Frases de Yukio Mishima ( 2 )

Se trata, mas bien, de un vértigo mental, la conciencia de estar a punto perder el equilibro interno (...); era un impulso de suicidio, un impulso sutil y misterioso al que las personas se entregan m...

La belleza de la ciudad era, ni más ni menos, la belleza de sus heridas.

A menudo, el hecho de expresarnos en un tono leve revela con mayor profundidad nuestras intenciones más autenticas.

El vicio que ha perdido su brillo es cien veces más tedioso que la virtud que ha perdido su brillo.
Esperaba la muerte con una dulce esperanza. Como he mencionado más de una vez, el futuro presentaba una carga pesada para mí. Desde el principio me oprimía la idea de vida con todos los deberes que...

En realidad lo que estaba experimentando era la fatiga corrosiva de la negligencia, de la disipación, de una pereza corrompida y de una vida sin futuro posible.
Los pacientes, cada uno a su manera, pierden su sentido de la realidad, y para recuperarlo resulta imprescindible el apoyo de una realidad viva y desnuda, una realidad que funcione como electroshock.

El lapsus puede representar la causa fundamental de la represión.

Amar es buscar y ser buscado al mismo tiempo

¿Queréis tanto a la vida como para sacrificar la existencia del espíritu?

Eres una chica piadosa. Tal vez esa ésas la causa por la que pareces gozar de una paz interior tan grande. Tan grande que me da miedo...

El valor esencial (...) está precisamente en la capacidad de permanecer al acecho en las tinieblas de la muerte y la inquietud.

En realidad, el matrimonio podía ser para mí algo de extrema importancia, de una importancia capaz de ponerme los pelos de punta...

A veces, el ser humano encuentra más penoso divertirse que esforzarse.
Sentí entonces un gozo que casi podría definir como terror (...). Ésa ha sido, desde entonces, la actitud con la que me he enfrentado a la vida: querer escapar de todo lo esperado con excesivas ans...

Necesitaba consolarme. A menudo acudía a unas veladas que tenía lugar en casa de un viejo amigo aun sabiendo que solo me dejaban las heces de una charla vacía y un regusto amargo.

Las buenas maneras no presuponen la obediencia a la voluntad ajena.

Cualquier hombre, por fascinante que pueda ser, acaba por convertirse en ridículo a causa de su deseo sexual

En el mundo de sexo, no existe una felicidad única y establecida para todos.

Las emociones, en efecto, no siguen un orden fijo. Antes bien, y al igual que las partículas del éter, prefieren revolotear con libertad y flotar eternamente trémulas y cambiantes