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Tormenta leopoldo lugones ( 2 )

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¿Quién es el hombre más feliz, el que ha enfrentado la tormenta de la vida y la vivió, o el que se ha mantenido firmemente en tierra y solo existió?


Hunter S. Thompson


Cuando acabe la tormenta, mi bosque estará desolado.


Pablo Hasél




Supe entonces, con humildad, con perplejidad, en un arranque de mexicanidad absoluta, que estábamos gobernados por el azar y que en esa tormenta todos nos ahogaríamos, y supe que solo los más astutos, no yo ciertamente, iban a mantenerse a flote un poco más de tiempo.


Roberto Bolaño


Solo hay un olor que puede competir con el olor a tormenta: el olor a madera del lápiz.


Ramón Gómez de la Serna


Después de la tormenta siempre viene la calma, pero sé que después de ti... después de ti no hay nada


Alejandro Sanz


Una tormenta que dura toda una semana. Una oscuridad constante: solo podemos leer entre relámpagos. Hemos de recordar e ir uniendo lo que leímos a relámpagos.


Elias Canetti




Por más intensa que sea la tormenta, el espíritu ha de permanecer siempre impasible


Jiddu Krishnamurti


El amor, después de todo, no es sino una curiosidad superior, un apetito de lo desconocido que te empuja a la tormenta, a pecho abierto y con la cabeza adelante.


Gustave Flaubert


La "inquietud revolucionaria" yo la definiría como un desasosiego colectivo que no se atreve a manifestar sus deseos, todos se sienten alterados, enardecidos, los periódicos fomentan la tormenta y la policía le ayuda deteniendo inocentes, que por los sufrimientos padecidos se convierten en revolucionarios; todas las mañanas las gentes se despiertan ansiosas de novedades, esperando un atentado más feroz que el anterior y que justifique sus presunciones. Las injusticias policiales enardecen los ánimos de los que no las sufrieron, no falta un exaltado que descarga su revolver en el pecho de un polizonte, las organizaciones obreras se revuelven y decretan huelgas, y las palabras revolución y bolcheviquismo infiltran en todas partes el espanto y la esperanza.


Roberto Arlt




Era un simple punto brillante en la horrorosa tormenta..., pero incluso un brillo solitario puede devolver sano y salvo a un viajero a su casa.


Tad Williams


Igual que bajo la tormenta la oscura tierra se empapa entera el día otoñal en que con insuperable violencia vierte el agua Zeus para manifestar su ira, rencoroso contra los hombres que en la plaza dictan sentencias torcidas abusando de su poder y destierran la justicia sin ningún miramiento por los dioses; los cauces de todos sus ríos se desbordan, los torrentes hienden entonces barrancos en muchas colinas y en la ondulante costa se precipitan con grandes clamores desde la cima de los montes, anegando las labores de las gentes;
tan grandes eran los clamores de las yeguas troyanas al correr.


Homero


La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta, sino de aprender a bailar bajo la lluvia. VIVIAN GREENE, NOVELISTA 23 MAYO


Steve Allen


Palabras, palabras, palabras. Plegarias nocturnas. Las que no se dijeron y ahora piensan y que en sus mentes son desgarrados alaridos, gritos de ansiedad y amor. Dos letanías silenciosas, y yo en medio de esa extraña tormenta, cerca de un planeta creado por ellos que jamás habitaron. Dos seres frágiles que añoran estar juntos y ser olvidados, y la vida, como un muro, interponiéndose.


Santiago Gamboa




Por momentos siento una tormenta de deseo de abrazar algo, una mujer de la clase de puta barata aunque sea.


Vincent Van Gogh


No se trata de ser o no culpable ?razonó Manet?. Un árbol no provoca una tormenta, pero cualquier idiota sabe dónde va a caer el rayo.
Wilem asintió con gesto grave.
?En mi tierra decimos: el clavo más alto es el que primero recibe el martillazo. ?Arrugó el entrecejo?. En siaru suena mejor.


