Poesias cortas a maria
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Marta Y María
Una cosa, amor mío, me será imprescindible
para estar reclinada a tu vera en el suelo:
que mis ojos te miren y tu gracia me llene;
que tu mirada colme mi pecho de ternura
y enajenada toda no encuentre otro motivo
de muerte que tu ausencia.
Mas qué será de mí cuando tú te me vayas.
De poco o nada sirven, fuera de tus razones,
la casa y sus quehaceres, la cocina y el huerto.
Eres todo mi ocio:
qué importa que mi hermana o los demás murmuren,
si en mi defensa sales, ya que solo amor cuenta.
Una cosa, amor mío, me será imprescindible
para estar reclinada a tu vera en el suelo:
que mis ojos te miren y tu gracia me llene;
que tu mirada colme mi pecho de ternura
y enajenada toda no encuentre otro motivo
de muerte que tu ausencia.
Mas qué será de mí cuando tú te me vayas.
De poco o nada sirven, fuera de tus razones,
la casa y sus quehaceres, la cocina y el huerto.
Eres todo mi ocio:
qué importa que mi hermana o los demás murmuren,
si en mi defensa sales, ya que solo amor cuenta.
MarÃa Victoria Atencia
Triste soledad que amarga
tristeza que cada vez es mas larga
días oscuros sin sol brillante
noches alborotadas por el llanto de una estudiante
Hay sufrimiento en el ambiente
Incomprensión de una adolescente
mirada apagada por la vida
un rostro marchitado de una chica incomprendida
Gotas cristalinas le caen por la mejilla
una mirada lejana que no brilla
en su interior todo es sufrimiento
su exterior es solo lamento
Cabellos rizados que ya no son peinados
manos asperas,dedos agrietados
piernas que se mueven al son de su llanto
labios secos que murmuran un canto
Su cuerpo entero esta dañado
su alma,su corazón esta olvidado
suspiro por una vida mejor
esperanza arrancada por el dolor
Agotamiento de seguir luchando
dolor que no se va abandonando
olvido que no tiene lugar en su mente
recuerdos que en su interior los tiene presente
Poder ser feliz es su deseo
olvidar el pasado su anelo
obtener amor su propósito
acabar con el dolor es su intento.
tristeza que cada vez es mas larga
días oscuros sin sol brillante
noches alborotadas por el llanto de una estudiante
Hay sufrimiento en el ambiente
Incomprensión de una adolescente
mirada apagada por la vida
un rostro marchitado de una chica incomprendida
Gotas cristalinas le caen por la mejilla
una mirada lejana que no brilla
en su interior todo es sufrimiento
su exterior es solo lamento
Cabellos rizados que ya no son peinados
manos asperas,dedos agrietados
piernas que se mueven al son de su llanto
labios secos que murmuran un canto
Su cuerpo entero esta dañado
su alma,su corazón esta olvidado
suspiro por una vida mejor
esperanza arrancada por el dolor
Agotamiento de seguir luchando
dolor que no se va abandonando
olvido que no tiene lugar en su mente
recuerdos que en su interior los tiene presente
Poder ser feliz es su deseo
olvidar el pasado su anelo
obtener amor su propósito
acabar con el dolor es su intento.
larisa maria
Niña de ojos azules preciosos
niña no los escondas son hermosos
no los llenes de lagrimas amargas
no dejes humedecer tus mejillas bravas
Mira a la luna y empieza a vivir
mira al cielo y empieza a sonreír
No permitas que la tristeza invada tu alma
deja que la felicidad te devuelva la calma
Los años pasan y tu creces
tu cara cambia y envejeces
y solo te quedara el recuerdo de lo que fuiste
la rabia por no dejar de estar triste
Tuviste la oportunidad de sonreír
pudiste ser feliz y huir
vivir la vida, disfrutar
Tener recuerdos felices y amar
tuviste miedo y te equivocaste
quisiste arriesgarlo todo y perdiste
desaste sacrificar tu vida por los démas
y te quedaras sola, triste par siempre jámas
Ahora solo te queda un recuerdo triste
la melancolia por lo que nunca fuiste
la rabia por tus pocas luces
ahora metes la cabeza bajo tierra como los avestruces.
niña no los escondas son hermosos
no los llenes de lagrimas amargas
no dejes humedecer tus mejillas bravas
Mira a la luna y empieza a vivir
mira al cielo y empieza a sonreír
No permitas que la tristeza invada tu alma
deja que la felicidad te devuelva la calma
Los años pasan y tu creces
tu cara cambia y envejeces
y solo te quedara el recuerdo de lo que fuiste
la rabia por no dejar de estar triste
Tuviste la oportunidad de sonreír
pudiste ser feliz y huir
vivir la vida, disfrutar
Tener recuerdos felices y amar
tuviste miedo y te equivocaste
quisiste arriesgarlo todo y perdiste
desaste sacrificar tu vida por los démas
y te quedaras sola, triste par siempre jámas
Ahora solo te queda un recuerdo triste
la melancolia por lo que nunca fuiste
la rabia por tus pocas luces
ahora metes la cabeza bajo tierra como los avestruces.
