto grande y esplendente,
como un bello caballo de fuel puro,
nos paramos: «¿Te dejo en algún sitio?»,
precavido pregunta. Yo no acepto.
Buscaré a alguna chica por el Village.
Contemplo como salen del local
parejas enlazadas de las manos.
Cuánta mujer hermosa en todas partes.
El vestíbulo exhibe con orgullo
su muestrario de chicas estupendas.
Un amigo a mi lado me saluda.
Me comenta: «Qué film más aburrido.
Las historias de amor son soporíferas».
Yo asiento. Y admirados vigilamos
a una mujer preciosa. Acompañada.
Observo cómo mira ávidamente
las muchachas que surgen de la sala
como los coches surgen de un garaje
ostentando sus líneas sugestivas.
Como las miro yo seguramente.
También él siente el tedio. Ambos quisiéramos
un amor, un hogar de esos que vemos
en el cine y decimos nos aburren.
No igual a aquel que tienen los amigos
que en su gran mayoría se han casado.
Ante una moto grande y esplendente,
como un bello caballo de fuel puro,
nos paramos: «¿Te dejo en algún sitio?»,
precavido pregunta. Yo no acepto.
Buscaré a alguna chica por el Village.
José MarÃa Fonollosa
El Bote Viejo
Bajo brillante niebla,
de saladas actinias cubierto,
amaneció en la playa,
un bote viejo.
Con arena, se mira
la banda de sus bateleros,
y en la quilla verdosos
calafateos.
Bote triste, yacente,
por los moluscos horadado;
ha venido de ignotos
muelles amargos.
Apareció en la bruma
y en la armonía de la aurora;
trajo de los rompientes
doradas conchas.
A sus bancos remeros,
a sus amarillentas sogas,
vienen los cormoranes
y las gaviotas.
Los pintorescos niños,
cuando dormita la marea
lo llenan de cordajes
y de banderas.
Los novios, en la tarde,
en su alta quilla se recuestan;
y a los vientos marinos,
de amor se besan.
Mas el bote ruinoso
de las arenas del estuario,
ansía los distantes
muelles dorados.
Y en la profunda noche,
en fino tumbo abrillantado,
partió el bote muriente
a los puertos lejanos.
Bajo brillante niebla,
de saladas actinias cubierto,
amaneció en la playa,
un bote viejo.
Con arena, se mira
la banda de sus bateleros,
y en la quilla verdosos
calafateos.
Bote triste, yacente,
por los moluscos horadado;
ha venido de ignotos
muelles amargos.
Apareció en la bruma
y en la armonía de la aurora;
trajo de los rompientes
doradas conchas.
A sus bancos remeros,
a sus amarillentas sogas,
vienen los cormoranes
y las gaviotas.
Los pintorescos niños,
cuando dormita la marea
lo llenan de cordajes
y de banderas.
Los novios, en la tarde,
en su alta quilla se recuestan;
y a los vientos marinos,
de amor se besan.
Mas el bote ruinoso
de las arenas del estuario,
ansía los distantes
muelles dorados.
Y en la profunda noche,
en fino tumbo abrillantado,
partió el bote muriente
a los puertos lejanos.
José MarÃa Eguren
seras solo un recuerdo
Mientras que el sol siga brillando
Y las estrellas no cambien su lugar,
Te puedo asegurar q en mi corazón tú
Siempre pero siempre tendrás un lugar
Siempre vas estar pues tu recuerdo
Es muy grato y bello,
Pero si hoy me alejo de ti es para
Así no hacernos sufrir.
Es mejor q se quede asi pues no
Kiero mas sufrimiento,
Es que en verdad te kiero
Y todo será más fácil así
Aunque los 2 sin el otro pueda vivir
Y aunque se acabe esto nada podrá borrar
Tan lindo recuerdo q llevo de ti pues tu
Me enseñaste q la manera de ser feliz.
Mientras que el sol siga brillando
Y las estrellas no cambien su lugar,
Te puedo asegurar q en mi corazón tú
Siempre pero siempre tendrás un lugar
Siempre vas estar pues tu recuerdo
Es muy grato y bello,
Pero si hoy me alejo de ti es para
Así no hacernos sufrir.
