De tanto soñarte, mi almohada ya se aprendió tu nombre y me recita de madrugada todo lo que te digo en sueños.
Estrellarme en tu boca sería un grave accidente, pero asumo con todo placer las consecuencias.
Eres lo que más pienso de día y de noche, porque mis sentimientos más fuertes ya llevan tu nombre.
La sonrisa que me falta hoy aquí, está allá colgando de tu boca.
Bésame y verás las estrellas, ámame y yo te las daré...