El que quiera azul celeste, que se acueste.
Cuanto más planifique el hombre su proceder, más fácil le será a la casualidad encontrarle.
El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores.
Hay que regocijarse de que las espinas estén recubiertas de rosas.
Como no tenemos nada más precioso que el tiempo, no hay mayor generosidad que perderlo sin tenerlo en cuenta.