larisa maria
Desamor
Las razones
que tuve para amarte
se borraron anoche
en la tormenta
Quedé limpia
Tu olor a huésped
voluptuoso en mis entrañas
se enredó con la lluvia
y se marchó
De "Pulso interno"
Las razones
que tuve para amarte
se borraron anoche
en la tormenta
Quedé limpia
Tu olor a huésped
voluptuoso en mis entrañas
se enredó con la lluvia
y se marchó
De "Pulso interno"
MarÃa Clara González
Pacto
Por si acaso llovizna por tu calle
y quieres secar tu cuerpo
entre mis brazos
Por si el silencio te acomete
y recuerdas el lenguaje extraño
que aprendiste a mi lado
Por si regresas
a humedecer de lunas los recuerdos
Por si el trópico te reclama impaciente
entre sus verdes
O por si acaso es de noche en tu morada
dejaré la puerta abierta
De "Pasajeros del viento"
Por si acaso llovizna por tu calle
y quieres secar tu cuerpo
entre mis brazos
Por si el silencio te acomete
y recuerdas el lenguaje extraño
que aprendiste a mi lado
Por si regresas
a humedecer de lunas los recuerdos
Por si el trópico te reclama impaciente
entre sus verdes
O por si acaso es de noche en tu morada
dejaré la puerta abierta
De "Pasajeros del viento"
MarÃa Clara González
Victoria
Estaba abierto el cielo y mi hijo en mis brazos,
tan indefenso y tibio y aterido y fragante
que lo sentí una obra solo mía, victoria
de un cuerpo paso a paso ofrecido a su cuerpo.
Lo envolví con mi aliento y él tuvo el soplo tibio
en el que una paloma se sostenía en vuelo.
Estaba abierto el cielo y mi hijo en mis brazos,
tan indefenso y tibio y aterido y fragante
que lo sentí una obra solo mía, victoria
de un cuerpo paso a paso ofrecido a su cuerpo.
Lo envolví con mi aliento y él tuvo el soplo tibio
en el que una paloma se sostenía en vuelo.
MarÃa Victoria Atencia
Bowery Street
Mi placer te creó. Cuando naciste
te destiné ya un hombre. El apropiado
para que él y tú fuerais muy felices.
Modelé tu figura como un barro
precioso, tiernamente, con esmero.
Y forjé tus costumbres con cuidado
artesanal, aislándote del medio.
Vigilé cada día tu sonrisa.
Te enseñé a sonreírme dulcemente.
Y aprendiste muy bien. Te felicito.
Nos hemos merecido ambos el premio.
El premio es este goce tuyo y mío.
El placer que me das, yo lo sentía
cuando estaba, en tu madre, elaborándote.
Mi placer te creó. Cuando naciste
te destiné ya un hombre. El apropiado
para que él y tú fuerais muy felices.
Modelé tu figura como un barro
precioso, tiernamente, con esmero.
Y forjé tus costumbres con cuidado
artesanal, aislándote del medio.
Vigilé cada día tu sonrisa.
Te enseñé a sonreírme dulcemente.
Y aprendiste muy bien. Te felicito.
Nos hemos merecido ambos el premio.
El premio es este goce tuyo y mío.
El placer que me das, yo lo sentía
cuando estaba, en tu madre, elaborándote.
José MarÃa Fonollosa
Sueños
Embadúrnate el cuerpo,
de oscuridad
y de silencio,
y podrás levantar
la copa de los sueños.
Pasaron superpuestas
ráfagas de recuerdos,
y los nuevos clisés
solo quedan impresos,
mientras hay luz de menta
dentro del pensamiento.
Una astilla de luz,
agujerea
los tulipanes negros.
Embadúrnate el cuerpo,
de oscuridad
y de silencio,
y podrás levantar
la copa de los sueños.
Pasaron superpuestas
ráfagas de recuerdos,
y los nuevos clisés
solo quedan impresos,
mientras hay luz de menta
dentro del pensamiento.
Una astilla de luz,
agujerea
los tulipanes negros.
José MarÃa Hinojosa
El Año Que Viene
Para Sharon Keefe Ugalde
Hacer girar el corazón contra su aguja,
contra el tiempo y su sangre, contra la memoria,
desploma mi pared. ¿Seré un rechazo
de piedra más, herida en el escombro?
No crujas, por cansada, alma mía enzarzada en mi pared,
en mi rodar del tiempo. Está Jerusalén a tientas de la mano,
y ya piso su umbral.
Para Sharon Keefe Ugalde
Hacer girar el corazón contra su aguja,
contra el tiempo y su sangre, contra la memoria,
desploma mi pared. ¿Seré un rechazo
de piedra más, herida en el escombro?
