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Oscar Wilde: Sé tú mismo. El resto de los...
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Oscar Wilde
Sé tú mismo. El resto de los papeles están cogidos.
Oscar Wilde
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Hoy creo que debe ser el dÃa más difÃcil de mi vida, junto con aquellos momentos que vivà en la juventud.
Para cambiar radicalmente la conducta del régimen debemos pensar con claridad y valentÃa, puesto que si algo hemos aprendido, es que los regÃmenes no quieren ser cambiados. Nuestro pensamiento debe ir más allá que el de quienes que nos han precedido, descubriendo cambios tecnológicos que nos envalentonen mediante modos de actuar en que antes no pudieran haber sido utilizados. Primero, debemos entender qué aspecto de la conducta del gobierno o del neocorporativismo queremos cambiar o eliminar. En segundo lugar, debemos desarrollar una forma de pensar sobre esta conducta que tenga la suficiente fuerza como para llevarnos a través del lodazal del lenguaje polÃticamente distorsionado, hasta llegar a una posición de claridad. Por último, debemos utilizar este entendimiento para inspirar en nosotros y en otros un curso de acción efectiva y ennoblecedora?.
Asà que desandarÃa el camino que habÃa recorrido, recorrerÃa hacia atrás todo lo que habÃa avanzado, cruzando marisma resecas y lóbregas, sobrepasando al sargento feroz en el puente, atravesarÃa el pueblo bombardeado, seguirÃa a lo largo de la cinta de la carretera los kilómetros de onduladas tierras de labranza, buscando el camino a la izquierda en el lindero del pueblo, enfrente de la zapaterÃa, y tres kilómetros más allá saltarÃa la alambrada de púas y cruzarÃa los bosques y los campos hasta la estancia de una noche en la granja de los hermanos, y al dÃa siguiente, a la amarilla luz de la mañana, siguiendo el balanceo de pequeños valles y arroyuelos y enjambres de abejas y tomarÃa el sendero en cuesta que llevaba a la triste casona junto al ferrocarril. Y el árbol. Recoger del barro los andrajos de ropa quemada y rayada, los jirones del pijama y luego descolgarle, al pobre chico pálido, y hacerle un entierro decente. Un chico guapo.
Si cuarenta mil niños sucumben diariamente
en el purgatorio del hambre y de la sed
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres
ya es bastante grave
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraÃdos el horizonte neutro
pero en cambio es atroz
sencillamente atroz
si es la humanidad la que se encoge de hombros.