¿Cómo quieres que se vaya, si vino por ella?
Elena Garro
Le teníamos un miedo horrible porque sabíamos que estaba solo.
Aquella tarde de brumas y llovizna, Clara Barceló me robó el corazón, la respiración y el sueño. Al amparo de la luz embrujada del Ateneo, sus manos escribieron en mi piel una maldición que habr...
Se que odias la rutina un poco más que a la cocina.
Clara no volvió a hablar a su marido nunca más en su vida.