No crujas, por cansada, alma mía enzarzada en mi pared,
en mi rodar del tiempo. Está Jerusalén a tientas de la mano,
y ya piso su umbral.
MarÃa Victoria Atencia
Godiva En Blue Jeans
Cuando sobrepasemos la raya que separa
la tarde de la noche, pondremos un caballo
a la puerta del sueño y, tal Lady Godiva,
puesto que así lo quieres, pasearé mi cuerpo
-los postigos cerrados- por la ciudad en vela...
No, no es eso, no es eso; mi poema no es eso.
Solo lo cierto cuenta.
Saldré de pantalón vaquero (hacia las nueve
de la mañana), blusa del "Long Play" y el cesto
de esparto de Guadix (aunque me araña a veces
las rodillas). Y luego, de vuelta del mercado,
repartiré en la casa amor y pan y fruta.
Cuando sobrepasemos la raya que separa
la tarde de la noche, pondremos un caballo
a la puerta del sueño y, tal Lady Godiva,
puesto que así lo quieres, pasearé mi cuerpo
-los postigos cerrados- por la ciudad en vela...
No, no es eso, no es eso; mi poema no es eso.
Solo lo cierto cuenta.
Saldré de pantalón vaquero (hacia las nueve
de la mañana), blusa del "Long Play" y el cesto
de esparto de Guadix (aunque me araña a veces
las rodillas). Y luego, de vuelta del mercado,
repartiré en la casa amor y pan y fruta.
MarÃa Victoria Atencia
Kennamore Street
Yo quiero que tú sufras lo que sufro:
aprenderé a rezar para lograrlo.
Yo quiero que te sientas tan inútil
como un vaso sin whisky entre las manos;
que sientas en el pecho el corazón
como si fuera el de otro y te doliese.
Yo quiero que te asomes a cada hora
como un preso aferrado a su ventana
y que sean las piedras de la calle
el único paisaje de tus ojos.
Yo deseo tu muerte donde estés.
Aprenderé a rezar para lograrlo.
Yo quiero que tú sufras lo que sufro:
aprenderé a rezar para lograrlo.
Yo quiero que te sientas tan inútil
como un vaso sin whisky entre las manos;
que sientas en el pecho el corazón
como si fuera el de otro y te doliese.
Yo quiero que te asomes a cada hora
como un preso aferrado a su ventana
y que sean las piedras de la calle
el único paisaje de tus ojos.
Yo deseo tu muerte donde estés.
Aprenderé a rezar para lograrlo.
José MarÃa Fonollosa
Lied Iii
En la costa brava
Suena la campana,
Llamando a los antiguos
Bajales sumergidos.
Y como tamiz celeste
Y el luminar de hielo,
Pasan tristemente
Los bajales muertos.
Carcomidos, flavos,
Se acercan bajando...
Y por las luces dejan
Oscuras estelas.
Con su lenguaje incierto,
Parece que sollozan,
A la voz de invierno,
Preterida historia.
En la costa brava
Suena la campana
Y se vuelven las naves
Al panteón de los mares.
En la costa brava
Suena la campana,
Llamando a los antiguos
Bajales sumergidos.
Y como tamiz celeste
Y el luminar de hielo,
Pasan tristemente
Los bajales muertos.
Carcomidos, flavos,
Se acercan bajando...
Y por las luces dejan
Oscuras estelas.
Con su lenguaje incierto,
Parece que sollozan,
A la voz de invierno,
Preterida historia.
En la costa brava
Suena la campana
Y se vuelven las naves
Al panteón de los mares.
José MarÃa Eguren
La Muerta de Marfil
Contemplé, en la mañana,
la tumba de una niña;
en el sauce lloroso gemía tramontana,
desolando la amena, brilladora campiña.
Desde el túmulo frío, de verdes oquedades,
volaba el pensamiento
hacia la núbil áurea, bella de otras edades,
ceñida de contento.
Al ver oscuras flores,
libélulas moradas, junto a la losa abierta,
pensé en el jardín claro, en el jardín de amores,
de la beldad despierta.
Como sombría nube, al ver la tumba rara,
de un fluvión mortecino en la arena y el hielo,
pensé en la rubia aurora de juventud que amara
la niña, flor de cielo.
Por el lloroso sauce, lilial música de ella,
modula el aura sola en el panteón de olvido.
Murió canora y bella;
y están sus restos blancos como el marfil pulido.
Contemplé, en la mañana,
la tumba de una niña;
en el sauce lloroso gemía tramontana,
desolando la amena, brilladora campiña.
Desde el túmulo frío, de verdes oquedades,
volaba el pensamiento
hacia la núbil áurea, bella de otras edades,
ceñida de contento.
Al ver oscuras flores,
libélulas moradas, junto a la losa abierta,
pensé en el jardín claro, en el jardín de amores,
de la beldad despierta.