Es mejor q se quede asi pues no
Kiero mas sufrimiento,
Es que en verdad te kiero
Y todo será más fácil así
Aunque los 2 sin el otro pueda vivir
Y aunque se acabe esto nada podrá borrar
Tan lindo recuerdo q llevo de ti pues tu
Me enseñaste q la manera de ser feliz.
maria mendoza
me engaño una ilusion
Me sentí cautivada
Y también ilusionada
Totalmente asombrada
Y demasiado impactada
Pero fuiste como el teorema de Pitágoras
Y nada te entiendo a ninguna hora
Y por mas q no quiero tu vos me enamora
Te CREI como el agua lindo y transparente
Un ave q con sus alas vuelan libremente
Hiciste q mi corazón latiera fuertemente
Y ahora por ti el muere lentamente.
Me sentí lastimada
Y muy irrespetada al descubrir tantas mentiras
Por culpa de la vida
Era una película de ficción q creo mi corazón
Fue una simple ilusión de la cual me abrió los ojos la razón
Me sentí cautivada
Y también ilusionada
Totalmente asombrada
Y demasiado impactada
Pero fuiste como el teorema de Pitágoras
Y nada te entiendo a ninguna hora
Y por mas q no quiero tu vos me enamora
Te CREI como el agua lindo y transparente
Un ave q con sus alas vuelan libremente
Hiciste q mi corazón latiera fuertemente
Y ahora por ti el muere lentamente.
Me sentí lastimada
Y muy irrespetada al descubrir tantas mentiras
Por culpa de la vida
Era una película de ficción q creo mi corazón
Fue una simple ilusión de la cual me abrió los ojos la razón
maria mendoza
Ella
Para Teresita López
Ella tiene
una mirada
que aletea
sobre el sueño.
A veces duerme.
Y cuando despierta,
sus ojos
tienen plumas
y destilan mar.
De "La Ciudad" 2001
Para Teresita López
Ella tiene
una mirada
que aletea
sobre el sueño.
A veces duerme.
Y cuando despierta,
sus ojos
tienen plumas
y destilan mar.
De "La Ciudad" 2001
Antonio MarÃa Flórez
Soneto
Quiere el Amor Feliz -el que se posa poco...-
arrancar un verso al alma oscura:
¿Cuándo la miel necesitó dulzura?
¿Quién esencia de pomo echa en la rosa?
Quédese en hojarasca temblorosa
lo que no pudo ser fruta madura:
No se rima la dicha; se asegura
desnuda de palabras, se reposa...
Si el verso es sombra, ¿qué hace con el mío
la luz?... Si es luz... ¿la luz por qué lo extraña?
¡Quien besar puede, bese y deje frío
símbolo, el beso escrito!... ¡En la maraña
del mapa no está el agua azul del río,
ni se apoya en su nombre la montaña!...
Quiere el Amor Feliz -el que se posa poco...-
arrancar un verso al alma oscura:
¿Cuándo la miel necesitó dulzura?
¿Quién esencia de pomo echa en la rosa?
Quédese en hojarasca temblorosa
lo que no pudo ser fruta madura:
No se rima la dicha; se asegura
desnuda de palabras, se reposa...
Si el verso es sombra, ¿qué hace con el mío
la luz?... Si es luz... ¿la luz por qué lo extraña?
¡Quien besar puede, bese y deje frío
símbolo, el beso escrito!... ¡En la maraña
del mapa no está el agua azul del río,
ni se apoya en su nombre la montaña!...
Dulce MarÃa Loynaz
Sencillez
Los dedos de la nieve
repiquetearon
en el tamboril
del espacio.
Parábolas de nubes
forman un halo
de cristal,
sobre el monte nevado.
Una línea
y un plano.
Quiero poner mi vista
sólo en el espacio,
que es sencillo
y a la vez complicado.
Los dedos de la nieve
repiquetearon
en el tamboril
del espacio.
Parábolas de nubes
forman un halo
de cristal,
sobre el monte nevado.
Una línea
y un plano.
Quiero poner mi vista
sólo en el espacio,
que es sencillo
y a la vez complicado.
José MarÃa Hinojosa
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
Dulce MarÃa Loynaz
Memoria que se queda en las madrugadas frias.
Memoria que soportan la hipocrecia.
Memoria que desvacen el ama cuando ya no hay calma.
Mmemoria indelebre cuando cuando ya no se ama.
En medio de frio y agustia se escapan los incierto.
cuando la noche se cumbren en los entierro.
Quiza te ame mas de los debido .
Quiza fue la soleda o lo prohibido.
pero de tanto soñar me perdi sin pensar.
en medio de tanta niebla perdi casi la vida.
pero ahora te pido que jamas regrese.
ahora te pido que te pierda en el tiempo .
y que tu recuerdos queden borrrada a traves del olvido.
