Frases para despreciar a un hombre. Encuentra docenas de frases para despreciar a un hombre con fotos para copiar y compartir.
El hombre es más duro que el hierro, más fuerte que un toro y más frágil que una rosa.
Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
¡cuántas cosas hay en una risotada! es la clave secreta con que se descifra un hombre entero.
Contra la razón augusta, nada. Sobre el deber de dar empleo a las fuerzas que puso en la mente la naturaleza, nada. Ni rey sobre el derecho político, ni rey sobre la conciencia. Por encima del hombr...
El hombre se eleva por la inteligencia, pero no es hombre más que por el corazón.
Solo el hombre que nada espera es verdaderamente libre.
Solo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntárselo. Y si responde "sí", entonces sabes que está corrupto.
El imitar es connatural al hombre.
Con frecuencia el hombre cree estar conduciéndose a sí mismo cuando es conducido, y mientras con su mente tiende a una meta, su corazón le arrastra insensiblemente hacia otra.
Ámese al hombre entusiasta y desinteresado.
Lo más perfecto que hay en el hombre está libre del poder de los hombres.
Cuán duro, cuán amargo es llegar a ser hombre.
A cada edad de un hombre, el señor le da sus propias inquietudes.
Nada es más útil al hombre que aquellas artes que no tienen ninguna utilidad.
Vivir no es otra cosa que una resistencia inútil. El hombre sabio sabe que va a morir, pero vive y se resiste a la muerte tanto como puede..
En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre.
El hombre mejor no es nunca el que fue menos niño, sino al revés: el que al pisar los treinta años encuentra acumulado en su corazón el más espléndido tesoro de la infancia.
El hombre que ha empezado a vivir más seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera.
Un hombre honrado no encontrará jamás una amiga mejor que su esposa.
El hombre superior ama su alma; el hombre inferior ama su propiedad.
El hombre puede renunciar a todos los placeres que quiera, pero no va a renunciar a su sufrimiento.
Se puede calificar de hombre superior el que primero pone en práctica sus ideas, y después predica a los demás lo que él ya realiza.
Un hombre no puede actuar con acierto en un nivel de su vida si está ocupado actuando desacertadamente en otro. La vida es un todo indivisible.
La fortuna se cansa de llevar siempre a un mismo hombre sobre las espaldas.
El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.
Cuando al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo de su propia finitud.
El hombre sabio es aquel que busca instruirse con todos los hombres; el hombre fuerte, aquel que sabe quebrar sus deseos; el hombre rico, aquel que se contenta con su suerte, y el hombre honrado, aque...
El hombre que sabe y sabe lo que sabe, es un sabio, ¡síguelo!. El hombre que no sabe y sabe que no sabe, es simple, ¡enséñale!. El hombre que sabe y no sabe que sabe, está dormido, ¡despiértal...
Hay que tener en cuenta que aunque el hombre se siente capaz de todo por amor, el amor no aumenta en nada la habilidad personal.
Dios es la plenitud del cielo; el amor es la plenitud del hombre.
Asombro: lo más elevado a que puede llegar el hombre.
No sé, si, con excepción de la sabiduría, los dioses inmortales han otorgado al hombre algo mejor que la amistad.
El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada.
Puede considerarse bienaventurado y no pedir mayor felicidad el hombre que ha encontrado su trabajo.
Recogéis a un perro que anda muerto de hambre, lo engordáis y no os morderá. Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre.
A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos pintan mejor a un hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.
El hombre tiene corazón, aunque no siga sus dictados.
El hombre solo recurre a la verdad cuando anda corto de mentiras.
El lenguaje ha creado al hombre más que el hombre al lenguaje.
No existe el hombre que haya podido descubrir el medio de dar un consejo de amigo a una mujer, ni siquiera a la suya.