Los niños son el recurso más preciado que tenemos en el mundo.
Si la lluvia llega hasta aquí voy a limitarme a vivir. Mojaré mis alas como el árbol o el ángel o quizás muera de pena.
Dios se desnuda en la lluvia como una caricia innumerable.
Se marchó bajo la lluvia. Sin decir palabra. Sin mirarme. Y me cubrí la cara con las manos. Y lloré.
En los días de lluvia el sol es un intruso imperdonable.