Como sombría nube, al ver la tumba rara,
de un fluvión mortecino en la arena y el hielo,
pensé en la rubia aurora de juventud que amara
la niña, flor de cielo.
Por el lloroso sauce, lilial música de ella,
modula el aura sola en el panteón de olvido.
Murió canora y bella;
y están sus restos blancos como el marfil pulido.
José MarÃa Eguren
Gracely Square
Es un hermoso cuerpo ese que viene
hacia mí. Se detiene. Y me sonríe.
Qué bella esa sonrisa roja y húmeda
que se abre, como un sxo a mí ofrecido,
para preguntar algo que no entiendo.
Miro sus ojos claros. Pienso, mientras,
que su maravilloso cuerpo late
junto a mí. Están sus senos cercanísimos
a mi pecho y el vello en su entrepierna.
Se apretará, oprimido por las bragas,
que adivino adorables y minúsculas.
Y como un ruiseñor sonidos dulces
gorjea su garganta a mis oídos.
Ese increíble cuerpo habla conmigo.
Le respondo: «No sé». Se aparta el cuerpo
y veo que se alejan las caderas.
más perfectas de todo el universo.
He aprender inglés. Ahorita mismo.
Es un hermoso cuerpo ese que viene
hacia mí. Se detiene. Y me sonríe.
Qué bella esa sonrisa roja y húmeda
que se abre, como un sxo a mí ofrecido,
para preguntar algo que no entiendo.
Miro sus ojos claros. Pienso, mientras,
que su maravilloso cuerpo late
junto a mí. Están sus senos cercanísimos
a mi pecho y el vello en su entrepierna.
Se apretará, oprimido por las bragas,
que adivino adorables y minúsculas.
Y como un ruiseñor sonidos dulces
gorjea su garganta a mis oídos.
Ese increíble cuerpo habla conmigo.
Le respondo: «No sé». Se aparta el cuerpo
y veo que se alejan las caderas.
más perfectas de todo el universo.
He aprender inglés. Ahorita mismo.
José MarÃa Fonollosa
El Cuarto Cerrado
Mis ojos han visto
el cuarto cerrado;
cual inmóviles labios su puerta...
está silenciado!...
Su oblonga ventana, como un ojo abierto,
vidrioso me mira;
como un ojo triste,
con mirada que nunca retira
como un ojo muerto.
Por la grieta salen
las emanaciones
frías y morbosas;
¡ay, las humedades como pesarosas
fluyen a la acera:
como si de lágrimas,
el cuarto cerrado un pozo tuviera!
Los hechos fatales
nos oculta en su frío reposo...
¡cuarto enmudecido!
¡cuarto tenebroso
con sus penas habrá atardecido
cuántas juventudes!
¡oh, cuántas bellezas habrá despedido!
¡cuántas agonías!
¡cuántos ataúdes!
Su camino siguieron los años,
los días;
galantes engaños
y placenterías...;
en el cuarto fatal, aterido,
todo ha terminado;
hoy sus sombras el ánima oprimen:
¡y está como un crimen
el cuarto cerrado!
Mis ojos han visto
el cuarto cerrado;
cual inmóviles labios su puerta...
está silenciado!...
Su oblonga ventana, como un ojo abierto,
vidrioso me mira;
como un ojo triste,
con mirada que nunca retira
como un ojo muerto.
Por la grieta salen
las emanaciones
frías y morbosas;
¡ay, las humedades como pesarosas
fluyen a la acera:
como si de lágrimas,
el cuarto cerrado un pozo tuviera!
Los hechos fatales
nos oculta en su frío reposo...
¡cuarto enmudecido!
¡cuarto tenebroso
con sus penas habrá atardecido
cuántas juventudes!
¡oh, cuántas bellezas habrá despedido!
¡cuántas agonías!
¡cuántos ataúdes!
Su camino siguieron los años,
los días;
galantes engaños
y placenterías...;
en el cuarto fatal, aterido,
todo ha terminado;
hoy sus sombras el ánima oprimen:
¡y está como un crimen
el cuarto cerrado!
José MarÃa Eguren
Unidos Por La Luz
Bajo una misma luz
están nuestras cabezas.
Tu corazón y el mío
cantan sobre las piedras
cuando la noche oculta
los rugidos de fieras.
¿Tu corazón y el mío eran solo de arena?
Por el desierto arrastran los camellos sus penas
y llevan en sus ojos oasis de palmeras.
¿Tú corazón y el mío
eran solo de arena?
Por el desierto arrastran
los camellos sus penas
y llevan en sus ojos
oasis de palmeras.
¿Tu corazón y el mío
eran solo de arena?
Nuestras sombras unidas
florecen en la tierra.
Bajo una misma luz
están nuestras cabezas.
Tu corazón y el mío
cantan sobre las piedras
cuando la noche oculta
los rugidos de fieras.
¿Tu corazón y el mío eran solo de arena?
