Adolf Hitler: No es verdad lo que importa, s...

El colmo de la infelicidad es ciertamente no ya deleitarse en las cosas vergonzosas, sino complacerse en ellas; cuando aquellos que fueron vicios se transforman en costumbres ya no hay remedio.

Quiero una fiebre, en la poesía: la fiebre, y la tranquilidad.

No podemos crear observadores diciendo 'observar', pero dándoles el poder y los medios para esta observación, y estos medios son adquiridos a través de la educación de los sentidos.

Creo que la mayor diferencia es que me he dado cuenta de los padres occidentales parecen mucho más preocupados por la psique de sus hijos, su autoestima, mientras que los padres inmigrantes difícile...