Memoria que soportan la hipocrecia.
Memoria que desvacen el ama cuando ya no hay calma.
Mmemoria indelebre cuando cuando ya no se ama.
En medio de frio y agustia se escapan los incierto.
cuando la noche se cumbren en los entierro.
Quiza te ame mas de los debido .
Quiza fue la soleda o lo prohibido.
pero de tanto soñar me perdi sin pensar.
en medio de tanta niebla perdi casi la vida.
pero ahora te pido que jamas regrese.
ahora te pido que te pierda en el tiempo .
y que tu recuerdos queden borrrada a traves del olvido.
Maria feliz
Máscara
Esta mañana fue difícil
colocarme la máscara
No lograba encajarla conmigo
Tal vez llegó el momento
de cambiarla.
De "Pulso interno"
Esta mañana fue difícil
colocarme la máscara
No lograba encajarla conmigo
Tal vez llegó el momento
de cambiarla.
De "Pulso interno"
MarÃa Clara González
Mar
Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:
comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.
Rozaría una jábega con descolgar los brazos
y su red tendería del palo de mesana
de este lecho flotante entre ataúd y tina.
Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas.
Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho
pone olor de Guinea en la ropa mojada,
pone sal en un cesto de flores y racimos
de uvas verdes y negras encima de mi almohada,
pone henchido el insomnio, y en un larguero entonces
me siento con mi sueño a ver pasar el agua.
Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:
comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.
Rozaría una jábega con descolgar los brazos
y su red tendería del palo de mesana
de este lecho flotante entre ataúd y tina.
Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas.
Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho
pone olor de Guinea en la ropa mojada,
pone sal en un cesto de flores y racimos
de uvas verdes y negras encima de mi almohada,
pone henchido el insomnio, y en un larguero entonces
me siento con mi sueño a ver pasar el agua.
MarÃa Victoria Atencia
Yo Te Fui Desnudando...
Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tus» superpuestos que la vida
te había ceñido...
Te arranqué la corteza -entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.
Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aún velados
de tinieblas y asombros...
Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda, intacto y desgarrado
en alma viva...
Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tus» superpuestos que la vida
te había ceñido...
Te arranqué la corteza -entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.
Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aún velados
de tinieblas y asombros...
Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda, intacto y desgarrado
en alma viva...
Dulce MarÃa Loynaz
Lied I
Era el alba,
cuando las gotas de sangre en el olmo
exhalaban tristísima luz.
Los amores
de la chinesca tarde fenecieron
nublados en la música azul.
Vagas rosas
ocultan en ensueño blanquecino
señales de muriente dolor.
Y tus ojos
el fantasma de la noche olvidaron,
abiertos a la joven canción.
Es el alba;
hay una sangre bermeja en el olmo
y un rencor doliente en el jardín.
Gime el bosque,
y en la bruma hay rostros desconocidos
que contemplan el árbol morir.
Era el alba,
cuando las gotas de sangre en el olmo
exhalaban tristísima luz.
Los amores
de la chinesca tarde fenecieron
nublados en la música azul.
Vagas rosas
ocultan en ensueño blanquecino
señales de muriente dolor.
Y tus ojos
el fantasma de la noche olvidaron,
abiertos a la joven canción.
Es el alba;
hay una sangre bermeja en el olmo
y un rencor doliente en el jardín.
Gime el bosque,
y en la bruma hay rostros desconocidos
que contemplan el árbol morir.
José MarÃa Eguren
Desprendimiento
Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas se van yendo
o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse y ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio,
¡Dios mío!...
Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas se van yendo
o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse y ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio,
¡Dios mío!...
Dulce MarÃa Loynaz
Argent Vivo
¡Qué vida más tranquila parece llevar mi familia!
-pensó Gregorio
Franz Kafka
La voluntad y los apetitos... ah!
Edmund Burke
¿Lo recuerdas? Tuvimos
la Luna en la palma de la mano.
Nunca otra vez la música
de aquel tambalillo de la playa
volverá a hacernos bailar,
ni, sin que nosotros lo escuchemos,
a crujir el mundo volverá.
Volverá tu marido, no es mal tipo,
en su jardín tu aburrimiento a colgar,
y el calorcillo que alumbra entre tus muslos
¿a quién llamará?
Quizá otros brazos y otros besos
profundamente sentirás,
y tu marido y yo quizá acabemos
bebiendo solitarios en un bar,
haciéndonos amigos; como es lógico
evocarte nos unirá.
