Ajeno
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Mis lagrimas tratan de lavar mi pecado,
a un amor ajeno entregué mi corazon,
condenada a estar lejos de su lado
suplico al cielo que me de su perdón.
a un amor ajeno entregué mi corazon,
condenada a estar lejos de su lado
suplico al cielo que me de su perdón.
yoly
Todo lo que permanezca ajeno al hombre es como si no existiera para él, mas no por ello deja de existir para los demás.
Carlos Bernardo Gonzalez Pecotch
Países en desarrollo es el nombre con que los expertos designan a los países arrollados por el desarrollo ajeno
Eduardo Galeano
Estaba condenado con la maldición del que sabe dos idiomas y entiende, secretamente, que no domina del todo ninguno de los dos. Ahora era capaz de comparar; todo se me multiplicaba por dos. En cada sitio terminaba optando por el punto de vista ajeno. Ahora veo todo, esté donde esté, como un extranjero.
Alberto Fuguet
Cada uno de nosotros es más rico de lo que piensa, pero se nos habitúa al préstamo y a la mendicidad; se nos acostumbra a servirnos de lo ajeno más que de lo nuestro. En nada acierta el hombre detenerse en el preciso punto de su necesidad: en goces, riqueza y poderío abraza más de lo que puede estrechar; su avidez es incapaz de moderación. Yo
Michel De Montaigne
Justicia es dar a cada cual lo que corresponde, y lo que corresponde puede variar según nuestro comportamiento. Tomar más impuestos de quienes más trabajan para que los que no trabajan vivan de ese dinero no es justo. Nadie debe vivir del trabajo ajeno. Debe apoyarse a quienes sean más vulnerables y someter los subsidios a plazos y condiciones que permita mantener recibiéndolos a quienes realmente los necesitan.
Francisco DomÃnguez Brito
Nada era más ajeno a su realidad que el absurdo concepto del salvaje. La evidencia de que desconocían cosas que eran para mi esenciales y necesarias, estaba muy lejos de vestirlos de primitivismo.
Alejo Carpentier
Uno sabe que tiene madera de villano cuando descubre en cada límite ajeno un desafío propio.
Xavier Velasco
Condenando el parasitismo de la Nobleza inglesa y la naciente clase capitalista, Moro describió a los propietarios de profesion, ?como los zánganos, viven del trabajo ajeno?, concretamente del trabajo vivo de los inquilinos, a los que ?mondan hasta la carne viva?.
Tomás Moro
Sin una matemática sólida, los negocios se convierten en un costoso juego de azar en el que uno apuesta su propio dinero y también el ajeno.
Steve Kaplan
Se le ocurrió que nadie sino él miraría nunca desde sus ojos, que de entre todas las vidas en que podía haber vivido, más numerosas que lo imaginable, esta era la suya, clavada en este único punto del infinito; el resto siempre sería ajeno, él sería yo.
Mary Renault
La chingadera sucede, independientemente de que la consideres una chingadera. Nombrar la chingadera es lo humano. La chingadera es lo ajeno que te ocurre.
Fabrizio MejÃa Madrid
Si había algún honor en
la guerra, concluyó, sólo consistía en luchar por evitar el daño ajeno.
la guerra, concluyó, sólo consistía en luchar por evitar el daño ajeno.
Christopher Paolini
«Querer por ver querer envidia fuera si quien lo vio, sin ver amar, no amara, porque antes de amar, no amar pensara, después no amara, puesto que amar viera. Amor que lo que agrada considera en ajeno poder su amor declara, que como la color sale a la cara, sale a la lengua lo que al alma altera. No digo más, porque lo más ofendo desde lo menos, si es que desmerezco porque del ser dichoso me defiendo. Esto que entiendo solamente ofrezco, que lo que no merezco no lo entiendo por no dar a entender que lo merezco».
Félix Lope de Vega y Carpio
... vivimos todavía en la Edad Media y la historia es todavía teología encubierta: del mismo modo que la reverencia con que el profano ajeno a la ciencia trata a la casta científica en una reverencia legada por el clero. Lo que antes se daba a la Iglesia se da ahora, aunque e menor escala, a la ciencia:...!
Friedrich Nietzsche
No me quejo de lo que dejaste aquí
no me quejo de nada, porque al fin aprendí
lo que es amor, lo que es querer
al fin senti todo lo que no sabia podria existir
gracias a ti, debo decir que soy feliz
sin ti no sabria ser fiel
sin ti seguiria ajeno al amor
aunque debo mencionar que apesar de tu partida
tu sigues siendo mi único verdadero amor.
no me quejo de nada, porque al fin aprendí
lo que es amor, lo que es querer
al fin senti todo lo que no sabia podria existir
gracias a ti, debo decir que soy feliz
sin ti no sabria ser fiel
sin ti seguiria ajeno al amor
aunque debo mencionar que apesar de tu partida
tu sigues siendo mi único verdadero amor.
Tovléz
El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.