Patrick Rothfuss


Ayer volví, después de tantos años, al río.
El agua, las piedras, los árboles, el viento, son los mismos.
Yo ya no soy el mismo.
Ya no me pregunto cómo será mis destino.
Le debo a Ezequiel el haberme enseñado que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver qué pasa afuera, aunque haya tormenta. Y una
Suite de Bach.


Antonio Santa Ana


He visto el final, y lo he oído nombrar. La Noche de las Penas, la Verdadera Desolación. La Tormenta Eterna."

Recogido el 1 de Nanes, año 1172, 15 segundos antes de la muerte. El sujeto era un joven ojos oscuros de origen desconocido.


Brandon Sanderson


Tu no eres un vulgar insecto, sino un extraterrestre que llegó a este planeta gracias una tormenta nuclear acaecida en este punto del universo hace miles de millones de años, cuando innumerables cometas y asteroides chocaron contra la Tierra e hirvieron los océanos. Aquel desastre sideral hoy se ha convertido en un gran epopeya molecular y de ese poema químico hemos nacido todos, mosquitos y también cardenales.»


Manuel Vicent


La cabaña de una bruja es un objeto arquitectónico muy preciso. Exactamente no es que se la construya, sino que se va acumulando a lo largo de los años conforme se van uniendo las distintas áreas de reparación, como un calcetín hecho enteramente de remiendos. La chimenea se retuerce como un sacacorchos. El techo de paja y cañizo es tan viejo que pequeños pero robustos árboles crecen en él, todos los suelos hacen pendiente, y de noche cruje como un velero en una tormenta. Si al menos dos paredes no están apuntaladas con alguna que otra viga, entonces no es una auténtica cabaña de bruja, sino meramente el hogar de una vieja medio chocha que lee las hojas del té y habla con su gato.


Terry Pratchett


En Hungría hemos creado un sistema económico que se aparta de la doctrina liberal que tantos defienden en Bruselas. Vemos la gestión de la crisis de manera distinta. La UE siempre propone austeridad. Que quitemos la jubilación, que reduzcamos los salarios y otras medidas dolorosas. La carga de la crisis no puede caer sobre las personas. Y es aquí donde estalló la tormenta con Bruselas. Nosotros ponemos impuestos a los bancos y a las grandes empresas. Determinamos el precio de la luz, el agua y el gas, y no permito que se aprovechen de la gente con precios excesivos.


Viktor Orbán


La vida tiene el color y el sabor que uno quiere. La vida es una gota de rocío cristalina y hermosa o es una tormenta llena de angustia y confusión.


Norys Uribe Santana


Una mirada de reojo a mi sombrero de Hamlet. ¿Si me quedara súbitamente desnudo aquí mismo donde estoy sentado? No lo estoy. A través de las arenas de todo el mundo, seguida hacia el oeste por la espada llameante del sol, emigrando hacia tierras crepusculares. Ella marcha agobiada, schleppea, remolca, arrastra, trascina su carga. Una marea hacia el oeste, selenearrastrada, en su estela. Mareas, dentro de ella, miríadinsulada, sangre no mía, oinoma ponton, un mar vino oscuro. He aquí la criada de la luna. En sueños el signo líquido le dice su hora, le ordena abandonar el lecho. Leche nupcial natal mortal, cirioespectroiluminada. Omnis caro ad te veniet. Él viene, pálido vampiro, atravesando la tormenta con sus ojos, su velamen de murciélago navega ensangrentando el mar, boca al beso de su boca.

Vamos. Tomémoslo al vuelo, ¿quieres? Mis tabletas. Boca a su besar. No. Debe de haber dos. Pégalas bien. Boca al beso de su boca.

Sus labios dieron labios y boca a inmateriales besos de aire. Boca a su vientre. Antro, tumba donde todo entra. Del molde de su boca en su aliento fue exhalado sin palabras: ooeehah; estruendo de astros en catarata, igniciones esféricas bramando sevanvanvanvanvanvanvan. Papel. Los billetes de banco, malditos sean.


