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Paulo Coelho: había terminado aceptando lo ...




había terminado aceptando lo que la vida le había impuesto de manera natural.

 Paulo Coelho


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Atreverse; el progreso se obtiene a este precio.

Todas las conquistas sublimes son, más o menos, premios al atrevimiento. Para que la Revolución exista, no basta con que Montesquieu la presienta, ni con que Diderot la predique, ni con que Beaumarchais la anuncie, ni con que Condorcet la calcule, ni con que Arouet la prepare, ni con que Rousseau la premedite; es preciso que Danton se atreva.

El grito «¡Audacia!» es un fiat lux. Para la marcha hacia delante del género humano es preciso que encuentre en las cumbres de la sociedad ejemplos permanentes y altivos de valor. La temeridad deslumbra a la historia, y es una gran luz para el hombre. La aurora es audaz cuando se eleva sobre el horizonte. Intentar, desafiar, persistir, perseverar, ser fiel a sí mismo, hacer frente al destino, asombrar a la catástrofe por el poco miedo que nos infunde, ya sea enfrentándose a los poderes injustos o insultando a la victoria ebria, resistir y persistir; he aquí el ejemplo que necesitan los pueblos y la luz que los electriza. El mismo formidable relámpago va de la antorcha de Prometeo al botafuego de Cambronne.
Sabías que la poesía no es jamás sólo tuya, como el amor, sino de todos; no es el poeta el que crea las palabras, decías y declamabas, es la palabra la que se le hecha encima y le hace poeta...
Tenía que ser hembra. De eso no quedaba duda. Guardaba un cierto parecido con las estatuillas de las diosas de la fertilidad que habían tallado hacía miles de años los hombres de las cavernas (...) Era la deriva continental con curvas. Empezó a cantar.
No sabía emplear con ellos más que tres medios inútiles siempre y frecuentemente perniciosos con los niños: el sentimiento, los razonamientos y el enojo.