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Unidos hasta la muerte

Unidos hasta la muerte. Encuentra docenas de unidos hasta la muerte con fotos para copiar y compartir.


Solo hay un amor hasta la muerte: el último.


Jacinto Miquela Rena


Creo que toda vida tiene valor, desde la concepción hasta la muerte natural. Y creo que la privación intencional de la vida humana, excepto para salvar la vida, debe ser un delito capital, como lo es en la mayoría de los estados en Estados Unidos hoy.


Tom Coburn




Vivir es sentir, sin amarguras, todas las edades, hasta que llega la muerte.


Margaret Thatcher


Si alguna de vuestras mujeres ha cometido adulterio, encerradla en vuestra casa hasta que la muerte haya puesto fin a sus días.


El Corán


La sola lectura no nos salvará ni nos hará sabios, pero sin ella nos hundiremos en la muerte en vida de esta versión simplificada de la realidad que Estados Unidos, como tantas otras cosas, impone al mundo.


Harold Bloom


No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.


Voltaire




El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe.


Refrán


Lo que pongas en los primeros años de tu vida quedará en ella hasta más allá de la muerte.




Hay Solo Dos Países

Hay solo dos países: el de los sanos y el de los enfermos
por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad
pero, a la larga, eso no tiene sentido
Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes
seguiremos unidos, hasta la muerte
separadamente unidos
Con los enfermos cabe una creciente complicidad
que en nada se parece a la amistad o el amor
(esas mitologías que dan sus últimos frutos a unos pasos del hacha)
Empezamos a enviar y recibir mensajes de nuestros verdaderos
conciudadanos
una palabra de aliento
un folleto sobre el cáncer


Enrique Lihn




¡Y LLEGÓ LA HORA!

No, y no. Yo no te quiero perder...
Sin tus llamados, sin tus enojos;
no será lo mismo.
Hermano Santo, cuánto me duele
Que tus consejos no tenga yo.
Te juro que aquí en mi pecho
me duele.
Siento mucha desesperación.

No, no y no quiero que partas.

También se muere el alma de todos
con tu partida.
No importa que tomes, te enojes,
Que hagas corajes.
¡que no vuelvas temprano!

No eres mal agradecido.
Eres todo un profesional.
Dios te perdona todo.
Nosotros no tenemos nada
que perdonarte.

Es la realidad.

Hermano, hermano, mío
No nos equivocamos contigo.
Llegaste y después de tantos años
de tantas alegrías logramos formar
una gran familia...
Gran excepción que formes
parte de nosotros.

Tu voz, tu risa y hasta tus gritos
se metieron en nuestras mentes
como un puñal... y duele.

Duele mucho recordarte.

Ya me cansé de busca y no hay
quien llene ese hueco que dejaste.

Unidos todos... siempre te recordamos.

Qué cadena tan hermosa provocaste.
Con que placer te recordamos.
Pero cada quien -a su manera singular-
Te inmortalizamos...

Ese 24 de Junio de 2003
Desde que te fuiste somos otros.
Es la triste realidad.
Ahora todos estamos tristes,
Lo reconocemos.
Les suplicamos a los doctores,
Les rogamos a las enfermeras,
Les pedimos a los practicantes de
Medicina y hasta a los intendentes
Del seguro social... y nada...
Todo fue en vano... nos miraban
Con desprecio y hasta hartos de
tanto suplicarles.
El cáncer ganó la batalla.
Te rogué que te quedaras
carnal...
Querías, pero no pudiste.
Ya no escuchaste y...
Simplemente te marchaste.

Nos dejaste viéndote a nuestra
querida madre, ¡estupefacta!, a nuestra
cuñada Verónica -atónita-, a Alejandra y
a mí perplejos.
Llegando ese momento al que todos
le sacamos la vuelta:
¡la hora de la muerte!
Ya llegaban nuestros demás hermanos:
El otro cuate, Camerina, César, Ana...
Todos con el llanto, si no en silencio
con poco murmullo... confusos.
Es cierto, desde que te fuiste
No es lo mismo.
Tu ausencia nos volvió a todos
a la realidad de la vida.

