Esopo: Una vez llegada la desgracia, ...

Una vez llegada la desgracia, de nada sirve quejarse.
Esopo
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¡Ah, el eterno femenino! Decía aquel señor cuya mujer nunca acababa de morirse.

La gran diferencia entre un gato y un mentiroso es que el gato tiene apenas nueve vidas.

No se debe cambiar de opinión si no se puede cambiar de conducta.

Los médicos pueden enterrar sus equivocaciones, pero un arquitecto solo puede aconsejar a su cliente plantar yerba.