Johann Wolfgang Von Goethe
A veces insistimos en ver la paja en el ojo ajeno y no vemos las montañas, los campos y los olivares.
Paulo Coelho
No Busques, No
Yo te he querido como nunca.
Eras azul como noche que acaba,
eras la impenetrable caparazón del galápago
que se oculta bajo la roca de la amorosa llegada de la luz.
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.
De nada serviría besar tu oscura encrucijada de sangre alterna,
donde de pronto el pulso navegaba
y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena.
La sequedad viviente de unos ojos marchitos,
de los que yo veía a través de las lágrimas,
era una caricia para herir las pupilas,
sin que siquiera el párpado se cerrase en defensa.
Cuán amorosa forma
la del suelo las noches del verano
cuando echado en la tierra se acaricia este mundo que rueda,
la sequedad oscura,
la sordera profunda,
la cerrazón a todo,
que transcurre como lo más ajeno a un sollozo.
Tú, pobre hombre que duermes
sin notar esa luna trunca
que gemebunda apenas si te roza;
tú, que viajas postrero
con la corteza seca que rueda entre tus brazos,
no beses el silencio sin falla por donde nunca
a la sangre se espía,
por donde será inútil la busca del calor
que por los labios se bebe
y hace fulgir el cuerpo como con una luz azul si la noche es de plomo.
No, no busques esa gota pequeñita,
ese mundo reducido o sangre mínima,
esa lágrima que ha latido
y en la que apoyar la mejilla descansa.
De "La destrucción o el amor" 1932 - 1933
Yo te he querido como nunca.
Eras azul como noche que acaba,
eras la impenetrable caparazón del galápago
que se oculta bajo la roca de la amorosa llegada de la luz.
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.
De nada serviría besar tu oscura encrucijada de sangre alterna,
donde de pronto el pulso navegaba
y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena.
La sequedad viviente de unos ojos marchitos,
de los que yo veía a través de las lágrimas,
era una caricia para herir las pupilas,
sin que siquiera el párpado se cerrase en defensa.
Cuán amorosa forma
la del suelo las noches del verano
cuando echado en la tierra se acaricia este mundo que rueda,
la sequedad oscura,
la sordera profunda,
la cerrazón a todo,
que transcurre como lo más ajeno a un sollozo.
Tú, pobre hombre que duermes
sin notar esa luna trunca
que gemebunda apenas si te roza;
tú, que viajas postrero
con la corteza seca que rueda entre tus brazos,
no beses el silencio sin falla por donde nunca
a la sangre se espía,
por donde será inútil la busca del calor
que por los labios se bebe
y hace fulgir el cuerpo como con una luz azul si la noche es de plomo.
No, no busques esa gota pequeñita,
ese mundo reducido o sangre mínima,
esa lágrima que ha latido
y en la que apoyar la mejilla descansa.
De "La destrucción o el amor" 1932 - 1933
Vicente Aleixandre
Cansancio
A tu embate me rindo. Ya no lucho
por conseguir tu beso. Estoy cansado,
y a través de la carne luminosa
he conseguido ver. Saber de ti.
Tú, tan remota, tan alejada siempre
del caudal de esta sangre, te has entrado
como un viento en las venas y tu furia
desordenó la gracia de mis trigos.
Me llegan las palabras, de ti misma,
y en ti, cuajada, queda la mirada.
Soy un ajeno mármol que rechaza
tus calientes caricias de pantera.
Perseguías girar en mis hogueras,
azotarte en mis llamas, reclinarte
sumisa entre mis cardos violentos,
mientras la sangre choca y se devela.
Pero ya no es posible. Estoy cansado;
seco como una estrella. Ya no lucho.
Sonrío, contemplando hombres de sueño,
buscándote en callejas temerarias.
A tu embate me rindo. Ya no lucho
por conseguir tu beso. Estoy cansado,
y a través de la carne luminosa
he conseguido ver. Saber de ti.
Tú, tan remota, tan alejada siempre
del caudal de esta sangre, te has entrado
como un viento en las venas y tu furia
desordenó la gracia de mis trigos.
Me llegan las palabras, de ti misma,
y en ti, cuajada, queda la mirada.
Soy un ajeno mármol que rechaza
tus calientes caricias de pantera.
Perseguías girar en mis hogueras,
azotarte en mis llamas, reclinarte
sumisa entre mis cardos violentos,
mientras la sangre choca y se devela.
Pero ya no es posible. Estoy cansado;
seco como una estrella. Ya no lucho.
Sonrío, contemplando hombres de sueño,
buscándote en callejas temerarias.
Victoriano Crémer
La voz de uno nunca debe estrangular los pensamientos propios ni ahuyentar los ajenos.
Elizabeth de Austria
La universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.
Jorge Luis Borges
Vuestra virtud es vuestro propio ser, y no nada ajeno a vosotros; es piel y disfraz.
Friedrich Nietzsche
Nadie puede quedar ajeno a los cambios que el mundo empieza a experimentar a partir de ahora.
Paulo Coelho