Primera Estación
Ya rindió una jornada la fiebre de mis brazos
y aún están los leones de mi numen erguidos:
los músculos alertas para nuevos zarpazos
y firmes los pulmones para nuevos rugidos.
Andrés Eloy Blanco
Lo terrible en cuanto a Dios, es que no se sabe nunca si es un truco del diablo.
La libertad está en ser dueños de la propia vida.
Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente.
La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.