Ni soy una persona serena, ni siempre vivo impertérrito y a mi ritmo. Sólo es cuestión de mantener el equilibrio. De acostumbrarse a repartir debidamente el peso a ambos lados del fulcro. Puede que los demás me tengan por una persona fría. Pero mantener ese equilibrio es más arduo de lo que parece: el peso que las balanzas soportan no se aligera ni una pizca.
Haruki Murakami