Frases de Groucho Marx ( 6 )


Hija, ¿dónde conociste a ese tal Daniel? ¿En un ascensor? ¿Subía o bajaba? Porque cuando un ascensor baja produce una sensacion en el estómago que puede confundirse con el amor.

Con el paso de los años he ido simplificando mi vida hasta lo único que tiene una importancia capital: el juego y el sexo.

Ya soy viejo. Lo más guarro que mi mujer y yo logramos hacer es sentarnos el uno frente al otro y hacernos mutuamente la manicura.

La diferencia entre la política y el matrimonio es que en política has de acostarte con cualquiera.

Mi vida sexual se reduce a cartas de admiración tras mi último divorcio.

El otro día me encontré con dos leones y los sometí... Los sometí a una serie de ruegos y llantos.

Nunca olvido una cara. Pero en su caso, estaré encantado de hacer una excepción.

Salvo en la ropa, en los institutos de la belleza y en Sinatra, las mujeres no coinciden en nada.

Una mujer es un placer ocasional, sino un puro siempre es una cortina de humo.

El secreto de la vida es la honestidad y trato justo. Si usted puede fingir eso, lo tienes hecho.

No me casaré hasta que encuentre a la que me haga gozar más que una partida de póquer.

Los productores han leído el guion de 'Los hermanos Marx en el Oeste' y están dudando entre invertir su dinero en la película o abrir un burdel. Me he ofrecido como pianista.

El matrimonio es una institución maravillosa, pero ¿quién quiere vivir en una institución?

Cásate conmigo y nunca más miraré a otro caballo.

¡Cavar trincheras! ¡Con nuestros hombres cayendo como moscas! No tenemos tiempo para cavar trincheras. Las tendremos que comprar prefabricadas.

O usted se ha muerto o mi reloj se ha parado.

El verdadero amor solo se presenta una vez en la vida... y luego ya no hay quien se lo quite de encima.

Por experiencia propia, recomiendo encarecidamente a cualquier persona que sea rica, inteligente y divertida.

He escrito mis libros aprovechando los ratos interminables en que esperaba a que mi mujer se arreglara para salir a cenar.

Mi perro no me dirige la palabra desde que le mordí.