Tu proceder -en vida- tal vez,
No fue el idóneo, pero sí
el satisfactorio para ti.
Pero..
No hay duda supiste ser
Un buen hermano, un buen
Primo, tío, trabajador...
Tus cuentas, todas...
Las dejaste saldadas..

Descansa en paz...
Así sea.


Rafael Michel


Estoy a favor de los demócratas y los republicanos. Y yo te digo que la comunidad empresarial de esta compañía tiene miedo a la muerte de la filosofía política rara del Presidente de los Estados Unidos. Y hasta que se ha ido, todo el mundo va a estar sentado en el pulgar.


Steve Wynn


¡El amor! Es el ala que Dios ha dado al alma para que pueda subir hasta él.


Michel de Montaigne


Carta a Ana María Foglia (Mara). 13/01/49 al 22/02/2010
Te fuiste la mañana del 22 de febrero de este año víctima de esa maldita enfermedad (cáncer) a la que peleamos (juntos y terriblemente solos) con la fé de aquellos que independientemente lo duro del presente, no bajan los brazos ante nada.
Nuestra relación fue muy especial debido a que si bién de apariencia distinta, en el fondo, nuestras metas eran las mismas.
Puedo afirmar, sin equivocarme, que el amor que nos teníamos en lo que la vida marcó el final de nuestra relación cotidiana, fue mil veces superior a todos y cada uno de los momentos vividos.
Mara, te quise y te quiero cada día más, y ese amor fue debido a que aprendí a reconocer tus valores, luego surgió el respeto y la admiración hacia el ser que tenía a mi lado.
Te extraño y no puedo entender tu ausencia, porque siempre sentí la necesidad de compartir con vos cada momento. En más de 30 años de nuestra relación, te llamaba montones de veces por día desde el trabajo para hacerte llegar cada pensamiento, cada situación. Si éramos una pareja.
Hace muchos años cuidaste a mi padre en su enfermedad en sus últimos momentos y en aquel entonces surgió una deuda de gratitud que me comprometió a velar por vos y cuidarte por el resto de tus días. Desde 1985 se convirtió en mí en el compromiso de cada día.
Tu família fue tu debilidad y la preocupación de toda tu vida, como vos te convertiste en la mía. Como hermana mayor fuiste durante más de 40 años el soporte económico de tus padres y tus hermanos y yo lo asumí porque te quería y respetaba tus decisiones y además contribuía a ayudarlos. Hoy, mas friamente, y no lo digo por tus padres, pienso que si tuviste que empujar autos más de 40 años para que arrancaran, “el problema estába en los autos”. Tu amor por los tuyos nunca te permitió asumirlo.
Sabés muy bién que este siglo 21 no fue bueno para mí (para ambos). Tu primer cáncer a fines del 2000 seguido de una operación mutilante y la aplicación de radioterapia que te llevó a preguntarme preocupada: “y ahora como seguimos?”. Mi respuesta fue: “Te prefiero así, a muerta, sigamos”. Sé que siempre este tema fue tu preocupación, como me lo manifestaste en varias oportunidades. Creo que nunca llegaste a entender que mi amor por vos era superior a todos los contratiempos. Nunca estuviste bién. Ni física, ni anímicamente. Desde aquel momento fueron muchos los malestares, pero seguimos adelante (juntos y solos). Al poco tiempo falleció mi madre y este fue un hecho que nunca pude superar. Si yo no tenía tu fortaleza Mara. Luego siguieron años malos. Uno peor que otro. Pérdida de amigos, familiares, compañeros. La enfermedad y fallecimiento en 2006 de nuestra perra Chinita (como la peleé, Dios mío), que te cuidó desde tu enfermedad con un cariño y un celo que supera el entendimiento humano. Llegaste a decir a posteriori de su muerte, que Chinita había cambiado roles con vos y se había ido en tu lugar de tanto que te quería. Yo creo que es cierto. Después siguió la pérdida de mi puesto en el trabajo (me permitía a ayudar a miles de personas y lo amaba) por el mismo problema que te arrancó de la vida, el cigarrillo y la falta de consideración hacia los que no éramos fumadores. El deterioro de mi salud, humillaciones en mi trabajo por personas que no entendieron el respeto hacia el otro y cuando parecía que las cosas se iban a acomodar, surgió tu segundo y definitivo cáncer.
Luchamos sólos como también fuí solo el único que peleó todos los días para sacarte de las garras del cigarrillo. En mi soledad, fracasé. Y me atribuyo el fracaso a tu final, no por no pelear, que lo hicimos y mucho, porque respeté tus decisiones, apoyadas por algunos médicos. Pienso que tal vez podríamos haber tomado otro camino y el resultado hubiera sido distinto. Resumiendo, hoy no estás conmigo. Me adjudico el fracaso y te pido perdón, porque yo no me lo perdono.
