Hildegarda de Bingen: Por lo tanto tú, ¡oh, hombre...


Por lo tanto tú, ¡oh, hombre!, di las cosas que veas y oigas; y escríbelas no según tu parecer ni según el de otro hombre, sino según la voluntad del que sabe, el que ve y el que dispone todas las cosas en los secretos de sus misterios.

Hildegarda de Bingen


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