Pero recuerda, como yo te he leído a Scott Fitzgerald
nadie te lo leerá.
¡Qué vida más tranquila parece llevar mi familia!
-pensó Gregorio
Franz Kafka
La voluntad y los apetitos... ah!
Edmund Burke
¿Lo recuerdas? Tuvimos
la Luna en la palma de la mano.
Nunca otra vez la música
de aquel tambalillo de la playa
volverá a hacernos bailar,
ni, sin que nosotros lo escuchemos,
a crujir el mundo volverá.
Volverá tu marido, no es mal tipo,
en su jardín tu aburrimiento a colgar,
y el calorcillo que alumbra entre tus muslos
¿a quién llamará?
Quizá otros brazos y otros besos
profundamente sentirás,
y tu marido y yo quizá acabemos
bebiendo solitarios en un bar,
haciéndonos amigos; como es lógico
evocarte nos unirá.
Pero recuerda, como yo te he leído a Scott Fitzgerald
nadie te lo leerá.
José MarÃa Ãlvarez
Los Sábados
Los sábados teníamos de par en par los ojos
enseñando las luces doradas del domingo,
mientras iban las horas resbalando su carga
de ilusión en nosotras.
Sentadas en pupitres, en filas o en recreos,
pensábamos el día perfecto cada una
con un sol, sus películas y su adiós en la calle
al niño que llevaba nuestro nombre en su frente.
Volar era la clave escrita en nuestro ánimo.
Soñábamos con puertas y con la interminable
escalera que parte el monte en dos mitades,
donde un coche esperaba nuestra vuelta más rápida,
llevándose un viaje de alegría hacia el centro.
Mas pasaba el domingo, y con él los proyectos
de toda una semana extrañamente larga;
y el resultado era arrastrar la nostalgia
seis días como puños.
Los sábados teníamos de par en par los ojos
enseñando las luces doradas del domingo,
mientras iban las horas resbalando su carga
de ilusión en nosotras.
Sentadas en pupitres, en filas o en recreos,
pensábamos el día perfecto cada una
con un sol, sus películas y su adiós en la calle
al niño que llevaba nuestro nombre en su frente.
Volar era la clave escrita en nuestro ánimo.
Soñábamos con puertas y con la interminable
escalera que parte el monte en dos mitades,
donde un coche esperaba nuestra vuelta más rápida,
llevándose un viaje de alegría hacia el centro.
Mas pasaba el domingo, y con él los proyectos
de toda una semana extrañamente larga;
y el resultado era arrastrar la nostalgia
seis días como puños.
MarÃa Victoria Atencia
Señor, no dejes que nuestras ganas de luchar se esfumen;
no dejes que nuestros sueños se apaguen,
y haz que salga de nuestro corazon,
la indolencia que nos carcome
no dejes que nuestros sueños se apaguen,
y haz que salga de nuestro corazon,
la indolencia que nos carcome
ANA MARIA CASTILLO AVELLA
La Duda
Era buena la Vida:
Había rosas.
Unos minutos antes me había sonreído un niño...
Pasó volando y me rozó la frente.
No sé por dónde vino
ni por dónde se perdió luego pálida y ligera...
No recuerdo la fecha.
No sabría decir de qué color era ni de qué forma;
no sabría, de veras, decir nada.
Pasó volando... Había muchas rosas...
Y era buena la Vida todavía...
Era buena la Vida:
Había rosas.
Unos minutos antes me había sonreído un niño...
Pasó volando y me rozó la frente.
No sé por dónde vino
ni por dónde se perdió luego pálida y ligera...
No recuerdo la fecha.
No sabría decir de qué color era ni de qué forma;
no sabría, de veras, decir nada.
Pasó volando... Había muchas rosas...
Y era buena la Vida todavía...
Dulce MarÃa Loynaz
Quédate En Mí
Ya no luches contigo
guerrero trashumante
Quédate en mí
Escucha la canción
que susurran mis manos y mis senos
Aprisiona la ternura
Apacigua mi arena
ansiosa de mar
De "Pasajeros del viento"
Ya no luches contigo
guerrero trashumante
Quédate en mí
Escucha la canción
que susurran mis manos y mis senos
Aprisiona la ternura
Apacigua mi arena
ansiosa de mar
De "Pasajeros del viento"
MarÃa Clara González
mar en las entrañas de la tierra (en los despliegues de
la tierra entre sus ancas) entre los verdes álgidos
del pasto con espinas (rosedal cubriendo mi canción de cuna)
canta mi canción mi madre entre los huesos púrpuras de restos de la noche en el montón de oleaje entre las ruinas
de los cuerpos despojados de belleza
la tierra entre sus ancas) entre los verdes álgidos
del pasto con espinas (rosedal cubriendo mi canción de cuna)
canta mi canción mi madre entre los huesos púrpuras de restos de la noche en el montón de oleaje entre las ruinas
de los cuerpos despojados de belleza
Liliana MarÃa Celiz
El Caballo
Viene por las calles,
a la luna parva,
un caballo muerto
en antigua batalla.
