Como dijo una vez Mussolini 'La multitud no tiene que conocer; tiene que creer'. En referencia a la ecclesia fascista de creyentes y militantes, explicaba que 'es la fe lo que mueve montañas porque produce la ilusión de las montañas moviéndose. La ilusión es, quizás, la única realidad de la vida'. Lo que unía a los fascistas no era una doctrina sino una actitud, una experiencia en la fe, que se concretizaba en el mito de una nueva 'religión de la nación'.
Frances Stonor Saunders