Frases de Edward Gibbon

Mi temprano e invencible amor por la lectura no lo cambiaría por todas las riquezas de la India.
Entiendo por esta pasión la unión del deseo, la amistad y la ternura, que se inflama por una sola mujer, que le prefiere al resto de su sexo, y que busca su posesión como el supremo o la única fel...

Las leyes de la probabilidad, tan cierto en general, por lo falaces en particular.

El final llega cuando ya no nos hablamos con nosotros mismos. Es el fin de pensamiento genuino y el comienzo de la soledad final.

Pero el poder de la instrucción es rara vez de mucha eficacia, con excepción de aquellas disposiciones felices en los que es casi superfluo.

La historia es poco más que el registro de los crímenes, locuras y desgracias de la humanidad.

Su pobreza aseguró su libertad, ya que nuestros deseos y nuestras posesiones son las cadenas más fuertes del despotismo.

Los libros son los espejos que reflejan fieles a nuestra mente la mente de los sabios y héroes.

Un corazón para resolver, una cabeza de idear, y una mano para ejecutar.

La esperanza, el mejor confort de nuestra condición imperfecta.
Los diversos modos de adoración que prevalecieron en el mundo romano fueron considerados por el pueblo como igualmente verdaderas, por el filósofo como igualmente falsa, y por el juez de la misma ut...

Nuestro trabajo es la presentación de nuestras capacidades.

El valor de un soldado se encuentra que es la calidad más barata y la más común de la naturaleza humana.

La belleza es un regalo hacia el exterior que rara vez se despreciaba, excepto por aquellos a quienes se les ha negado.

La corrupción, el síntoma más infalible de la libertad constitucional.

El fanatismo destruye los sentimientos de la humanidad.

Estoy hecho ricos, ya que mis ingresos son superiores a mis gastos, y mis gastos es igual a mis deseos.
Siempre ha sido mi práctica de echar un párrafo largo en un solo molde, para probar por mi oído, para depositarlo en mi memoria, pero la suspensión de la acción de la pluma hasta que me había da...

Los principios de una constitución libre están irremediablemente perdidos, cuando el poder legislativo es nombrado por el ejecutivo.