I. Heywood: Nadie puede amar sus cadenas, ...

Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro.
I. Heywood
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Mientras la sociedad considera que la contemplación es lo más grave de lo que se puede acusar a un ciudadano, la cultura más refinada piensa que es la ocupación digna de un hombre.

De veras, nunca estoy solo. Tan solo estoy triste cuando tus ojos huyen del sitio en que debimos encontrarnos por la tarde.

Donde hay vida hay calor; donde hay calor vital hay movimiento de humores.

Todos aquellos planes que no sean trazados plenamente según todas las disposiciones del género, tienen que fracasar.