El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para se gobernados por los demás.
Herbert Spencer
No comprimas con mucha fuerza y vigor la mano de un niño tierno.
Los hombres se distinguen menos por sus cualidades naturales que por la cultura que ellos mismos se proporcionan. Los únicos que no cambian son los sabios de primer orden y los completamente idiotas.
Probamos el oro en el fuego, distinguimos a nuestros amigos en la adversidad.
Un loco pierde todo, menos la razón.