Dices que quieres devolverme mi corazón pero es imposible aceptarlo de vuelta. ¿No lo ves? Es tuyo aunque no sepas apreciarlo.
Por ti me convertí en lo que siempre juré que no sería: una persona que vive de las migajas y de la sombra de un amor.
Entraste a mi vida solo para mostrarme un pedacito de la felicidad que nunca podré tener. Me enseñaste a amar pero también a llorar.
Lo que más me duele no es haberme enamorado de ti, sino haberlo hecho estando consciente desde un principio que no eras la persona correcta.
Si los seres humanos estamos hechos para amar, ¿entonces por qué me siento tan mal después de haberte dicho lo que siento?