Por el desierto arrastran los camellos sus penas
y llevan en sus ojos oasis de palmeras.
¿Tú corazón y el mío
eran solo de arena?
Por el desierto arrastran
los camellos sus penas
y llevan en sus ojos
oasis de palmeras.
¿Tu corazón y el mío
eran solo de arena?
Nuestras sombras unidas
florecen en la tierra.
José MarÃa Hinojosa
Rosas
En mi jardín hay rosas:
Yo no te quiero dar las rosas
que mañana...
mañana no tendrás.
En mi jardín hay pájaros
con cantos de cristal:
No te los doy,
que tienen alas para volar ...
En mi jardín abejas
labran fino panal:
¡Dulzura de un minuto...
no te la quiero dar!
Para ti lo infinito o nada;
lo inmortal o esta muda tristeza
que no comprenderás ...
La tristeza sin nombre de no tener que dar
a quien lleva en la frente algo de eternidad ...
Deja, deja el jardín...
No toques el rosal:
las cosas que se mueren
no se deben tocar.
En mi jardín hay rosas:
Yo no te quiero dar las rosas
que mañana...
mañana no tendrás.
En mi jardín hay pájaros
con cantos de cristal:
No te los doy,
que tienen alas para volar ...
En mi jardín abejas
labran fino panal:
¡Dulzura de un minuto...
no te la quiero dar!
Para ti lo infinito o nada;
lo inmortal o esta muda tristeza
que no comprenderás ...
La tristeza sin nombre de no tener que dar
a quien lleva en la frente algo de eternidad ...
Deja, deja el jardín...
No toques el rosal:
las cosas que se mueren
no se deben tocar.
Dulce MarÃa Loynaz
Telaraña
A Lucía Mera
Por entre la luz
y el polvo
de las esquinas,
tú,
telaraña
de asombro
por los recuerdos.
De "La Ciudad" 2001
A Lucía Mera
Por entre la luz
y el polvo
de las esquinas,
tú,
telaraña
de asombro
por los recuerdos.
De "La Ciudad" 2001
Antonio MarÃa Flórez
Iii - La Muerte
Tú, noche, que eres la última entre las últimas
flores de la tiniebla, cuyo tallo se empapa aún
de las tintas negras del crepúsculo, préstame
tu canto abrio de silencio...
Nuno Júdice
"Simulación de la muerte"
23
La muerte es algo más que un canto alrededor de tu cuerpo
putrefacto, de tus insatisfechos anhelos y deseos, de tus podridos
rencores, de tus sueños insanos y concupiscentes, de tu aguada
materia de tercas obsesiones. La muerte. La muerte no es la
imagen que de ti guardarán los que te arrullan con su treno
monocorde y basto, no es el túmulo mineral y licuescente en que te
irás convirtiendo, no es la nada que tú tanto temías o el todo que
tanto esperabas. La muerte.
24
La muerte es y no es, la muerte. La muerte es lo que es.
La muerte.
De "Desplazados del paraíso" 2003
Tú, noche, que eres la última entre las últimas
flores de la tiniebla, cuyo tallo se empapa aún
de las tintas negras del crepúsculo, préstame
tu canto abrio de silencio...
Nuno Júdice
"Simulación de la muerte"
23
La muerte es algo más que un canto alrededor de tu cuerpo
putrefacto, de tus insatisfechos anhelos y deseos, de tus podridos
rencores, de tus sueños insanos y concupiscentes, de tu aguada
materia de tercas obsesiones. La muerte. La muerte no es la
imagen que de ti guardarán los que te arrullan con su treno
monocorde y basto, no es el túmulo mineral y licuescente en que te
irás convirtiendo, no es la nada que tú tanto temías o el todo que
tanto esperabas. La muerte.
24
La muerte es y no es, la muerte. La muerte es lo que es.
La muerte.
De "Desplazados del paraíso" 2003
Antonio MarÃa Flórez
Bedford Street
Ella me dio el cuchillo y dijo: «Clávalo
en el segundo espacio intercostal».
«¿Cuál es?», le pregunté. Se abrió la blusa
y señaló, risueña, un punto: «Aquí».
Algo debía de haber en aquel viaje
que lo hizo diferente. Más intenso.
Se veían más cosas. Ascendíamos
a inéditos sonidos y colores.
No había confusión. Hasta el detalle
más ínfimo nos era comprensible.
Sugerí: «¿Por qué no con barbitúricos?»
«Es lento», me objetó. «Ya lo he probado.
Y el lavado de estómago es horrible.
Como un trauma mental, pero en lo físico»
Sustituí su dedo por el mío
y apoyé allí el cuchillo suavemente.
Y lo empujé de súbito. No fuera
que cambiara de idea si iba lento.
Ella me dio el cuchillo y dijo: «Clávalo
en el segundo espacio intercostal».
«¿Cuál es?», le pregunté. Se abrió la blusa
y señaló, risueña, un punto: «Aquí».