Cuantos planes tenía para que juntos vivieramos el resto de nuestras vidas. Toda una vida abocada a construir un mañana que no se pudo concretar.
Te acordás? En casa eramos en el 2006 5 seres vivos, vos, yó y “nuestras tres hijas de 4 patas”. Hoy Mara quedamos 2. A pocos días de tu partida, Vaqui, nuestra perrita "cachorra" de más de 18 años y medio, de improviso quiso irse con vos y no pude impedirlo. Dos pérdidas en la casa en menos de 20 días. Quiero creer que debés estar en alguna parte paseando con "las nenas" y a la noche cuando te vás a descansar, Vaqui seguirá durmiendo como siempre, en la almohada encima de tu cabeza y Chinita aprovechará cada hueco que deje tu cuerpo para hacerse un bollito y pegarse a él. Me muero de extrañarlas.
Hoy me queda solo Rayita y te aseguro Mara que la obligación de cuidarla es la principal por no decir la única motivación para seguir viviendo. Han pasado tantas cosas que no puedo rescatar del pasado un solo momento de felicidad.
Respecto a como quedó la relación con tu família (“tus hermanos, a quienes tanto ayudamos”), te cuento que todo se fue al diablo. Inmediatamente después de tu fallecimiento resurgieron como el Ave Fénix aduciendo que les habías dejado todos los ahorros que teníamos para nuestra vejez y amparándose en un artilugio legal, se los apropiaron y me dejaron después de 53 años de trabajo sin nada. Que importante que esa vitalidad que demostraron después de tu muerte la hubieran utilizado en su momento para contribuir a salvar tu vida. Yo no tuve hermanos. Tal vez sea por eso que no los entiendo ni justifico.
Hoy mi vida es como un carrousel en el que las figuras han sido reemplazadas por hechos amargos, pérdidas y luchas en vano. Mi madre, amigos entrañables (el 6 de enero perdí a uno que tenía desde los veinte años), familiares, un trabajo que me dignificaba, mi salud, nuestras hijas de 4 patas (Chinita y Vaqui), el hecho de que vos y yó nos brindamos generosamente durante toda nuestra vida y el reconocimiento llegó en la forma de un despojo. Y principalmente a vos Mara, con quién compartí muchos momentos buenos y también, juntos, afrontamos tantos malos.
Me pregunto Mara si todo esto dá un sentido a nuestras vidas. Tanto esfuerzo. Tanto pelear. Tanto dar. Si yo tendría hoy que estar abocado a llevar adelante mi luto por tu partida y el desconcierto por todo lo sucedido no me permite encontrar el rumbo.
Quisiera que alguién me diga cual es la verdad, porque aparentemente todas las lecciones de vida que me dieron mis mayores estaban equivocadas.
Esta mal ser derecho, generoso, cuidar al prójimo, luchar hasta lo imposible por conservar vivos a quienes queremos, superando nuestras múltiples limitaciones?
Mara. Te amo, te extraño. Siempre te admiré como admiré tu valor, tu lucha y fortaleza para enfrentar tus últimos momentos. No creo llegarte a la altura de tus pies. Te enciendo todos los días una velita para que ilumine tu camino, el de Chinita y el de Vaqui, que estoy seguro te acompañan y para que no sufran el frío terrible de la soledad y dolor que me invade.
Me quedan como consuelo las palabras que dijiste en tu última nochebuena, que quisiste pasar en casa, con quienes realmente te daban su amor y luchaban por tu vida: "mi familia, son ustedes" . Tus perras y tu pareja. También tu último "gracias por cuidarme". Que otra cosa puede hacerse por el ser que uno ama?
Te dejo un poema que amabas y que te daba fuerzas ante la pérdida de tus afectos.
ESTAR JUNTOS
La muerte no es nada, solo me ha deslizado al cuarto contiguo.
Lo que éramos para cada uno, todavía lo somos.
Llámenme por mi viejo nombre familiar,
Háblenme de la misma manera fácil que siempre lo han hecho.
Ríanse como siempre con las pequeñas cosas y momentos que disfrutamos juntos.
Jueguen, ríanse, piensen en mi, recen por mí.
Dejen que mi nombre permanezca en las conversaciones de casa, como siempre ha sido.
Menciónenme sin dificultad: la vida continúa y significa lo que siempre significó
¿Por qué habría de estar yo fuera de sus vidas, solo porque no me pueden ver?
Yo estoy esperando por ustedes a la vuelta de la esquina.
Todo está bien, nada ha pasado, nada se ha perdido, solo unos momentos que pasarán rápido, y todo será como entonces, pero mucho mejor
Y ... PARA SIEMPRE
Jorge


