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Federico García Lorca: Quiero llorar porque me da la ...
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Federico García Lorca
Quiero llorar porque me da la gana.
Federico García Lorca
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A los que corren en un laberinto, su misma velocidad los confunde.
La injusticia, siempre mala, es horrible ejercida contra un desdichado.
No existe la guerra inevitable. Si llega, es por fallo del hombre.
Romance de Los Vanos Encuentros
No preguntes quién pone en este canto
un alma destinada al sufrimiento
y un pobre corazón que te ama tanto.
I
Bronces de las ocho y media
nos llaman cada mañana
-entre tu casa y mi casa-
de dos cornisas y un breve saludos de camaradas.
¡Estás tan bella, vestida
de crujiente espuma blanca
baje ese sol de las ocho
que te ciñe y que te alaba!
Sus amarillas saetas
bordan en tu pelo el aura
que me recuerda las leves
imágenes de las santas.
(Pienso que rezarte a ti
tal vez me salvará el alma...)
II
Las campanas matinales
ponen música en la senda
por donde a tu escuela vas,
por donde voy a mi escuela.
Tontamente, tontamente
me vuelve la vieja idea
cada vez que nos cruzamos
en nuestras rutas opuestas:
pienso en el ayer que ataba
con una risa dos sendas,
cuando jamás nos cruzábamos
tú y yo en camino a la escuela.
Con una misma campana,
con una misma existencia,
y por una misma calle
con sol de las ocho y media...
Para nosotros, entonces,
habÃa una sola escuela.
III
La señorita maestra
pasa vestida de blanco ;
en su oscuro pelo duerme
la noche aún, perfumado,
y en lo hondo de sus pupilas
yacen dormidos los astros.
Buenos dÃas señorita
del caminar apurado;
cuando su voz me sonrÃe
olvido todos los pájaros,
cuando sus ojos me cantan
se torna el dÃa más claro,
y subo la escalinata
un poco como volando,
y a veces digo lecciones.