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Anne Stuart: No soy un caballero y probable...

No soy un caballero y probablemente no sea lo que tú quieres, pero puedes estar segura de que voy a ser lo que necesitas

Anne Stuart

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En otro experimento, Lorch y Dan Anderson mostraron un episodio de Barrio SÃ©samo a dos grupos de niÃ±os y niÃ±as de cinco aÃ±os, con la diferencia de que uno de los grupos lo vio en una habitaciÃ³n repleta de juguetes muy atractivos desperdigados por el suelo. Como era de esperar, los niÃ±os que vieron el programa en la habitaciÃ³n sin juguetes estuvieron viendo la tele el 87 por 100 del rato, mientras que los niÃ±os de la otra habitaciÃ³n, llena de juguetes, sÃ³lo atendieron durante el 47 por 100 del tiempo que duraba el programa. Es decir, los niÃ±os se distraen con los juguetes. Pero cuando los investigadores quisieron ver quÃ© cantidad del programa eran capaces de recordar y comprender, los resultados fueron casi idÃ©nticos. Aquello los dejÃ³ perplejos. Se dieron cuenta de que los niÃ±os ven la tele de una manera mucho mÃ¡s sofisticada de lo que habÃan imaginado. Escribieron lo siguiente: Â«La conclusiÃ³n a la que llegamos fue que los niÃ±os y niÃ±as de cinco aÃ±os que estaban en la sala llena de juguetes veÃan la tele de una forma estratÃ©gica, distribuyendo su atenciÃ³n entre el juego y el seguimiento del programa, de manera que sÃ³lo miraban cuando aparecÃan las partes que para ellos tenÃan mÃ¡s carga informativa. Dicha estrategia era tan eficaz que, si hubieran prestado atenciÃ³n mucho mÃ¡s tiempo, casi no se habrÃa notado en el resultado.Â»

Â«Â¿Por quÃ© el diminutivo es seÃ±al de cariÃ±o? ?iba diciÃ©ndose Augusto camino de su casa?. Â¿Es acaso que el amor achica la cosa amada?

Es mucho mejor atreverse a cosas grandes, cosechar triunfos gloriosos aÃºn marcados por el fracaso, que aliarse con esos pobres espÃritus que ni mucho ganan ni mucho sufren porque habitan en la penumbra donde ni la victoria ni la derrota se conocen.

A veces recordamos durante siglos cierto momento que ya no volverÃ¡, que ha pasado, que estÃ¡ en la nada para siempre, y por el que pagarÃamos en prenda todo nuestro futuro