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Joseph Conrad: Vivimos igual que soñamos: so...




Vivimos igual que soñamos: solos.

 Joseph Conrad


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¿Y qué es el amor? ¿Quién definió el amor? Amor definido deja de serlo...
En el pan es de día -murmura Johnny, tapándose la cara-. Y yo me atrevo a tocarlo, a cortarlo en dos, a metérmelo en la boca. No pasa nada, ya se: eso es lo terrible. Te das cuenta de que es terrible que no pase nada? Cortas el pan, le clavas el cuchillo, y todo sigue como antes. Yo no comprendo, Bruno.
Dime más cosas bonitas.
?Me gustas, Midori.
?¿Cuánto?
?Me gustas como un oso en primavera.
?¿«Un oso en primavera»? ?Midori volvió a levantar la cabeza?. ¿Qué es esto? ¡«Un oso en primavera»!
?Imagina que paseas sola por un prado y se te acerca un osito cn la piel aterciopelada y unos ojazos. De pronto el osito te dice: «¡Buenos fías señorita! ¿Quiere usted rodar conmigo?» Entonces tú y el osito os pasais el día entero rodando abrazados por una ladera sembrada de tréboles. Es bonito, ¿no?
?Muy bonito.
?Pues a mi me gustas tanto como eso.
Alberto caminaba de vuelta a su casa, ensimismado, aturdido. El invierno moribundo se despedía de Miraflores con una súbita neblina que se había instalado a media altura, entre la tierra y la cresta de los árboles de la avenida Larco: al atravesarla, las luces de los faroles se debilitaban, la neblina estaba en todas partes ahora, envolviendo y disolviendo objetos, personas, recuerdos: los rostros de Arana y el Jaguar, las cuadras, las consignas, perdían actualidad y, en cambio, un olvidado grupo de muchachos y muchachas volvía a su memoria, él conversaba con esas imágenes de sueño en el pequeño cuadrilátero de hierba de la esquina de Diego Ferré y nada parecía haber cambiado, el lenguaje y los gestos le eran familiares, la vida parecía tan armoniosa y tolerable, el tiempo avanzaba sin sobresaltos, dulce y excitante como los ojos oscuros de esa muchacha desconocida que bromeaba con él cordialmente, una muchacha pequeña y suave, de voz clara y cabellos negros