Me quedas tú, la luz del sol y una maleta con tu amor
Amaia Montero
Todo esto confirma mi metafísica: el cuerpo no es malo, el alma sí lo es. El cuerpo es la sangre: es puro. El alma es el cerebro: es grasa. La grasa del cerebro inventó el mal.
Los recuerdos, con el tiempo, se vuelven un precioso tema de conversación y en su alma causará más efecto aquello que conmovió tan profundamente su sentir.
Sabía que nunca más podría volver a ser niño.
bajo la luz de la luna, que ni es luz ni es nada, solo un pálido reflejo del sol.