Algo debía de haber en aquel viaje
que lo hizo diferente. Más intenso.
Se veían más cosas. Ascendíamos
a inéditos sonidos y colores.
No había confusión. Hasta el detalle
más ínfimo nos era comprensible.
Sugerí: «¿Por qué no con barbitúricos?»
«Es lento», me objetó. «Ya lo he probado.
Y el lavado de estómago es horrible.
Como un trauma mental, pero en lo físico»
Sustituí su dedo por el mío
y apoyé allí el cuchillo suavemente.
Y lo empujé de súbito. No fuera
que cambiara de idea si iba lento.
José MarÃa Fonollosa
Corceles de Fuego
¡Mi corazón
amo de naufragios
no sabe cómo sobrevivir a la esperanza!
De "Pasajeros del viento"
¡Mi corazón
amo de naufragios
no sabe cómo sobrevivir a la esperanza!
De "Pasajeros del viento"
MarÃa Clara González
¿por Qué No?
Bañábase en la playa
sin corazón
y sin el velo de la desposada.
Y tenía su cuerpo,
sin corazón,
por la arena salada recubierto.
Tendida sobre el aire,
sin corazón,
comenzó a despojarse de su carne.
¿Y el corazón?
Los peces lo llevaban,
mar adentro, colgado de sus alas.
Bañábase en la playa
sin corazón
y sin el velo de la desposada.
Y tenía su cuerpo,
sin corazón,
por la arena salada recubierto.
Tendida sobre el aire,
sin corazón,
comenzó a despojarse de su carne.
¿Y el corazón?
Los peces lo llevaban,
mar adentro, colgado de sus alas.
José MarÃa Hinojosa
Trovador
Tu guitarra y tu canto
aceptan su destino
Tu sangre
galopa por el tiempo
en busca de mi vientre
Tu palabra
se aleja
De "Pasajeros del viento"
Tu guitarra y tu canto
aceptan su destino
Tu sangre
galopa por el tiempo
en busca de mi vientre
Tu palabra
se aleja
De "Pasajeros del viento"
MarÃa Clara González
Búsqueda
¿Hasta cuándo la luz en la ventana
y el corazón ansioso
bebiéndosela a sorbos.
¿Hasta cuándo
la cacería de sueños
sin destino.
De "Pasajeros del viento"
¿Hasta cuándo la luz en la ventana
y el corazón ansioso
bebiéndosela a sorbos.
¿Hasta cuándo
la cacería de sueños
sin destino.
De "Pasajeros del viento"
MarÃa Clara González
Mercer Street
Yo sé que a ti te gusta aunque lo niegues.
Lo sabemos los dos. Tú te complaces
sumisa obedeciendo mi deseo.
Aparentas desgana, mas te agrada.
Quiere ser dominada la mujer.
Le gusta ser forzada. Opone siempre,
aun débil, resistencia a ser amada.
Le place ser tomada por la fuerza.
Como agrada al asfalto en la autopista
que lo recorran coches de potencia.
Uno puede escoger cualquier muchacha.
Disputarla, quitársela incluso a otro.
Ella sigue contenta al que la gane,
aunque lo disimule adusta y seria.
No le importa quien venza. Pertenece,
lo sabe, al que es más fuerte. Es al que admira.
Siempre niega al principio. Luego accede.
Y dócil se acostumbra a cualquier hombre.
Yo sé que a ti te gusta aunque lo niegues.
Lo sabemos los dos. Tú te complaces
sumisa obedeciendo mi deseo.
Aparentas desgana, mas te agrada.
Quiere ser dominada la mujer.
Le gusta ser forzada. Opone siempre,
aun débil, resistencia a ser amada.
Le place ser tomada por la fuerza.
Como agrada al asfalto en la autopista
que lo recorran coches de potencia.
Uno puede escoger cualquier muchacha.
Disputarla, quitársela incluso a otro.
Ella sigue contenta al que la gane,
aunque lo disimule adusta y seria.
No le importa quien venza. Pertenece,
lo sabe, al que es más fuerte. Es al que admira.
Siempre niega al principio. Luego accede.
Y dócil se acostumbra a cualquier hombre.
José MarÃa Fonollosa
Un Beso Nada Más
Bésame con el beso de tu boca,
cariñosa mitad del alma mía:
un solo beso el corazón invoca,
que la dicha de dos... me mataría.
¡Un beso nada más! Ya su perfume
en mi alma derramándose la embriaga
y mi alma por tu beso se consume
y por mis labios impaciente vaga.
¡Júntese con la tuya! Ya no puedo
lejos tenerla de tus labios rojos...
¡Pronto... dame tus labios! ¡Tengo miedo
de ver tan cerca tus divinos ojos!
Hay un cielo, mujer en tus abrazos,
siento de dicha el corazón opreso...
¡Oh! ¡Sosténme en la vida de tus brazos
para que no me mates con tu beso!
