Hubo una vez un poeta que se enamoró de una tal Beatriz. Las Beatrices producen amores inconmesurables.
Antonio Skármeta
«Soldado del Ejército Rojo: ahora estás en suelo alemán. ¡Ha llegado la hora de la venganza!». Era
Yo soñé que soñaba. Y soñé que despertaba del segundo sueño, del sueño soñado y decía: "Ah, fue un sueño", y creía estar despierto. Quizá la vida sea eso, un sueño metido dentro...
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día
Justo cuando el amor parece ser el tema de moda, el odio hace sonar su trompeta.