La libertad no es suficiente.
Lyndon B. Johnson
¡Despertaos! Nunca seáis negligentes. Seguid la ley de la virtud. El que practica la virtud vive felizmente en este mundo y en el próximo
Dos clases de hombres: Los reacios a la confesión y los confesantes apasionados.
¿Cómo lo has adivinado? -Si presto oído, capto lo que deseas. Si aguzo la vista, veo lo que deseas.
Cuando uno escribe, el lector es uno.