Sus cascos sombríos...
trepida, resbala;
da un hosco relincho,
con sus voces lejanas.
En la plúmbea esquina
de la barricada,
con ojos vacíos
y con horror, se para.
Más tarde se escuchan
sus lentas pisadas,
por vías desiertas
y por ruinosas plazas.
Viene por las calles,
a la luna parva,
un caballo muerto
en antigua batalla.
Sus cascos sombríos...
trepida, resbala;
da un hosco relincho,
con sus voces lejanas.
En la plúmbea esquina
de la barricada,
con ojos vacíos
y con horror, se para.
Más tarde se escuchan
sus lentas pisadas,
por vías desiertas
y por ruinosas plazas.
José MarÃa Eguren
Poema Sin Nombre
He de amoldarme a ti como el río a su cauce,
como el mar a su playa, como la espada a su vaina.
He de correr en ti,
he de cantar en ti,
he de guardarme en ti ya para siempre.
Fuera de ti ha de sobrarme el mundo
como le sobra al río el aire, al mar la tierra,
a la espada la mesa del convite.
Dentro de ti no ha de faltarme
blandura de limo para mi corriente,
perfil de viento para mis olas,
ceñidura y reposo para mi acero.
Dentro de ti está todo; fuera de ti no hay nada.
Todo lo que eres tú está en su puesto;
todo lo que no seas tú me ha de ser vano.
En ti quepo, estoy hecha a tu medida;
pero si fuera en mí donde algo falta, me crezco...
Si fuera en mí donde algo sobra, lo corto.
He de amoldarme a ti como el río a su cauce,
como el mar a su playa, como la espada a su vaina.
He de correr en ti,
he de cantar en ti,
he de guardarme en ti ya para siempre.
Fuera de ti ha de sobrarme el mundo
como le sobra al río el aire, al mar la tierra,
a la espada la mesa del convite.
Dentro de ti no ha de faltarme
blandura de limo para mi corriente,
perfil de viento para mis olas,
ceñidura y reposo para mi acero.
Dentro de ti está todo; fuera de ti no hay nada.
Todo lo que eres tú está en su puesto;
todo lo que no seas tú me ha de ser vano.
En ti quepo, estoy hecha a tu medida;
pero si fuera en mí donde algo falta, me crezco...
Si fuera en mí donde algo sobra, lo corto.
Dulce MarÃa Loynaz
Zebech
Tus pensamientos passiuos
Deuen ser contenplatiuos
Pedro de Veragoe
Ese
relamerse, esos labios
brillantes de saliva, ese mohín
entre infantil y disoluto,
esos ojos burlones que cruzan como un rayo
el universo de plástico del aeropuerto...
Su amiga, sin embargo,
aún siendo hermosa, acaso más hermosa, no
excita.
Y es que no es la belleza la que irradia
ese misterio que te hechiza,
esa lumbre de júbilo,
ese pájaro con las alas en llamas.
No es la belleza de esos ojos, sino su forma de mirar;
el desmadejamiento de esas piernas,
esa lengüecita incandescente,
esa lividez canalla bajo sus ojos,
cómo mueve el pelo,
cómo lo sabe.
Eso
que los Dioses conceden
sólo a muy pocas,
y a veces solo por poco tiempo.
Esa dicha a la que no puede
tocar
el Destino.
Tus pensamientos passiuos
Deuen ser contenplatiuos
Pedro de Veragoe
Ese
relamerse, esos labios
brillantes de saliva, ese mohín
entre infantil y disoluto,
esos ojos burlones que cruzan como un rayo
el universo de plástico del aeropuerto...
Su amiga, sin embargo,
aún siendo hermosa, acaso más hermosa, no
excita.
Y es que no es la belleza la que irradia
ese misterio que te hechiza,
esa lumbre de júbilo,
ese pájaro con las alas en llamas.