Bésame con el beso de tu boca,
cariñosa mitad del alma mía:
un solo beso el corazón invoca,
que la dicha de dos... me mataría.
¡Un beso nada más! Ya su perfume
en mi alma derramándose la embriaga
y mi alma por tu beso se consume
y por mis labios impaciente vaga.
¡Júntese con la tuya! Ya no puedo
lejos tenerla de tus labios rojos...
¡Pronto... dame tus labios! ¡Tengo miedo
de ver tan cerca tus divinos ojos!
Hay un cielo, mujer en tus abrazos,
siento de dicha el corazón opreso...
¡Oh! ¡Sosténme en la vida de tus brazos
para que no me mates con tu beso!
Manuel MarÃa Flores
Se logra olvidar, o solo pretendemos que no paso nada?...para mi que no se olvida, se va por la vida amando no olvidando...
nunca se termina bien...porque por algo se termina y si no hay un dolor, aunque sea un sentimiento de nostalgia o de ausencia, no seria lógico no seria justo...muchas veces creemos que nos alejamos de alguien que nos daba momentos únicos y que no pasa nada, pero si pasa...algo se quiebra dentro del alma algo se acaba, pero a veces es lo mejor aunque el dolor de alejarte de esa persona sea peor que los conflictos compartidos porque te acostumbras a luchar por él que para vos es único y sabes que le duele lo mismo que a vos...por eso qué es mejor?...
nunca se termina bien...porque por algo se termina y si no hay un dolor, aunque sea un sentimiento de nostalgia o de ausencia, no seria lógico no seria justo...muchas veces creemos que nos alejamos de alguien que nos daba momentos únicos y que no pasa nada, pero si pasa...algo se quiebra dentro del alma algo se acaba, pero a veces es lo mejor aunque el dolor de alejarte de esa persona sea peor que los conflictos compartidos porque te acostumbras a luchar por él que para vos es único y sabes que le duele lo mismo que a vos...por eso qué es mejor?...
Maria Victoria Bottazzi
Es mejor una verdad dura, que un engaño, con la verdad se llega a sanar, con la mentira a enfermar.
A veces una verdad duele, pero una mentira mata lentamente.
A veces una verdad duele, pero una mentira mata lentamente.
Maria Jose Ibañez
DIME AMOR MIO, DIME POR FAVOr
quisiera saber como manejas la situacion.
como le haces para no tenr dolor
o como le has echo para olvidarte de este amor o aquellas noches que soliamos mensajearnos tu y yo
DIME AMOR MIO , DIME POR FAVOR
como le has echo para borrar el recuerdo de mi amor
para borrar las ilusiones que teniamos tu y yo
DIME AMOR MIO , DIME POR FAVOR
como le hago para olvidarte y sacarte de mi corazon,
no tardes amor, dame la solucion,
no tardes amor , recuerda que el tiempo pasa,
y yo con el muriendo de amor,
DIME AMOR MIO , DIME POR FAVOR,
AUTORA: JESSICA B. HDZ.LA CHICA DE LAS POESIAS
quisiera saber como manejas la situacion.
como le haces para no tenr dolor
o como le has echo para olvidarte de este amor o aquellas noches que soliamos mensajearnos tu y yo
DIME AMOR MIO , DIME POR FAVOR
como le has echo para borrar el recuerdo de mi amor
para borrar las ilusiones que teniamos tu y yo
DIME AMOR MIO , DIME POR FAVOR
como le hago para olvidarte y sacarte de mi corazon,
no tardes amor, dame la solucion,
no tardes amor , recuerda que el tiempo pasa,
y yo con el muriendo de amor,
DIME AMOR MIO , DIME POR FAVOR,
AUTORA: JESSICA B. HDZ.LA CHICA DE LAS POESIAS
JESSICA BUENABAD HERNANDEZ
Hamer luis benitez avila :gracias por saberme comprender y soportar mis locuras y por ese amor tan maravilloso y hermoso que día adia me brindas te amo y nunk me cansare de decirte que eres el noviesito mas hermoso que puede existir en el planeta maria lorenza zuñiga herazo
MARIA ZUÃIGA HERAZO
Pero, el que ama a María, querrá imitarla en todo, y, como Ella, procurará hacer conocer y amar a su hijo Cristo, marchando al apostolado de las almas, apostolado que se hace hoy más necesario que nunca porque vemos a los países y a los individuos que atraviesan por horribles crisis, religiosa, moral y económica.
MarÃa (madre de Jesús)
María no se queda con nada: cuando la servimos, cuando nos consagramos a ella, nos recibe para entregamos a Jesús y llenamos de Jesús.
MarÃa (madre de Jesús)
Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado.
MarÃa (madre de Jesús)
Un adiós sin despedida...
Un silencio entre voces...
Una mirada sin ser vista...
UN HASTA PRONTO MI NIÑA
Un beso a través de la brisa...
Una presencia sin cuerpo...
