Marie-Laure lee a Julio Verne en la conserjerÃa, en el baño, en los corredores. Lee en los bancos que hay en la galerÃa central y en cualquiera de los cientos de senderos de grava que hay en los ajrdines. Lee tantas veces la primera parte de Veinte mil leguas de viaje submarino qu eprácticamente se la acaba sabiendo de memoria
Anthony Doerr