No es la belleza de esos ojos, sino su forma de mirar;
el desmadejamiento de esas piernas,
esa lengüecita incandescente,
esa lividez canalla bajo sus ojos,
cómo mueve el pelo,
cómo lo sabe.
Eso
que los Dioses conceden
sólo a muy pocas,
y a veces solo por poco tiempo.
Esa dicha a la que no puede
tocar
el Destino.
José MarÃa Ãlvarez
Vacio de ti...
Llegò ese dìa, llegò el temor, la tristeza, la soledad
y un largo silencio en nuestras almas...
Voy hacia ti, quiero sentir que vuelo sobre tu sombra...
Mirando como tus pasos hacen mas largo el camino...
Aùn siento el olor de tu cuerpo impregnarse en mi ser...
Quiero seguir tu mismo sendero, entre sabanas blancas y perfumadas flores
Respirar el aire que dejaste en cada suspiro...
Pero es solo un sueño, todo se tornò gris, porque no estas mas aqui... Còmo seguir tus pasos si en la oscura noche no esta mas tu luz...
Còmo decir te amo, te extaño, còmo decirte que mi cuerpo quedò vacìo...
No hay mas brillo en mis ojos, ni calor en mi piel...
Còmo decirte que me quedo con las manos vacìas...
Vacìas de ti, de tu presencia, de tu amor.
Marytere
Llegò ese dìa, llegò el temor, la tristeza, la soledad
y un largo silencio en nuestras almas...
Voy hacia ti, quiero sentir que vuelo sobre tu sombra...
Mirando como tus pasos hacen mas largo el camino...
Aùn siento el olor de tu cuerpo impregnarse en mi ser...
Quiero seguir tu mismo sendero, entre sabanas blancas y perfumadas flores
Respirar el aire que dejaste en cada suspiro...
Pero es solo un sueño, todo se tornò gris, porque no estas mas aqui... Còmo seguir tus pasos si en la oscura noche no esta mas tu luz...
Còmo decir te amo, te extaño, còmo decirte que mi cuerpo quedò vacìo...
No hay mas brillo en mis ojos, ni calor en mi piel...
Còmo decirte que me quedo con las manos vacìas...
Vacìas de ti, de tu presencia, de tu amor.
Marytere
Maria Teresa Marrujo Alvarez
A pesar de la distancia
A pesar de la pausa
A pesar de la escarcha
Mi pensamiento te llama
Mi alma te sueña
Mi cuerpo te extraña
Nuestros cuerpos tan apartados
Nuestras almas tan unidas
Siento su desconcierto
Siento su alegría
Cuando juegan a ser solo una
Cuando se escapan de este mundo
Cuando vuelan en armonía
Donde no hay distancias
Donde hay horarios
Donde no hay resentimientos
Aunque la vida es dura
La felicidad esquiva
La lucha por retenerte
Vale más que mi vida
Amo tu nobleza
Amo tu franqueza
Amo tu rareza
Siento tu presencia
Siento tu ausencia
Siento que eres mi esencia
A pesar de la pausa
A pesar de la escarcha
Mi pensamiento te llama
Mi alma te sueña
Mi cuerpo te extraña
Nuestros cuerpos tan apartados
Nuestras almas tan unidas
Siento su desconcierto
Siento su alegría
Cuando juegan a ser solo una
Cuando se escapan de este mundo
Cuando vuelan en armonía
Donde no hay distancias
Donde hay horarios
Donde no hay resentimientos
Aunque la vida es dura
La felicidad esquiva
La lucha por retenerte
Vale más que mi vida
Amo tu nobleza
Amo tu franqueza
Amo tu rareza
Siento tu presencia
Siento tu ausencia
Siento que eres mi esencia
Ricky Santa MarÃa
Un Amor Indeciso
Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
Yo le digo al amor: - ¿Qué te trae a mi casa?
Y el amor no responde, no saluda, no pasa...
Es un amor pequeño que perdió su camino:
Venía ya la noche... Y con la noche vino.
¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!...
¿Que palabra no dice, qué nombre no me nombra?... <
¿Qué deja ir o separa? ¿Que paisaje apretado
se le quedó en el fondo de los ojos cerrados?...
Este amor nada dice... Este amor nada sabe:
Es del color del viento, de la huella de un ave.
(...) Extraño amor sin rumbo que me gana y me pierde,
que huele las naranjas y que las rosas muerde...
Que todo lo confunde, lo deja... ¡Y no lo deja!
Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja...
Y no sabe morir ni vivir: Y no sabe
que el mañana es tan solo el hoy muerto...
