Un tercera evidencia es que ?afligía cada día su alma justa? (2 P. 2:8).
J.C. Ryle
Ay, las casualidades -dijo Quim respirando a pleno pulmón, como el titán de la calle Revillagigedo-, valen verga las casualidades. A la hora de la verdad todo esta escrito. A eso los pinches griegos...
Algunas eran amargas; otras, dulces. Algunas no eran prácticamente nada. Así es como son las cosas.
«La había traicionado ?aunque ella había comenzado a sospechar que la capacidad de traicionar al otro se asemeja a la capacidad de guiarlo?. En el fondo, antes o después cada uno de nosotros está...
Bebe hoy, y ahoga a toda pena;
Tal vez mañana no puedas.