robert ryan




Tengamos tan solo paciencia, vendrá, tiene que venir, el tiempo sagrado de la paz perpetua, en que la nueva Jerusalén será la capital del mundo; y hasta entonces sean alegres y animosos en los peligros del tiempo, compañeros de mi fe, anuncien con la palabra y las obras el Evangelio divino y permanezcan fieles a la fe verdadera e infinita hasta la muerte.


Novalis


Existen tres tipos de personas; aquellas que se preocupan hasta la muerte, las que trabajan hasta morir y las que se aburren hasta la muerte.


Winston Churchill


Ponga un pez en la tierra y él recordará el océano hasta el día de su muerte. Coloque un pájaro en una jaula, y aún así, el pájaro nunca se olvidará del cielo.


Han Shan


Hasta la muerte, todo es vida.


Refrán


Tu palabra fue más que una palabra y te hice ídolo en mi templo en llamas, donde estaremos hasta siempre... la muerte!.


Aída Cartagena Portalatín


Cuando dos personas están bajo la influencia de la más violenta, la más insana, la más ilusoria y la más fugaz de las pasiones, se les pide que juren que seguirán continuamente en esa condición excitada, anormal y agotadora hasta que la muerte los separe.


George Bernard Shaw


No se puede juzgar la vida de un hombre hasta que la muerte le ha puesto término.


Sófocles


El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte.


Mark Twain


Hasta en las democracias más puras, como los Estados Unidos y Suiza una minoría privilegiada detenta el poder contra la mayoría esclavizada.


Mijail Bakunin


Quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia.


Mahatma Gandhi


La muerte no piensa en ti hasta que tu piensas en ella.


Jaime Tenorio Valenzuela


La muerte es el remedio de todos los males; pero no debemos echar mano de éste hasta última hora.