El cadáver futuro de este hoy claro, de esta hora cierta...
Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta...
Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
Yo le digo al amor: - ¿Qué te trae a mi casa?
Y el amor no responde, no saluda, no pasa...
Es un amor pequeño que perdió su camino:
Venía ya la noche... Y con la noche vino.
¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!...
¿Que palabra no dice, qué nombre no me nombra?... <
¿Qué deja ir o separa? ¿Que paisaje apretado
se le quedó en el fondo de los ojos cerrados?...
Este amor nada dice... Este amor nada sabe:
Es del color del viento, de la huella de un ave.
(...) Extraño amor sin rumbo que me gana y me pierde,
que huele las naranjas y que las rosas muerde...
Que todo lo confunde, lo deja... ¡Y no lo deja!
Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja...
Y no sabe morir ni vivir: Y no sabe
que el mañana es tan solo el hoy muerto...
El cadáver futuro de este hoy claro, de esta hora cierta...
Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta...
Dulce MarÃa Loynaz
La Rueda
Verdad es que en el mapa figuraba distante,
que una rueda de mi maleta iba gimiendo,
y que en las bocacalles
su cansancio exponían con razón mis tacones.
Signos quizás de pérdida -de la esperanza al menos-
en la ciudad oscura,
con mi mapa y más calles de rótulos vedados. Y ese joven
que no sabría decirme sino el raído azul de su bufanda
cuando busco un cobijo, de palabras siquiera.
Andar y desandar con la ciudad ajena como albergue
no mío: dádiva y negación a un torpe rodamiento
que, de improviso, si esta es la Torre de la Pólvora,
acalla su insistencia en dar fin al viaje.
Verdad es que en el mapa figuraba distante,
que una rueda de mi maleta iba gimiendo,
y que en las bocacalles
su cansancio exponían con razón mis tacones.
Signos quizás de pérdida -de la esperanza al menos-
en la ciudad oscura,
con mi mapa y más calles de rótulos vedados. Y ese joven
que no sabría decirme sino el raído azul de su bufanda
cuando busco un cobijo, de palabras siquiera.
Andar y desandar con la ciudad ajena como albergue
no mío: dádiva y negación a un torpe rodamiento
que, de improviso, si esta es la Torre de la Pólvora,
acalla su insistencia en dar fin al viaje.
MarÃa Victoria Atencia
de la paz abrumadora de los ojos muertos mirando
hacia el adentro del sí mismo (ojos que no ven y enclaban
la distancia en el pañuelo) la noche como en ángulo, maldita
señalando el paisaje que no existe allá en la luna
(como pétalos abiertos)el paisaje duplicado de mi cuerpo
en estertor (ojos giran hacia el centro del sí mismo)
como en clave en las clabijas idas de mi carne
y el montón de espectros
hacia el adentro del sí mismo (ojos que no ven y enclaban
la distancia en el pañuelo) la noche como en ángulo, maldita
señalando el paisaje que no existe allá en la luna
(como pétalos abiertos)el paisaje duplicado de mi cuerpo
en estertor (ojos giran hacia el centro del sí mismo)
como en clave en las clabijas idas de mi carne
y el montón de espectros
Liliana MarÃa Celiz
pedacitos marrones en la tierra como ámbar regodeando los criterios de los hombres(yo todos los hombres a lo lejos)
cuando las nubes dan espacio entre los cuartos cuadrantes
de la tierra (salpicación del yo por los espacios verdes en la tarde) en la negrura de las hojas infinitas de flores
infinitas de entre las nubes púrpuras del cielo (entre cobijos de alas de los pájaros del revés, el tiempo ido del revés de los pañuelos) flores en las tumbas
cuando las nubes dan espacio entre los cuartos cuadrantes
de la tierra (salpicación del yo por los espacios verdes en la tarde) en la negrura de las hojas infinitas de flores
infinitas de entre las nubes púrpuras del cielo (entre cobijos de alas de los pájaros del revés, el tiempo ido del revés de los pañuelos) flores en las tumbas
Liliana MarÃa celiz
Te has preguntado que es el espiritu. Es esa calma que llega a nosotros en momentos de intranquilidad, es esa seguridad que aparece cuando todo es inseguro, es el sosiego en medio del llanto, es la pasiencia, la alegria de vivir, el amor propio y a otros, todos estos sentimientos que no encuentras ubicados en el corazon (aunque es el organo que lo representa)ni en el cerebro.
El espíritu subyace debajo de todas las capas de sensaciones fisicas.