James Joyce


Cayetano tomó la mano de Sierva María y la puso sobre su corazón. Ella sintió dentro el fragor de su tormenta.
<>, dijo él.
Y sin darle tiempo al pánico se liberó de la materia turbia que le impedía vivir. Le confesó que no tenía un instante sin pensar en ella, que cuanto comía y bebía tenía el sabor de ella, que la vida era ella a toda hora y en todas partes, como sólo Dios tenía el derecho y el poder de serlo, y que el gozo supremo de su corazón sería morirse con ella. Siguió hablándole sin mirarla, con la misma fluidez, y el calor con que recitaba, hasta tuvo la impresión de que Sierva María, se había dormido. Pero estaba despierta, fijos en él sus ojos de cierva azorada. Apenas se atrevió a preguntar:
<<¿Y ahora?>>
<>, dijo él. <>.


Gabriel García Márquez


Le tendí la mano (no sé por qué, no soy dado a estos formalismos, al menos no en un bar y de noche) y él vaciló antes de darme la suya. Cuando se la estreché mi sorpresa fue mayúscula. Su diestra, que esperaba suave y vacilante como la de cualquier adolescente, exhibía al tacto una acumulación de callosidades que le daba una apariencia de hierro, una mano no demasiado grande, de hecho, ahora que lo pienso, ahora que vuelvo a aquella noche een los suburbios de Irapuato, lo que aparece ante mis ojos es una mano, una mano pequeña rodeada u orlada por los exiguos resplandores del bar, una mano que surge de un lugar desconocido, como el tentáculo de una tormenta, pero dura, durísima, una mano forjada en el taller de un herrerro.


Roberto Bolaño


El Espejo

Con los ojos vendados nos miramos
cada día delante de un espejo
para ser solo imágenes
nuestras que no veremos.

Desfilamos, retratos fidelísimos,
copias exactas, calcos o reflejos,
resbalamos por aguas espejeantes
como narcisos ciegos.

Debo de ser la sombra, los perfiles,
la refracción de ese cristal o hielo;
debe de ser el doble repetido,
el náufrago en el fondo de ese sueño.

Qué culto extraño ante el cristal, la luna,
de extraterrestre, de astronauta muerto
girando sin sentido
en la órbita cerrada por el pecho.
Qué culto extraño para
sentirnos solo luminoso eco
de nuestra propia realidad corpórea,
mitología del agonizamiento
liturgia de pantallas sucesivas,
idolatrización de reverbero.

Solo somos figuras proyectadas
sobre un cristal, pero jamás nos vemos.


Leopoldo de Luis


La Señal

Mirad los valles claros, los tranquilos
campos de Dios que abril puro hermosea.
Los horizontes donde azules hilos
tejen la luz, como ave que aletea.

Ved los hondos paisajes reflejados
en el humano que por ellos yerra.
Los rostros de los hombres van signados
por la limpia hermosura de la tierra.

Como estos encendidos panoramas
es el hombre, paisaje en carne ardiente.
Como al árbol, el sol dora sus ramas.
Como a la tierra, el aire da en su frente.

Solo una lumbre extraña hay que rubrica
su mirada y sombría la convierte,
que a un tiempo lo condena y purifica:
es la roja azucena de la muerte.


Leopoldo de Luis




Un sabor eterno se nos ha prometido, y el alma lo recuerda.


Leopoldo Marechal


La patria es un peligro que florece.


Leopoldo Marechal


Los Nombres de Las Cosas

Si decimos madera, se oye el viento
poniendo entre los árboles su música,
como cuando al nombrar el pan nos llega
un vaho caliente de la mies madura
y al decir vino es un otoño claro
lo que nos toca con su mansa lluvia.

En el ala del nombre cada cosa
trae el olor de una sustancia pura,
la lejana verdad de su materia,
los cálidos cimientos que la fundan.

Si decimos madera suena el golpe
del leñador entre las altas plumas
vegetales, la sombra campesina
si pan decimos fugitiva cruza

y la mano artesana que levanta
la nívea luz de la amasada espuma,
y el rumor jornalero en los lagares
si vino dice nuestra voz, se escucha.

