A menos que se me pruebe ?a mí tal como soy ahora, con mi corazón y mi barba y mi putrefacción? que, en términos de eternidad, importa un comino que una niña norteamericana llamada Dolores Haze fuera privada de su niñez por un maníaco, a menos que se me pruebe eso (y, si tal cosa es posible, la vida es una broma), no concibo para mi miseria otro tratamiento que el melancólico y muy local paliativo del arte expresado con claridad y concisión.
Vladimir Nabokov