El espíritu subyace debajo de todas las capas de sensaciones fisicas.
Maria Aduke
Estamos cansados del llanto de las madres por sus hijos muertos
De la mirada triste en los niños huérfanos
Del abuelo abandonado por que ahora no sabemos que hacer con él
¿es tan difícil entender que somos hermanos?
De la mirada triste en los niños huérfanos
Del abuelo abandonado por que ahora no sabemos que hacer con él
¿es tan difícil entender que somos hermanos?
Ana Maria Castillo Avella
Waverly Place 2
Hacemos el amor de una manera
imperfecta, mezquina y temerosa.
Nunca profundizamos. Nos quedamos
en la simple epidermis del instinto.
Y el placer obtenido se nos mezcla
con una sensación de desagrado.
Porque ponemos bridas al amor.
Levantamos barreras y frenamos
al llegar al umbral del punto límite.
Nunca lo trasponemos por cobardes.
Nos asusta ese paso hacia adelante.
Y miramos, cansados, al amor
entero, irrealizado, sobre el lecho.
Descontentos por no alcanzar la meta.
Como incendiar un bosque y que una lluvia
imprevista lo apague al poco rato.
Hacemos el amor como si fuera
un rito y por lo tanto usamos símbolos.
Sabemos el sentido de los gestos
y acciones que efectuamos al amarnos.
Morder y devorar, hender, herir...
Y gritos o gemidos alumbrándose.
Su significación es evidente.
Pero nos causa miedo. Y nos frustramos.
Habría que pasar de la parodia
al hecho y realizarnos plenamente.
Hacemos el amor de una manera
imperfecta, mezquina y temerosa.
Nunca profundizamos. Nos quedamos
en la simple epidermis del instinto.
Y el placer obtenido se nos mezcla
con una sensación de desagrado.
Porque ponemos bridas al amor.
Levantamos barreras y frenamos
al llegar al umbral del punto límite.
Nunca lo trasponemos por cobardes.
Nos asusta ese paso hacia adelante.
Y miramos, cansados, al amor
entero, irrealizado, sobre el lecho.
Descontentos por no alcanzar la meta.
Como incendiar un bosque y que una lluvia
imprevista lo apague al poco rato.
Hacemos el amor como si fuera
un rito y por lo tanto usamos símbolos.
Sabemos el sentido de los gestos
y acciones que efectuamos al amarnos.
Morder y devorar, hender, herir...
Y gritos o gemidos alumbrándose.
Su significación es evidente.
Pero nos causa miedo. Y nos frustramos.
Habría que pasar de la parodia
al hecho y realizarnos plenamente.
José MarÃa Fonollosa
"Ya no viajo al pasado con rencor
ni al futuro con angustia, quizás porque
he aprendido a convertir toda situación difícil
en un arma para triunfar. Por tanto Sé,
que con mis hijos cualquier
momento es bueno para
Volver a Comenzar"
ni al futuro con angustia, quizás porque
he aprendido a convertir toda situación difícil
en un arma para triunfar. Por tanto Sé,
que con mis hijos cualquier
momento es bueno para
Volver a Comenzar"
Maria Suyapa Guadamuz Colindres
Amor
Cuando todo se aquieta
en el silencio, vuelvo
al borde de la cuna
en que mi niño duerme
con ojos tan cerrados
que apenas si podría
entrar hasta su sueño
la moneda de un ángel.
Dejados al abrigo
de su ternura asoman
por la colcha en desorden,
muy cerca de sus manos,
los juguetes que tuvo
junto a sí todo el día,
ensayando un afecto
al que ya soy extraña.
Quien a mí estuvo unido
como carne en mi carne,
un poco más se aparta
cada instante que vive;
pero esa es mi tristeza
y mi alegría un tiempo,
porque se cierra el círculo
y él camina al amor.
Cuando todo se aquieta
en el silencio, vuelvo
al borde de la cuna
en que mi niño duerme
con ojos tan cerrados
que apenas si podría
entrar hasta su sueño
la moneda de un ángel.
Dejados al abrigo
de su ternura asoman
por la colcha en desorden,
muy cerca de sus manos,
los juguetes que tuvo
junto a sí todo el día,
ensayando un afecto
al que ya soy extraña.
Quien a mí estuvo unido
como carne en mi carne,
un poco más se aparta
cada instante que vive;
pero esa es mi tristeza
y mi alegría un tiempo,
porque se cierra el círculo
y él camina al amor.
MarÃa Victoria Atencia