Gabriel García Márquez: Una pobre mujer consagrada al ...

Una pobre mujer consagrada al culto de sus defectos
Gabriel García Márquez
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Comprendí en seguida de una forma vivida, que ningún sueño, por horrible que fuera, podía ser tan malo como la realidad del campo que nos rodeaba y a la que estaba a punto de devolverle.

La regla de oro no encuentra límite de aplicación en los negocios.

El liderazgo es un privilegio para mejorar las vidas de los demás. No es una oportunidad para satisfacer codicia personal.

Mi madre era una maestra de escuela dominical. Así que soy un subproducto de la oración. Mi madre seguía orando por su hijo.