En la arcilla del nombre cada cosa
como en pequeños ríos acumula
el humano sudor, el noble esfuerzo
para su claridad primera y última.

Hasta nosotros vienen nombres, cosas:
madera, vino, pan, metales, frutas...
Satélites diarios nos rodean,
sus solícitas sombras nos ayudan.

Tienes que pronunciar los nombres
de las cosas sintiendo su profunda
realidad de materia y su invisible
condensación de vida.

Tal la pulpa de una almendra,
en la cáscara del nombre trozos de vida,
vidas diminutas, duermen y se despiertan
en tus labios, hijo,
cuando tus labios las pronuncian.


Leopoldo de Luis


Tránsito

Como la música del tiempo
suena tu paso próximo. Resbala
tu sombra cual los días en fluyente
transitar por mis surcos, como un agua.

Flotamos en el tiempo, en el continuo
ir del río. Nos lleva. Nos desgasta
lentamente. Nos suena honda en el pecho
la rota frialdad de su cascada.

Fuimos de abril. Teníamos
una luz inefable, como un ala.
Flor o pájaro o nombre
del amor, en el sueño y en la rama.

Fuimos también de mayo. Dulcemente
el mirar como un fruto se doraba
de presagios. Madura y entreabierta
la fresca pulpa en que el besar se abrasa.

El estío nos hizo arena ardiente,
carne encendida de besada playa
donde blancos caballos como espuma
por la sangre de agosto se avalanzan.

Como cuerpos de otoño nos amamos
bajo la luz dulcísima y dorada
y sentimos el cobre de noviembre
de hermosura sonar en nuestras almas.

Cuánto diciembre acude, cuánto enero
cerca del amor, la vida, la esperanza.
Por la nieve tus pasos cómo suenan
a rosas deshojadas.

Somos de tiempo, Soledad y tiempo
nos vuelven sombra y nada.


Leopoldo de Luis


Si cada cual se ocupase de lo suyo, el mundo daria vueltas mas aprisa.


Leopoldo Marechal


Poema Para Octubre

La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.
Una rosa ceniza, como un frío
beso crecido en unos muertos labios.

Leve sombra desliza
su palidez de hielo entre mis manos.
Las pupilas alargan sus miradas
como cautivos pájaros.

Octubre otra vez fruto
de este paisaje, este árbol
donde día tras día oscuramente
mi pobre corazón se va quedando.

Vivir es reencontrarse
en todo lo lejano,
ser otra vez aliento en el paisaje
que fue otra vez soñado.

Vivir es ser corteza de este roble
que en hielo y sol el tiempo va quemando.

El mar de la memoria
se enciende, se ilumina, y a su amparo
el corazón revive,
remoza primaveras, sollozando.

La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.

A la piadosa luz de octubre vuelvo
y entre la tibia cuenca de mis manos

como un niño dormido
mi corazón levanto.

Vivir es retornar a cada Octubre
para sentirse el corazón dorado.

La tarde es una rosa vagamente
ceniza.
Octubre es fruto
otra vez en el árbol.


Leopoldo de Luis


Los ignorantes actuan, los sabios piensan


LEOPOLDO SERNA SANCHEZ


Noventa y nueve por ciento de nuestras vidas son silencios, el otro uno por ciento restante tan solo equivocaciones.


Luis Lugones


Fuera de todo apego solo hay libertad.


Luis Lugones


Si uno no aprende a manejar el desapego de pequeño, la vejez y luego la muerte se encargarán de ponernos en ridículo a cada instante.


Luis Lugones


El camino del hombre es una ruta obligada hacia la libertad y el desapego.


Luis Lugones


El Amor es la única cosa que no entra por la Fuerza...-Quizá por eso exista la dimensión del tiempo en un mundo hecho a los golpes.


Luis Lugones


Uno puede creer saber millones de cosas, pero en el amor siempre terminamos siendo terriblemente Imbéciles.


Luis Lugones


Dudo que haya diferentes modos de amor, en todo caso hay diferentes modos de apego. El amor es amor, y debería tener otro nombre si es apropiado por el ego.


Luis Lugones