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Mario Benedetti: Más que sus ojos, su mirada. ...

Más que sus ojos, su mirada. Miraba como queriendo decir algo y no diciéndolo.

Mario Benedetti

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Aproximadamente 70 por ciento de todos los presos proviene de hogares sin padre. [9] Alrededor de 80 por ciento de los violadores con problemas de ira viene de hogares sin padre. [10] Las estadÃsticas sobre la falta del padre fuera de la poblaciÃ³n carcelaria son igual de alarmantes. El 71 por ciento de estudiantes que abandonan la secundaria procede de hogares donde falta el padre; el 63 por ciento de los suicidios de adolescentes ocurre en hogares donde el padre es un abusador o estÃ¡ ausente. [11] En las zonas residenciales y suburbios de la ciudad, muchos padres han Â«desaparecidoÂ» ya sea por medio del divorcio, del abandono o de la indulgencia excesiva. Muchos padres ponen su carrera por encima de la familia, o aman mÃ¡s el campo de golf que a sus propios hijos.

No hay como compartir una almohada, eso aclara completamente las ideas; a veces hasta acaba con ellas, lo cual es una tranquilidad.

SÃ, ya sÃ© que Gudrun, salvo en los momentos de excitaciÃ³n, sentÃa un vacÃo en su interior. SentÃase insegura. Ãltimamente, sin embargo, habÃa tenido la impresiÃ³n de que, mediante el amor fuerte y violento de Gerald, vivÃa con plenitud. Pero cuando se comparaba con Ãrsula, el alma de Gudrum se sentÃa instatisfecha y celosa. Gudrun no estaba satisfecha, jamÃ¡s lo estarÃa.
Â¿QuÃ© le faltaba? El matrimonio, la maravillosa estabilidad del matrimonio. Dijera lo que dijese, querÃa esa estabilidad. HabÃa mentido. La vieja idea del matrimonio era correcta. El matrimonio y el hogar. Sin embargo, en sus labios se formaba una mueca cuando pronunciaba estas dos palabras. PensÃ³ en Gerald y en Shortlands, en el matrimonio y en el hogar. Bueno, mÃ¡s valÃa dejarlo. Gerald significaba mucho para Gudrun, pero... QuizÃ¡ no fuera mujer apta para el matrimonio. QuizÃ¡ fuera uno de esos seres exiliados de la vida, una de esas vidas errabundas y sin raÃces. No, no, eso no podÃa ser verdad. De repente, Gudrun imaginÃ³ una estancia de color de rosa, en la que un hombre apuesto, vestido de etiqueta, la tomaba en sus brazos, yendo ella con un hermoso vestido de noche, y la besaba a la luz del fuego del hogar. Dio el tÃtulo Â«HogarÂ» a ese cuadro. La factura del cuadro era acadÃ©mica".

El amor es fuego que quema sin ser visto.