Una caricia que arropa mi alma...
Un recuerdo dulce...
Una sonrisa jamás olvidada...
Un amor con lazos eternos...
Un hasta pronto MI NIÑA...
Un silencio entre voces...
Una mirada sin ser vista...
UN HASTA PRONTO MI NIÑA
Un beso a través de la brisa...
Una presencia sin cuerpo...
Una caricia que arropa mi alma...
Un recuerdo dulce...
Una sonrisa jamás olvidada...
Un amor con lazos eternos...
Un hasta pronto MI NIÑA...
Maria Teresa Merelas
Ghetto
Denso es el aire aquí. Y tibio. Lo respiro
entre casas que quiebran su fachada en el agua.
Un gato mansamente se me enreda en las piernas
y me retiene inmóvil delante de Yahveh.
De "El coleccionista" 1979
Denso es el aire aquí. Y tibio. Lo respiro
entre casas que quiebran su fachada en el agua.
Un gato mansamente se me enreda en las piernas
y me retiene inmóvil delante de Yahveh.
De "El coleccionista" 1979
MarÃa Victoria Atencia
Los Reyes Rojos
Desde la aurora
combaten dos reyes rojos,
con lanza de oro.
Por verde bosque
y en los purpurinos cerros
vibra su ceño.
Falcones reyes
batallan en lejanías
de oro azulinas.
Por la luz cadmio
airadas se ven pequeñas
sus formas negras.
Viene la noche
y firmes combaten foscos
los reyes rojos.
Desde la aurora
combaten dos reyes rojos,
con lanza de oro.
Por verde bosque
y en los purpurinos cerros
vibra su ceño.
Falcones reyes
batallan en lejanías
de oro azulinas.
Por la luz cadmio
airadas se ven pequeñas
sus formas negras.
Viene la noche
y firmes combaten foscos
los reyes rojos.
José MarÃa Eguren
Nosotros
Tu olor a hombre
pasea por mi cuerpo
Tus manos ásperas
calientes
seguras
Mi abandono mi éxtasis
El tuyo
De "Pulso interno"
Tu olor a hombre
pasea por mi cuerpo
Tus manos ásperas
calientes
seguras
Mi abandono mi éxtasis
El tuyo
De "Pulso interno"
MarÃa Clara González
Olvido
Por fin crucé la puerta
que confunde
recuerdos con cenizas
Tu silueta se yergue
ante mí
estática
vacía
Hoy
ya me fue imposible
recobrar tu sonrisa
De "Pulso interno"
Por fin crucé la puerta
que confunde
recuerdos con cenizas
Tu silueta se yergue
ante mí
estática
vacía
Hoy
ya me fue imposible
recobrar tu sonrisa
De "Pulso interno"
MarÃa Clara González
Puerto
Para Biruté Ciplijauskaité
Escucho las campanas del puente de los barcos:
septiembre es mes de tránsito y una goleta viene
a llamarme a las islas, o el cuarto se desplaza
lentamente. ¿Quién parte
junto a los marineros o quién roza mis muebles?
Oh puerto mío, acógeme esta tarde,
envuélveme un pañuelo de lana por los hombros
o llévame en un cuarto de roble mar adentro.
Para Biruté Ciplijauskaité
Escucho las campanas del puente de los barcos:
septiembre es mes de tránsito y una goleta viene
a llamarme a las islas, o el cuarto se desplaza
lentamente. ¿Quién parte
junto a los marineros o quién roza mis muebles?
Oh puerto mío, acógeme esta tarde,
envuélveme un pañuelo de lana por los hombros
o llévame en un cuarto de roble mar adentro.
MarÃa Victoria Atencia
William Street
Las mujeres que quiero van con otros.
Cuando pasan prendidas de otros brazos
miro a la que se apoya en mí y compruebo
que yo me he equivocado de mujer.
La gracia enrojecida de una risa,
el rumor tembloroso de un silencio,
la mirada furtiva que nos dice
que está la dicha allí, en aquellos ojos...
Esas cosas descubro solo en otras.
Yo sé que lo que anhelo no anda lejos:
veo como ellas pasan de otros brazos.
Y trato de encontrarlo, incluso en ellas.
Mas siempre me equivoco de mujer.
Las mujeres que quiero van con otros.
Las mujeres que quiero van con otros.
Cuando pasan prendidas de otros brazos
miro a la que se apoya en mí y compruebo
que yo me he equivocado de mujer.
La gracia enrojecida de una risa,
el rumor tembloroso de un silencio,
la mirada furtiva que nos dice
que está la dicha allí, en aquellos ojos...
Esas cosas descubro solo en otras.
Yo sé que lo que anhelo no anda lejos:
veo como ellas pasan de otros brazos.
Y trato de encontrarlo, incluso en ellas.
Mas siempre me equivoco de mujer.
Las mujeres que quiero van con otros.
José MarÃa Fonollosa