Mary Beard: Así, el que un verdadero caba...


Así, el que un verdadero caballero estuviese respaldado por los beneficios de sus propiedades y no por el trabajo asalariado, que era inherentemente deshonroso, se convirtió en un cliché moralizante. El propio vocabulario latino captó la idea: el ansiado estado de la humanidad era el otium (no tanto el «ocio», como se ha traducido tradicionalmente el término, sino el estado de ser dueño del propio tiempo); cualquier tipo de «negocio» era su contrario indeseable, negotium («no otium»).

Mary Beard


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