Molière


Nunca llegue a pensar que te podia perder para siempre. Pero el destino te arranco de mi vida. Si prometi ,no olvidarte,mi promesa cumplire. Si dije quererte hasta la muerte,lo hare. No creas que exagero,que muertos también se quieren. Y yo te quiero con el alma,y el alma nunca se muere. Donde quiera que estes.NUNCA TE OLVIDARE. EN MEMORIA DE MI MEJOR AMIGO.SEGURAMENTE LA MEJOR PERSONA QUE CONOCERE JAMAS.


J.M.M.




Hasta en la muerte de un pajarillo interviene una providencia irresistible.


William Shakespeare


A partir de un determinado momento, advirtió Paul vagamente, la tecnología había pasado a señalarle únicamente el carácter ineludible y próximo de la nada. En vez de liberar nanobots en el torrente sanguíneo para reparar las cosas más rápidamente de lo que se deterioraban, implantar pequeños computadores en el cerebro de la gente o aplicar otros métodos que Paul había descubierto en la Wikipedia con intención de aplazar la muerte hasta convertirla en ese ente lejano y menguante y casi inexistente que entonces era la vida- y para que la vida, para los humanos inmortales, se convirtiera en la diversión preponderante que entonces era la muerte-, la tecnología parecía abocada a eliminar la vida para siempre cumpliendo incontroladamente su única función: convertir la materia, animada o inanimada, en materia computerizada con el único objeto, al parecer, de aumentar su funcionamiento hasta que el universo fuera un único ordenador. La tecnología, una abstracción indetectable en la realidad concreta, estaba llevando a cabo su tarea concreta, intuyó Paul débilmente mientras le acariciaba el pelo a Erin, gracias a una mano de obra humana, creciente y cada vez más entregada que, en el transcurso de cientos de generaciones, iba recibiendo lo que parecían anticipos (desde los pies a los coches pasando por las bicicletas, desde la cara a Internet hasta los tablones de anuncios) a cambio de convertir una cantidad suficiente de materia en materia computerizada para que los ordenadores pudieran ir construyéndose a sí mismos.


Tao Lin


Olviden los rumores de nuestra separación, estaremos juntos hasta la muerte.


Freddie Mercury


Quizás lo que haga la voluptuosidad tan terrible sea que nos enseña que tenemos un cuerpo. Antes, solo nos servía para vivir. Después, sentimos que aquel cuerpo tiene su existencia particular, sus sueños, su voluntad y que, hasta la muerte, tendremos que contar con él, cederle, transigir o luchar. Sentimos (creemos sentir) que nuestra alma solo es su mejor sueño.


Marguerite Yourcenar


En el monte Sinaí, solo fue Moisés el que subió hasta Dios; al pueblo le fue prohibido acercarse, bajo pena de muerte. Y, sin embargo, el pueblo estuvo obligado a obedecer todo lo que Moisés les declaró que era la ley de Dios.


Thomas Hobbes


Hasta el día de su muerte, nadie puede estar seguro de su valor.


Jean Anouilh


En la vejez todo es triste y ridículo: hasta la muerte.


Adolfo Bioy Casares


Yo fuera mejor ser comido hasta la muerte con un óxido de ser rastreado a la nada con un movimiento perpetuo.


William Shakespeare


Mis hijos son criaturas mágicas y los amo hasta la muerte.


Jack Black


Al oír confesiones religiosas 'es como ser lapidada hasta la muerte con palomitas de maíz.


Fulton J. Sheen


Días demostrarán que la política de asesinatos no terminará el Hamas. Los líderes de Hamas quieren ser mártires y no tienen miedo de la muerte. Jihad continuará y la resistencia continuará hasta que tengamos la victoria, o seremos mártires.


Ahmed Yassin


Mi padre me ha gustado, pero no fue hasta después de su muerte que yo llegué a conocer al escribir la obra.


Hugh Leonard


Comprar un filete de un jugador a otro club después de la partida, pero ni siquiera hablar con él en el campo. Sal ahí fuera y los golpearon hasta la muerte.


Leo Durocher


Si alguna vez me perdí completamente mi nerviosismo estaría asustado casi hasta la muerte.


Paul Lynde