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Alessandro Baricco: Aquel hombre para el que todos...

Aquel hombre para el que todos en aquel pueblo vivían, se movía siempre en una burbuja de vacío. Como si un precepto tácito ordenara al mundo que lo dejaran vivir solo.

Alessandro Baricco

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A veces la poesÃa es el vÃ©rtigo de los cuerpos y el vÃ©rtigo de la dicha y el vÃ©rtigo de la muerte;
el paseo con los ojos cerrados al borde del despeÃ±adero y la verbena en los jardines submarinos;
la risa que incendia los preceptos y los santos mandamientos;
el descenso de las palabras paracaidas sobre los arenales de la pÃ¡gina;
la desesperaciÃ³n que se embarca en un barco de papel y atraviesa,
durante cuarenta noches y cuarenta dÃas, el mar de la angustia nocturna
y el pedregal de la angustia diurna;
la idolatrÃa al yo y la disipaciÃ³n del yo;
la degollaciÃ³n de los epÃtetos, el entierro de los espejos;
la recolecciÃ³n de los pronombres acabados de cortar en el jardÃn de Epicuro y en el de Netzahualcoyotl;
el solo de flauta en la terraza de la memoria y el baile de llamas en la cueva del pensamiento;
las migraciones de mirÃadas de verbos, alas y garras, semillas y manos;
los substantivos Ã³seos y llenos de raÃces, plantados en las ondulaciones del lenguaje;
el amor a lo nunca visto y el amor a lo nunca oÃdo y el amor a lo nunca dicho:
el amor al amor.

Y los que creen que la revoluciÃ³n se hace construyendo un nuevo edificio sobre los cimientos del viejo barracÃ³n estatal, que tengan al menos la sinceridad de decir que su positivismo los coloca en un terreno materialista que rechaza toda concepciÃ³n utÃ³pica.

Â¿Tus padres no te dan mucho cariÃ±o, Â¿verdad?
-No me hace falta - dije.
-Henry, todo el mundo necesita cariÃ±o.
-Yo no necesito nada.

Cien repeticiones tres noches por semana, durante cuatro aÃ±os -pensÃ³ Bernard Marx, que era especialista en hipnopedia-. Sesenta y dos mil cuatrocientas repeticiones crean una verdad. Â¡Idiotas!